Sergi Mingote se prepara para sus expediciones de 2020
Sergi Mingote se prepara para sus expediciones de 2020
Sergi Mingote se prepara para sus expediciones de 2020
Sergi Mingote se prepara para sus expediciones de 2020
Sergi Mingote se prepara para sus expediciones de 2020
Sergi Mingote en una charla ante alumnos de instituto
Sergi Mingote en una conferencia
Sergi Mingote se prepara para sus expediciones de 2020
Ascender los catorce ochomiles sin oxígeno en mil días es el objetivo que daría a Sergi Mingote un récord mundial más que notable. La marca actual está en poder del coreano Mr. Kim, quien completó los Catorce sin oxígeno en 7 años 10 meses y 6 días… es decir, casi 3.000 días.
La cuenta de Sergi Mingote comenzó el 16 de julio de 2018 en la cima del Broad Peak y, desde entonces ya suma siete ochomiles. Esta primavera planea comenzar a tachar los otros siete que le quedan por el Annapurna y el Makalu. Para lograrlo, el alpinista catalán lleva a cabo una preparación exaustiva y cuidadosamente planificada, que empieza con los entrenamientos en montañas cerca de casa, continúa con una aclimatación amable en los Andes y termina con la logística austera que suele aplicar en sus expediciones.
Hablamos con él para comentar los detalles poco antes de su partida hacia
Chile, la semana que viene.
Estás a punto de comenzar la
temporada y retomar el proyecto 14×1000. ¿Cuándo y hacia dónde partes?
Salgo la semana que viene, el
19 de febrero, hacia Chile. Repetiré el proceso de aclimatación que realicé
para el Lhotse el año pasado. La idea era reunirme allí con el chileno Juan
Pablo Mohr, pero se ha lesionado escalando y no podrá ser. Iré con dos miembros
de la asociación No Limits contra el cáncer infantil (Juan José Cordo y Chemo
Burruezo) y con los alpinistas Carlos Garranzo, Jordi Gual y Pepe Pardo.
Queremos escalar varios volcanes de entre 6.000 y 7.000 metros de la zona de
Atacama, como el Copiapó (6.052 m), el Ojos del Salado (6.893 m) y la travesía
del Tres Cruces (6.748 m). La intención es aclimatar y además hacerlo en un
lugar más fácil, ya que está en el hemisferio sur.
Una vez completada la aclimatación,
¿qué sigue?
Vuelvo a casa el 5 de marzo y
me quedo hasta el día 28, cuando cojo un vuelo hacia Nepal para intentar
enlazar el Annapurna y el Makalu, con dos compañeros con quienes ya he
compartido expediciones anteriores como son Carlos Garranzo y el italiano
Mattia Conte.
¿Cuál es el plan?
Intentaré ascender el
Annapurna antes de finales de abril y después iré al Makalu. Como siempre, por
rutas normales, en estilo ligero y sin oxígeno.
Será duro…
Será un año duro, porque
contemplo ascender cinco ochomiles y, después de los siete que ya llevo [tres
en 2018 y cuatro en 2019], tenemos que ver cómo responde el cuerpo, porque
nadie ha hecho algo así nunca.
¿Cuáles son los otros ochomiles
del año, además de Annapurna y Makalu?
El 15 de junio me iré al
Gasherbrum I, el último que me queda en Pakistán; descansaré en agosto, y en
otoño intentaré dos más: el Cho Oyu y el Kangchenjunga.
Un programa bastante intenso
para este 2020.
Será un año muy apretado, no
solo en las montañas, sino también por la promoción de mi libro A Pulmón (ed. Desnivel, 2019), que está
funcionando muy bien, conferencias, charlas en institutos, coaching… Estoy contento, porque esta es mi manera de ganarme la
vida, pero el nivel de exigencia es alto y también tengo que encontrar los
momentos para poder entrenar.
¿Cómo te encuentras físicamente?
Las pruebas físicas están
saliendo muy bien. Tengo unas pulsaciones en reposo de 36, que hacía mucho
tiempo que no las daba. Creo que mi cuerpo se está volviendo más económico.
Pero tengo que ir con mucho cuidado, porque la salud es fundamental. La
aclimatación en Chile me irá bien para ir luego al Himalaya en condiciones
óptimas.
Hablemos de tu primer objetivo:
el Annapurna está considerado el ochomil más peligroso. ¿Sientes algo de miedo,
respeto…?
