Mariano Galván habla con frecuencia de Escaladores de la libertad (Ediciones Desnivel), la historia que resume la edad dorada del alpinismo polaco y que para él trata de tipos tenaces y de mente dura que persiguieron sus objetivos con la fuerza de un alud. También reivindica el alpinismo de Reinhold Messner o Erhard Loretan, “ese que se abandonó en los 90 y que hay que volver a poner en el lugar que merece”. Con estos referentes, hace unos meses se atrevió al lanzar un ataque en solitario al Manaslu que tuvo dos partes.
La primera, después de que se torcieran las cosas al intentar abrir una vía junto a Alberto Zerain. Ambos habían avanzado 1.400 metros y fijado 260 metros de cuerda cuando les desapareció parte del material que necesitaban para seguir, y la frustración llevó a Mariano a ascender durante varias jornadas sin su compañero y sin el material adecuado. El intento no tuvo éxito, y le dejó con las fuerzas tocadas.
No obstante, volvió a intentarlo al cabo de los días. De nuevo en solitario, aunque en esta ocasión confiaba e encontrar por el camino a su compañero Zerain, quien había lanzado el ataque un poco antes. Nunca se encontraron pero ambos pisaron la cima. De los detalles de esta expedición con tantos puntos de giro habló en su visita a la Librería Desnivel.
Hombre, será una azaña, pero un 8000 en 27 horas no es un 8000 en el dia. A menos que el 8000 esté situado en Mercurio o en Venus, donde un dia dura 1407 y 5832 horas terrestres, resprectivamente.
Impresionante, digno del mismísimo Kukuczka, a quién él mismo cita en su conferencia… ¡¡No lo prueben en sus montañas…!!