Tiempo más rápido conocido

Karl Egloff y Nico Miranda ascienden el Makalu en 17 horas y 18 minutos

Los dos ecuatorianos completaron la escalada más rápida conocida de la quinta montaña más alta del planeta. Llevaron a cabo su ascensión sin oxígeno suplementario y regresaron al CB en un total de 25:48 horas.


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Karl Egloff y Nico Miranda han conseguido su objetivo de hacer cumbre en el Makalu (8.485 m) en una ascensión rápida non-stop sin oxígeno suplementario. Los dos ecuatorianos iniciaron su ascensión a las 21:15 horas de la noche del domingo 8 de mayo y se plantaron en la cima 17 horas y 18 minutos más tarde. Se trata del tiempo más rápido conocido en la quinta montaña más alta del mundo.


Dudas con el viento

Una de las claves de la ascensión ha consistido en elegir el mejor día para llevarla a cabo. Karl Egloff y Nico Miranda han tenido que estudiar con detalle las previsiones meteorológicas para intentar evitar el viento. Por un lado, como ellos mismos habían señalado, preferían realizar su intento por detrás de todas las expediciones comerciales y beneficiarse así de una huella perfectamente pisada, con lo que apuntaban al día 11 como la mejor opción.

Sin embargo, los malos pronósticos de viento excesivo previsto para el día 10 terminaron motivándoles a salir el 8 y tratar de llegar a la cumbre el 9 de mayo, intercalados entre la treintena larga de otros expedicionarios que se encuentran esta primavera en el Makalu. Eso sí, cuando partieron a las 21:15 horas del domingo todavía tenían muchas dudas acerca del viento.

Solos en la cima

Su progresión fue muy rápida hasta el campo 3, donde comenzaron a vérselas con un “viento delicado”, según cuenta el propio Karl Egloff, “con mucha nieve floja que volaba por el aire”. También en el C4 encontraron mucha nieve floja.

“A medida que íbamos subiendo, el viento fue aumentando y entramos al corredor francés con mucho viento”, nos relataba el ultrarunner y alpinista ecuatoriano, que recuerda que “a ratos te tocaba parar y taparte la cara, de tanto viento que había”.

“Sin embargo, a veces tenemos un ángel y, mientras subíamos el corredor francés, se despejó y nos dejó disfrutar totalmente solos la cumbre del Makalu en un día espectacular”, concluye. Al final, su reloj marcaba 17 horas y 18 minutos desde el inicio de la ascensión, el tiempo más rápido conocido en esta montaña.

Descenso al límite

La altura, el enorme esfuerzo realizado y el hecho de ir sin oxígeno suplementario se conjugaron para un descenso en condiciones límite. “Podríamos habernos metido dexametasona y bajar sin problemas, pero eso es darle una droga al cuerpo y nosotros queríamos hacerlo muy sanos”, reconoce Karl, quien señala que en la parte inicial de la bajada “teníamos que sentarnos cada tres pasos”.

Fueron bajando lentamente e incluso se detuvieron en el C2 para tomarse una sopa. Al final, llegaron al CB en 25 horas y 48 minutos, cansados, felices y con todos los dedos de manos y pies intactos.

Karl Egloff y Nicolás Miranda en la cima del Makalu tras batir el récord y dejarlo en 17 horas y 18 minutos (9 mayo 2022)
Karl Egloff y Nicolás Miranda en la cima del Makalu tras batir el récord y dejarlo en 17 horas y 18 minutos (9 mayo 2022)

Estas son algunas de las ideas que nos transmite en el podcast que acompaña esta noticia:

25 kilómetros y 3.000 metros de desnivel positivo

«Lo más difícil sin duda alguna fue llegar a los ochomil metros con las piernas cansadas, tras el desnivel y el kilometraje que has hecho, y afrontar la zona de la muerte donde a cada paso que das sientes un martillo en la cabeza y te das cuenta de que es muy difícil progresar, es muy duro moverte a esa altura. En total fueron 25 kilómetros de distancia, el cuerpo queda muy agotado en esas alturas, con casi tres mil metros positivos desde el campamento base superior que está a 5.700 metros, eso fue sin duda lo más duro, y el descenso, donde el cuerpo está agotado, te duele todo el cuerpo que está luchando con el estómago. Es una altura muy fuerte para moverte rápido».

«Nicolás es como mi hermano. Nos complementamos muy bien».

