EXPEDICIÓN INVERNAL AL NANGA PARBAT
Ferran Latorre: “El Nanga Parbat en invierno es como volver atrás 50 años en la historia del alpinismo”
El Naga Parbat todavía está pendiente en la lista de ochomiles de Ferran Latorre. Este invierno parte de expedición con álex Txikon, Janusz Golab, Ali Sadpara y Daniele Nardi con un objetivo doble: borrarlo de su lista personal y conseguir la primera invernal de la historia.
Ferran Latorre a su llegada al C2 del G1 el 21 de julio de 2015
Ferran Latorre y Yannick Graziani descansan en su tienda del C2 del G1
Ferran Latorre
Ferran Latorre en la cima del K2
Ferran Latorre llegando la cima del K2
Ferrán Latorre filmando en la parte superior de la Cascada de Hielo del Everest (2011)
Ferrán Latorre
Una imagen de archivo de Miguel Ángel Pérez con Ferrán Latorre en el campo base del Everest (2011). Coincidieron en el K2 (2004) donde fallecería Miguel Ángel Pérez.
Ferran Latorre en la cima del Cho Oyu
Parece que será a mediados de diciembre cuando Ferran Latorre partirá hacia el Nanga Parbat junto a Álex Txikon, Janusz Golab, Ali Sadpara y Daniele Nardi. Es una de las tres montañas que le quedan para completar su proyecto de los catroce ochomiles (junto al Everest y el Makalu) y ha decidido buscar el plus invernal “para hacer algo más bonito y auténtico”.
Ya tienes experiencia invernal en el Himalaya, en 2003 estuviste en el Broad Peak. ¿Cómo fue?
Fue una experiencia mala porque hizo mal tiempo, estuvimos más de 20 días en el campo base. Creo que fueron justo 21 días seguidos de mal tiempo, fue un dato que se me quedó grabado. No es un mal tiempo de metros y metros de nieve acumulada, la gente piensa que es así. En realidad había mucho viento en altura y cielos cubiertos, sin grandes nevadas. El viento y la ausencia de sol crean un ambiente desolador.
¿Y te motiva volver a ese ambiente?
Me motiva el reto. Dentro de mi proyecto de hacer los catorce ochomiles siempre me ha motivado hacer algo distinto en alguna de las cumbres y esta es una ocasión distinta para hacer algo más bonito y auténtico. No es que vayamos a hacerlo en estilo alpino puro, va a ser en estilo ligero, pero sí está la idea de subir un ochomil muy solos y con un entorno hostil. Es como quitarle 50 años a la historia del alpinismo. Ahora tenemos mucho mejor material y avances, así que ir en invierno es parecido a como pudieron ir los alpinistas en los años 50.
«Sé que es una montaña muy técnica en la primera parte»
¿Cómo han sido tus últimos ochomiles?
Ha habido de todo, la última en el Gasherbrum I ha sido muy bonita. Había poca gente, la única expedición que había decidió irse a casa a mitad y en el monte estábamos tres alpinistas solos. Ha sido una expedición muy bonita y auténtica, como las de antes, abrimos nosotros la ruta, la huella e hicimos cumbre los tres solos.
¿Cómo te imaginas el Nanga Parbat?
Es la primera vez que voy y lo desconozco totalmente. He leído mucho y he hablado con gente que lo ha escalado, como Nacho Orviz, con quien he conversado muchas veces. Sé que es una montaña muy técnica en la primera parte y sé que arriba es fácil pero muy largo.
Hay veces que lo de fácil o difícil es muy variable…
Sí, me ha costado más subir al Gasherbrum I este año que al K2 el año pasado. Quiero insistir en esto: las condiciones y la gente que te encuentras son muy determinantes. Un ochomil relativamente fácil, si vas solo, puede ser muy difícil. Cuando estuve en el K2 había muchas expediciones y, psicológica y físicamente, saber que tienes el apoyo de mucha gente marca una diferencia enorme. Sinceramente, hace más ilusión subir al K2 aunque sea con mucha gente, es una montaña mítica. Pero como ascensión, la del Gasherbrum I la recuerdo como más bonita porque estuvimos solos muchos días…
«Nos hemos pasado un poco de dar la imagen del himalayismo masificado»
¿Has estado solo más veces?
