EXPLORANDO

El equipo aragonés en el pilar Oeste del K7(6.934 m)

No han podido cumplir su objetivo. En cambio, el equipo aragonés;Cecilia Buil, Miguel Anta y Rubén Calvo repitió casi íntegramente la vía eslovena (6b+/A2) al pilar Oeste del paquistaní K7, teniendo que abandonar a 100 de su final.

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Cecilia Buil. Pilar Oeste del paquistaní K7Cecilia Buil. Pilar Oeste del paquistaní K7

La idea origina consistía en abrir en el pilar Oeste, una cumbre secundaria de 6.300 m del complejo macizo del K7. Para ello eligieron su pared suroeste, de unos 700 u 800 m, para después continuar por una arista de unos 1.000 m hasta la cumbre del pilar. Después de portear el material hasta 4.600, escalar parte del muro inicial y fijar el L1 a 4.800 m, comienza el mal tiempo y se retiran. La ventana de inestabilidad vino acompañada de una subida notable de las temperaturas, lo que provocó que comenzaran a caer grandes bloques helados por la pared y el cambio de planes por parte de los aragoneses.

Eligieron otra línea de ascenso unos cien metros a la derecha, un trazado a salvo de la caída de carámbanos gigantes. Unos americanos les informan de que esa era una ruta abierta por unos eslovenos: Luna ( 1.400 m, 6b+/A2+). Nuevo porteo hasta los 4.850 m y de nuevo a fijar cuerdas. Suben todo el equipo de vivac y comida hasta el campo 2, donde pasan la noche. Fueron seis días de escalada lenta y pelea con las condiciones (fisuras romas, muy sucias y mojadas, barro…) y problemas para encontrar agua. No suben hamacas, solo sacos de dormir y esterillas, ya que las reuniones no eran sólidas. Esto les haría descender en caso de mal tiempo.

Cecilia Buil por encima del campo 2Cecilia Buil por encima del campo 2

El 19 lanzan el ataque definitivo. La temperatura había subido mucho. Encuentran hielo medio desecho en las fisuras y varios tramos mojados hasta el L20. A partir de allí el carácter de la vía cambia, pasa a ser muy tumbada, con nieve blanda sobre la roca y gran cantidad de agua corriendo por todos lados. Se quedan a algo más de 100 m para llegar al final de la vía de los eslovenos; habían resuelto 1.200 m de roca.

El día 20 a las 12 y media de la noche se puso a nevar, lo que les obliga a escapar sin apenas haber dormido en las últimas noches y a montar varios rápeles para descender con todo el material, unos 60 kilos. Tras muchos rápeles (los eslovenos llevaban cuerdas de 70 m y ellos de 60) y el enganche de una cuerda, finalmente alcanzan el campo base al mediodía.

 

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