«Con Nicolás hemos hecho mucha montaña juntos, tenemos mucha confianza el uno en el otro, una amistad muy grande. Cuando decidí venir al Makalú pensé que era lo mejor, para ir al año que viene al Everest en cordada. Estar en la zona de la muerte con un compañero, sea uno sea el otro el que necesite ayuda, es vital. Nos movemos muy bien. A baja altura sin duda soy una persona más rápida, más atlética, pero Nico es una persona que tolera muchísimo la altura. Nos complementamos muy bien y da gusto estar acompañado. Hay ratos en que uno flaquea, el otro lidera y de eso se trata, de estar ahí animándote, de estar el uno pendiente del otro«.

«Nicolás es como mi hermano. Hemos pasado dieciséis años haciendo montañas juntos, qué mejor que haber podido compartir con él y con el gran equipo de Alpenglow que nos ha ayudado con toda la logística y nos ha hecho sentir más en casa».

«Nico es un deportista muy disciplinado. Una persona que entrena día y noche. Una persona que se ha puesto retos muy fuertes como el Aconcagua 360, que mantuvo varios años. En la montaña es una persona muy técnica. Es guía internacional UIAGM, es instructor de guías en el Ecuador. Es un experto en el manejo de cuerdas y de seguridad. Me complementa mucho como amigo. Desde que nos conocimos fue el que me introdujo en el speed climbing, me invitó al Cotopaxi, y allí me adentré en este deporte».

«Es un sueño de infancia haber podido dejar un récord en un ochomil «

«Para mi el Makalu significa muchísimo por dos factores. En primer lugar como un inicio en los Himalayas, algo que se me quedó muy ajeno por temas económicos mucho tiempo, por eso haber podido venir a la quinta montaña más alta del mundo, ver cómo el cuerpo funciona, ver que sí podemos rendir en altura y poner records me llena de ilusión. También es un sueño de infancia haber podido dejar un récord en un ochomil junto a Nicolás. Y me deja muy tranquilo, porque veo que es el camino perfecto para continuar con esto. Sin duda al año que viene va a ser el Everest el gran icono, la montaña en la que ya habíamos puesto el ojo hace muchísimo tiempo y ojalá se den las cosas».

«Lo único que no calculamos es el agotamiento indescriptible que tuvimos al bajar»

«El Makalu es el récord más importante que he hecho en mi vida al tratarse de un ochomil. Por todo lo que conlleva estar en la zona de la muerte en contrarreloj».

«Lo único que no calculamos es el agotamiento indescriptible que tuvimos al bajar. Era muy difícil avanzar, teníamos que sentarnos a tomar aire por la falta de oxígeno, a comer. A veces vomitábamos. El cansancio, el agotamiento a esa altura es increíblemente duro. Habría llevado comida expecífica para mantener un estómago estable, fuera de eso veo que hicimos bien las cosas».

«Fuimos muy conservadores respecto a la vestimenta y material que llevamos»

«Hicimos una buena elección respecto al material. Llevamos suficientes capas. Decidimos no ir con el traje de plumas, lo que fue acertado para poder moverse más ágilmente, por más que corras el riesgo del frío. Por lo demás fuimos muy conservadores. Llevamos tres litros de agua cada uno, comida para unas 12 o 13 horas, algunos pares de guantes, capas, gorros, algunas cosas de recambio, gafas y muchas otras cosas que es importante llevar».

«A ochomil metros avanzas a cien metros de desnivel a la hora, incluso menos»

«Clave en estas ascensiones de velocidad es llegar a ochomil metros con un buen tiempo, porque sabes que a partir de esa altura no vas a poder moverte muy rápido y va a ser contraproducente para tu organismo, para tu cerebro. La progresión hasta entonces son 300 metros de desnivel por hora, luego vas bajando, vas bajando, hasta llegar a los ochomil metros casi a 100 o 120 metros por hora, incluso a ratos vas a menos porque tienes que cuidar tu cuerpo y vas al límite totalmente»

«El Makalu: una montaña bellísima y técnica»

«Superimportante ganar tiempo donde se puede ganar y no hacerlo donde no puedes. El Makalu es una montaña técnica en la que en ciertos lugares no tienes que pensar en el tiempo, también porque a veces tienes gente en la ruta».

«La cumbre del Makalu es preciosa, superescarpada, expuesta por todas partes, es una montaña bellísima. Me voy enamorado de la montaña«.

Comentarios
1 comentario
  1. Hoy he oído por primera vez el término "corre-trepa'. ¿Sería aplicable a estos señores? ¿O habría que designar su actividad como ALPINISMO con mayúsculas? De verdad que no lo sé. Enhorabuena sea como sea.

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