Los italianos François Cazzanelli, Matteo della Bordella, el suizo Silvan Schüpbach y el francés Symon Welfringer acaban de iniciar una de las expediciones más interesantes de la temporada de verano en el Karakórum. El cuarteto de alpinistas de alto nivel no requiere presentación y el objetivo que han escogido, tampoco. Se trata del Baintha Brakk, más conocido como Ogro, y sus 7.285 metros.
Sus planes pasan por llegar al campo base la próxima semana y realizar una aclimatación a la altura en las montañas de los alrededores. Esperan contar con una buena ventana de buen tiempo que les permita intentar la ascensión durante el mes de julio. No han desvelado hasta ahora cuál es su objetivo concreto en cuanto a línea de ascensión. Deberán esperar a comprobar de primera mano cuáles son las condiciones para tomar una decisión definitiva.

Una primera llena de épica
La primera ascensión de esta montaña corresponde a los británicos Chris Bonington y Doug Scott, en 1977, tras los infructuosos intentos de 1974 (expedición japonesa), 1975 (grupo británico liderado por Don Morrison, que también encabezó el reconocimiento de las caras norte y sur en 1971) y 1976 (nueva tentativa japonesa a la cara suroeste).
Después de haber alcanzado la cima oeste y realizar un vivac en una cueva de hielo junto a Mo Anthoine y Clive Rowland, Bonington y Scott atacaron la técnica torre somital, llegando a la cumbre al atardecer. Después vendría un dramático descenso que forma parte de la historia del himalayismo internacional.
Fruto de una caída durante un rápel, Doug Scott se fracturó ambas piernas, convirtiendo el descenso en una auténtica lucha por sobrevivir. El tiempo empeoró radicalmente, y tras varios días atrapados en la cueva de nieve, el cuarteto británico retomó sus pasos hacia la cumbre oeste. Un nuevo vivac y al día siguiente iniciaban el descenso del Pilar Sur hasta el collado que atraviesa hacia la arista oeste, por la que habían ascendido.
Bonington sufre otra caída, rompiéndose algunas costillas y la escasa visibilidad les impide atravesar el collado y los retiene dos días en las tiendas del último campo de altura. Ya en las cuerdas fijas, pero muy debilitados, reiniciaron un descenso que obligó a Doug Scott a recorrer sobre manos y rodillas los cinco kilómetros de glaciar y morrenas que separaban el campamento base de la pared suroeste del Ogro.
Otras dos cimas y un Piolet d’Or
La segunda ascensión del Ogro tardó otros 24 años en llegar, hasta el año 2001. Thomas Huber, Iwan Wolf y Urs Stöcker volvieron a plantarse en la cima del Baintha Brakk tras haber escalado el anhelado Pilar Sur hasta la cima (una expedición francesa lo resolvió en 1983, pero se volvieron sin la cumbre). La expedición germano-suiza tuvo inicialmente sus diferencias con un grupo estadounidense liderado por Hans Johnstone, que había elegido la misma ruta, pero finalmente regresó con la nueva ruta y con la primera ascensión al Ogro III.
Durante aquella primera década del siglo XXI, también Al filo de imposible intentó la ascensión del Ogro pero las peligrosas condiciones de la parte alta de la montaña motivaron la retirada de Alberto Iñurrategi, José Carlos Tamayo y Jon Beloki en su intento final. Quienes no se retiraron fueron Hayden Kennedy y Kyle Dempster en verano de 2012, que abrieron una nueva ruta en la cara sur y terminaron llevándose un Piolet d’Or 2013 por ello. No obstante, en 2016, Kyle Dempster perdería la vida en la cara norte del Ogro II junto a su compañero Scott Adamson.