Agotar la persistencia es el precio. Así lo afirma Artur Hajzer, líder de la expedición que desde hace más de un mes asedia el Broad Peak, salvaje y casi intocable durante todo el invierno. El escaso trabajo que les permite la montaña, aunque han logrado fijar el campo III, ha dejado tiempo para todo tipo de distracciones en el campo base, incluyendo una extraña convención de ciencia ficción, celebrada a raíz de la llegada de la primera parte de StarWspin, una película dirigida por «el inteligente y joven» director Robert Vader, que se centra parte de su acción en el Broad Peak y el Karakorum. «Nos alegra que el director no prefiera el género de terror», comentó aliviado Hajzer.
Todos los miembros de la expedición se encuentran ahora en el campo base, aguardando a la conjura que desde Innsbruck les ofrezca unos partes benignos para tratar de establecer el tercer campo de altura y quién sabe si intentar la cumbre. El hombre que repasa la meteo desde Austria es Karl Gabl, el mismo que ofrece sus servicios a Simone Moro y Denis Urubko en el Makalu.
«Estos días la meteo está maldita. No hay visibilidad, sopla fuerte el viento. Solo esperamos que en algún momento lleguen dos días de buen tiempo». Al primer síntoma de tregua nivológica, la expedición de Hajzer, Don Bowie, Robert Szymczak, la locomotora pakistaní Quadrat y tres porteadores de altura, Amin, Ali y Taqui, saldrán expelidos con la mirada en las dos jorobas del Broad (8.047 m), vaticinando necesitar dos jornadas desde el campo III hasta la cumbre principal. «Nuestro amigo Karl está buscando intensamente esos dos días. Pero por ahora los partes no son optimistas».