Las condiciones de la montaña invernal están dictando el guión a los alpinistas en la vertiente del Rupal del Nanga Parbat. Hervé Barmasse, David Göttler y Mike Arnold no tienen más remedio que adaptarse a ello con la mejor de las actitudes y tratar de hacer limonada con los limones que les toquen.
Su idea inicial consistía en elegir una de las dos rutas más directas existentes en esta cara de la montaña, ya fuera la Messner-Messner de 1970 o la Kukuczka-Heinrich-Lobodzinski-Carsolio de 1985. Sin embargo, tras analizar sus condiciones actuales, comprobaron que ambas eran impracticables debido a los seracs que las bloquean y su elevado riesgo de colapso y desprendimientos.
De hecho, durante esta fase de la expedición, su propio campo base recibió la onda expansiva de una gran avalancha y quedó cubierto por polvo de nieve. Una señal de alarma que los experimentados montañeros no podían obviar.

Cambio de CB y de ruta
Así las cosas, tomaron la decisión de trasladar su campo base unos siete kilómetros más a la izquierda de la misma vertiente del Rupal, sin perder altitud. Se mantienen a unos 3.500 metros, aunque están más cerca del inicio de la ruta Schell, que es su nuevo itinerario elegido para intentar la ascensión.
Esta ruta es la más repetida del Rupal. Es más larga que las otras dos y también mucho más segura. También ha sido la que más veces se ha intentado en invierno. De hecho, el propio David Göttler la intentó en su expedición con Simone Moro en invierno de 2013-2014. Entonces, alcanzó una cota máxima de unos 7.300 metros en un ataque final llevado a cabo con Tomek Mackiewicz.

El gran problema de la ruta Schell, especialmente en invierno, es la travesía de aproximadamente un kilómetro que realiza por la vertiente del Diamir, tras saltar la arista a más de 7.000 metros. De todos modos, David Göttler se mostraba optimista:
Estoy disfrutando el estar de vuelta en la ruta que intenté en el invierno de 2013-14. Es un poco como ver a un viejo amigo después de muchos años: el terreno ha cambiado aquí y allá, las condiciones son diferentes, estar aquí con Hervé Barmasse y Mike Arnold es diferente y, por supuesto, yo soy diferente. Estoy emocionado por ver cómo evolucionará todo esta vez.
De momento, han aprovechado de la mejor manera los dos únicos días de buen tiempo que ha habido, el 29 y el 30 de diciembre, tal como reseñaba Hervé Barmasse:
El mismo día [en que trasladaron el CB] por la tarde escalamos hasta 4.500 metros y al día siguiente hasta 5.670 metros… Las condiciones no eran buenas. Nieve polvo y riesgo de avalanchas. Pudimos también haber ido hasta 6.200 metros pero el 31 de diciembre, el siguiente día, iba a nevar y no hubiera tenido mucho sentido. Así que preferimos descender a 5.000 metros y pasar una noche más en un lugar seguro para una aclimatación perfecta y alcanzar el campo base en la víspera de año nuevo. Lo que más me sorprendió es que, después de casi 2.200 metros de desnivel, no estábamos ni tan siquiera a media pared. Pero… es lo que hay. ¡Todavía tenemos mucho tiempo para conseguir esta escalada tan divertida!