En mi trayectoria del Himalaya he tenido la suerte de estar muchas veces solo. En el intento al corredor Hornbein con Juan Vallejo y Alberto Iñurrategi no había nadie además de nosotros en todo el Everest. Las dos veces que he estado en la cara sur del Shisha Pagma también estábamos solos. En el Pilar Oeste, igual, y en el Annapurna en 1999 éramos solo dos expediciones. He vivido un poco de todo porque en otras montañas he estado con mucha gente.
¿Hay una falsa imagen de masificación en el Himalaya?
Nos hemos pasado un poco de dar la imagen del himalayismo masificado. Creo que es por culpa del Everest. La gente se cree que en todos los lugares es como ahí. Todavía te encuentras años en los que estás bastante solo, aunque por cuestión demográfica cada vez será más difícil. Es verdad que también veníamos de unos años de bonanza económica y de estabilidad política en Pakistán, y eso también influye en el número de personas. Este año, en el Gasherbrum I, había dos tiendas en el campo 1, pero los porteadores nos decían que otros años eran 30 o 40. Seguramente volveremos a eso pero ahora estamos en unos años de parón.
¿Te molesta la masificación?
Yo solo critico que sabe mal que haya una excesiva comercialización de los ochomiles, que se facilite tanto, que haya tantos medios para subir porque desmerece a las expediciones. No es lo mismo subir el Gasherbrum I como lo he subido yo que como se hacía hace dos años, cuando los de Seven Summits pusieron cuerdas fijas. Pero también hay que decir que yo también me he beneficiado de esas cosas, como en el K2 o en el Everest. Si me dejaran elegir prefiero lo de antes, pero no quiero ser hipócrita porque yo también me he beneficiado de lo que hay ahora. No lo critico pero sabe mal, es una pequeña pena.
¿Qué te parece la regulación que acaba de anunciar el Gobierno de Nepal?
La cuota que quiere poner Nepal me parece bastante acertada. No me parece bien el criterio de la edad porque no tiene demasiado valor, pero sí creo que podrían pedir cierto curriculum para subir al Everest, haber subido otro ochomil antes. Sería beneficioso para ellos porque obligaría a la gente a ir varias veces a Nepal si quieres hacer esa montaña.
«Me haría ilusión acabar con el Everest, es la montaña que soñaba con escalar cuando era pequeño»
Si ponen el límite en los 75 años, alpinistas como Carlos Soria se quedarían fuera de los alpinistas aptos. ¿Qué opinas?
Me parece ridículo. Se podría pedir haber hecho un ochomil en los últimos diez años, por ejemplo, que es una manera de quitarte gente que no está en forma por la edad. Y a la vez, abrir el paso a gente más mayor que sí tiene la forma física.
A ti te queda tres montañas por coronar, el Everest entre ellas.
Me queda el Nanga Parbat, el Makalu y el Everest. Me haría ilusión acabar con el Everest, es la montaña que soñaba con escalar cuando era pequeño y es una forma bonita de terminar mi proyecto.
Si tienes suerte con el Nanga, ¿Cuándo has pensado intentar las otras?
El Makalu en primavera. Hay una posibilidad de intentar reservar un permiso en el Everest también en primavera, pero lo veo difícil. Lo tengo en la cabeza pero ya veremos si puedo hacer los dos.
¿Qué tal te llevas con las redes sociales cuando estás de expedición?
En esta expedición vamos a mandar mucha información porque llevamos internet en le campo base. Es importante comunicar para nosotros, además, a mí me gusta contar lo que estamos haciendo. No solo me gusta hacer la acción sino también comunicarla. El cómo lo cuento es otra historia. Me gusta mucho hacerlo con imágenes y con un lenguaje más pausado y literario en el blog. También disfruto contando lo cotidiano a través de tweets, es todo una mezcla a la que cuesta poner orden y prioridades con todas las labores que hay que hacer en una expedición. La idea es no caer en el exceso de contar cosas muy profundas pero tampoco una serie de banalidades.
En este número: LA NOVIA DEL CAPIT N Emily Harrington • UN SIGLO DE Crampones • LA TRAVESÍA ALPINA DE Uel…