Jonatan García y Esteban ‘Topo’ Mena estaban protagonizando una de las expediciones más interesantes de la temporada en el Himalaya de Nepal. El español y el ecuatoriano pretendían escalar terreno desconocido en el Gangapurna, en un estilo alpino puro y muy ligero, que no incluía ni tan siquiera cocinero o staff de campo base. Solamente ellos dos y el material que pudieran cargar en su mochila en total autonomía.
Escogieron el mes de marzo porque pensaban que las condiciones debían ser mejores que en plena primavera, pero apenas quince días después ya están de vuelta en Katmandú. Las condiciones no han sido lo que ellos esperaban y se han dado cuenta de que la montaña no les iba a dar ninguna oportunidad. Así pues, han tomado la decisión de regresar a casa y guardar el objetivo para una mejor ocasión en el futuro.
Así lo anunciaba Jonatan García en sus redes sociales:
Hasta aquí llegó nuestra aventura en el Gangapurna. Feliz de estar en un entorno tan salvaje y solitario con el mejor compañero, Esteban ‘Topo’ Mena, gente con la que se puede ir a cualquier lugar; pronto nos volvemos a ver para hacer lo que más nos gusta. Nos quedaron muchas cosas por hacer, volveremos a ese rincón tan preciado del Himalaya lo antes que podamos.
Por su parte, Esteban ‘Topo’ Mena ha publicado una larga explicación de la aventura en su blog, donde explica las grandes dificultades que se encontraron y que les obligaron a emprender la retirada mucho antes de lo previsto.
Una aventura breve pero intensa
La aventura ya comenzó diferente de lo planeado. Habían pensado llegar a pie hasta el CB; pero la falta de porteadores dispuestos a recorrer un peligroso camino, les llevó a tomar la decisión de instalar el campo base en el punto más cercano a la pared sur del Gangapurna en el que un helicóptero les pudiese dejar. Eso fue a unos 4.700 metros de altitud, el 6 de marzo.
Durante el siguiente par de días estuvieron instalándose y analizando las condiciones de la pared. Descubrieron que ninguna de las líneas nuevas que habían pensado ascender estaba bien formada y tan solo la ruta coreana ofrecía alguna opción, aunque se veía muy seca. Les quedaba también el recurso de ir a buscar la arista oeste.
Sin embargo, todos sus planes se fueron al traste el 9 de marzo, en las suaves pendientes nevadas que conducen a la pared. Querían llegar hasta los 6.000 metros para ver las condiciones y tomar algunas fotos. Después de progresar rápidamente hasta los 5.100 metros, se vieron inmersos en un infierno de nieve profunda y mala, tal como escribe el ‘Topo’ Mena:
Lentamente empezamos a tener nieve hasta la cintura, que a veces era lo suficientemente profunda como para mantenerte atrapado por un tiempo luchando para salir solo para que pudieras dar otro paso. Después de unos doscientos metros de esto, riéndonos cuando el otro parecía atrapado hasta el cuello, justo cuando nuestro GPS marcaba 5400 m, decidimos que esta vez no iba a ser posible.