Respeto, siempre. No hay que
perderle nunca el respeto a la montaña, es muy importante. El Annapurna es una
montaña muy peligrosa y estoy valorando la posibilidad de ir por una variante para
salvar la zona con más exposición por la misma vertiente de la ruta normal.
También soy consciente de que si quiero enlazar dos ochomiles en primavera,
tendré que subir al Annapurna antes de que acabe el mes de abril. Y luego ir en
un estilo más alpino al Makalu.
¿Qué quieres decir con estilo
alpino?
Cuando empalmo dos ochomiles,
en el segundo siempre intento ir lo más rápido posible, saltando campamentos de
altura. En el Makalu –donde por cierto se nos unirá Íñigo Castiñeyra– tengo
previsto ir directamente del CB al C2, de allí al collado del Makalu La y a la
cima. El objetivo es intentar llegar con la máxima energía posible. Por eso
intento llevar una planificación muy cuidadosa. También procuro evitar que
otras expediciones puedan ralentizar mi ritmo durante el ascenso, por ejemplo
haciendo la primera cima de la temporada, como ya hice en el Dhaulagiri, el Manaslu,
el Broad Peak o el Nanga Parbat.
En ese sentido, la logística
cobra mucha importancia. ¿Es la parte más compleja?
La logística siempre es
compleja, pero el proyecto es muy austero y personal. Básicamente, yo me
encargo de mi propia logística de ascensión y de mi material. Intento ir lo más
ligero posible y ser rápido. La velocidad también es seguridad. Seguiré el modelo
de los siete primeros ochomiles que ya he hecho, pues tener esa experiencia es
importantísimo.
¿Y la logística de campo base?
Contrato los servicios de
campo base y ya está.
Tu proyecto es único y con mucha
diferencia respecto al tiempo que otros tardaron en completar los Catorce. ¿Por
qué crees que nadie lo ha hecho antes?
Hay muchas cosas que no se
hacen por lo que se pensaba antes desde la perspectiva de la fisiología humana.
Se pensaba que el cuerpo no recuperaba tan rápido y que, entre dos ochomiles,
había que descansar un tiempo determinado… Se van rompiendo modelos y estoy
seguro de que lo que hacemos ahora de aquí a unos años se hará más rápido y con
un estilo más minimalista. Los límites solo están en la cabeza.
Por otro lado, tengo que decir que los 1.000 días son solamente un número redondo que tampoco hace falta que sea estrictamente ese. Si lo hago en tres o cuatro años o en 1.200 o 1.400 días también estará bien. El récord de Chang-ho Kim está en 7 años 10 meses y 6 días… Lo más importante es demostrar que el alpinismo sin oxígeno a más de 8.000 metros existe y reivindicar que es posible ir rápido y enlazar cimas. Es enfrentarse a la montaña de una manera más limpia; es algo bonito, sostenible y limpio. Eso sí, sin oxígeno es todo más difícil, más lento, más frío… y eso me motiva, me pone a prueba.
Hoy en día encontrarse a genet
que piense como tú no es habitual en los campos base de los ochomiles, con
mucha gente inexperta y con oxígeno. Por ejemplo, Nirmal Purja ha realizado un
proyecto parecido pero con un estilo totalmente diferente. ¿Qué piensas al
respecto?
Hay que ser respetuoso con
todos los proyectos. Tengo muy buena relación con Nims y lo respeto mucho
porque fue honesto desde el principio y eso es algo que a menudo echo de menos.
No me gusta tnato, cuando llego a un campo base y me encuentro a gente
aprendiendo a ponerse los crampones. Me parece un despropósito. Se ha roto el
modelo del centro excursionista en el que nos educamos, que comienza ascendiendo
cimas cerca de casa, en los Pirineos, luego los Alpes, luego un 5.000 m, un
6.000 m, un 7.000 m y solo luego te lleva a una gran montaña del Himalaya. Algunos
se piensan que, con mucho dinero, pueden subir montañas como el Everest. Pero
el resultado son, por ejemplo, los once muertos del año pasado en el Everest
sin que hubiera accidentes. No es bueno y se debería regular. Hay que volver al
origen y valorar la progresión.
En este número: MONTGRONY Santuario de roca. NUEVA VÍA EN EL MONTE RORAIMA Aventura integral. KUNTUR SAYANA Caliza virgen en Perú.…