En 1990, Hans Kammerlander y Diego Wellig realizaron un notable descenso en esquís del Nanga Parbat (8.125 m). Después de haber ascendido la exigente vertiente Diamir, llevaron a cabo su bajada a través de la misma ruta Kinshofer. Sin embargo, no consiguieron lanzarse con sus esquís desde la misma cima, sino que se vieron obligados a descender los 100 metros superiores escalando antes de calzarse los esquís a unos 8.025 metros. Desde allí, se deslizaron hasta el campo base, casi 4.000 metros más abajo.
En 2008, el alemán Luis Stitzinger intentó mejorar la actividad realizada por los pioneros 18 años antes, pero no lo logró. Su descenso comenzó en la cota 7.850 m, a través de la parte central de la vertiente Diamir, por una línea independiente que sigue en paralelo la ruta que Messner siguió en solitario en 1978.
Dos candidaturas en 2019
Con este contexto histórico, se plantaron dos equipos este verano en el campo base del Nanga Parbat. El objetivo común –aunque no compartido– era completar el primer descenso integral de la montaña desde la misma cumbre. El ansiado récord no ha llegado, aunque ambos han firmado aventuras sensacionales y han conseguido esquiar más arriba de lo que lo hicieron Hans Kammerlander y Diego Wellig en su día.
Por un lado, lo intentaban los franceses Tiphaine Duperier y Boris Langenstein, que ya realizaron el primer descenso en esquís del Ama Dablam (junto con Carole Chambaret) y que llegaban aclimatado tras haber completado también el primer descenso en esquís del Spantik (7.027 m).
Por otro lado, el italiano Carlo Alberto ‘Cala’ Cimenti se unía a los rusos Vitaly Lazo y Anton Pugovkin, inmersos en el proyecto Death Zone Freeride y que ya contaban con el descenso del Manaslu en 2017.
Competencia, cumbre y descensos parciales
La competitividad ha marcado la relación entre ambas expediciones. Mientras Cala Cimenti y los rusos cooperaban con las otras expediciones presentes en el campo base, los franceses han ido siempre por su cuenta. De este modo, lanzaron antes que nadie su propio intento de cumbre. Partieron con los esquís a la espalda el 26 de junio y lanzaban su primera tentativa el 29 de junio, aunque se vieron frenados a 8.000 metros y abocados a un épico descenso nocturno sin frontales.
Sin descender al CB lo volvían a intentar el 1 de julio. En esta ocasión, Tiphaine Duperier se detenía a 7.800 metros, mientras Boris Langenstein alcanzaba la cumbre hacia las 17:30 horas. Según su propio relato, el francés tuvo que descender a pie los primeros 50 metros de desnivel y calcula que pudo calzarse los esquís a una altura aproximada de 8.070 m. Tras reencontrarse con su compañera, ambos completaron el descenso hasta la base de la montaña.
Por su parte, Cala Cimenti alcanzaba la cumbre también a las 17:30 horas dos días después, el 3 de julio. El italiano y Vitaly Lazo descendieron también los primeros metros de desnivel hasta “el punto más alto posible para esquiar”, que Cimenti sitúa en los 8.080 metros. Sin embargo, durante el descenso nocturno y ante las difíciles condiciones, optaron por realizar tramos con los esquís a la espalda.