Suspiros de alivio a los pies del Jannu (7.710 m), después de que Dmitry Golovchenko y Sergey Nilov completaran un laborioso e incierto descenso por la arista sureste y se reencontraran con los compañeros que dejaron al otro lado de la montaña hace 18 días. La suya era una de las expediciones más interesantes de la temporada, con el objetivo de abrir una nueva ruta en la cara este del Jannu, que se mantiene virgen.
Ascensión arriesgada y sin cumbre
Originalmente, el polaco Marcin ‘Yeti’ Tomaszewski completaba la cordada. Los alpinistas eran también protagonistas de la película documental de Eliza Kubarska, cuyo equipo de producción audiovisual acompañaba a los tres alpinistas en el campo base.
Después de una accidentada aproximación, en la que tuvieron que dar un largo rodeo, la expedición llegó con retraso a su CB. Aquello motivó que Dmitry Golovchenko y Sergey Nilov decidieran lanzarse a por la línea deseada sin realizar una aclimatación apropiada en algún otro pico más sencillo de los alrededores.
Dicha decisión, unida a los riesgos evidentes de avalancha en la cara este del Jannu, motivó el abandono de Marcin Tomaszewski, antes incluso de empezar la escalada el 16 de marzo. El peligro potencial no tardó en confirmarse, cuando un par de días después, una avalancha cortó la retirada de los dos rusos por la misma ruta y prácticamente los obligó a llegar al menos hasta el hombro (a més de 7.000 m) para hallar otra vía de escape. Mientras tanto, Marcin Tomaszewski requería la evacuación del campo base por culpa de una infección en un pie y era trasladado en helicóptero a Katmandú.
Dmitry Golovchenko y Sergey Nilov estuvieron batallando con las malas condiciones meteorológicas mientras ganaban metro a metro a la montaña durante 12 días. Doce jornadas durísimas que los condujeron hasta los 7.360 metros, a tan solo 350 m de la cima que no llegarían a alcanzar.
Descenso épico
Ya sin apenas provisiones ni gas para su hornillo, y con al menos dos jornadas por delante para llegar hasta la cumbre, no tuvieron más remedio que renunciar a ella y emprender un descenso que se convertiría en épico. Las condiciones meteorológicas se mantuvieron poco favorables, y especialmente perjudicial para ellos fue la falta de visibilidad, que no les permitió saber exactamente por dónde buscar la ruta de bajada.
Sabían que el terreno más propicio y menos arriesgado sería la arista sur, por donde ascendió Lionel Terray en la primera del Jannu de 1962. Pero las nubes bajas y el cansancio acumulado provocaron que pudieran avanzar muy lentamente. Además, la arista tiene algunos pasos obligados muy concretos y otras zonas bastante abiertas donde la orientación no resulta especialmente fácil e incluso hay que remontar algunos metros para luego continuar bajando.
Al final, han sido seis días de descenso, en los que sus compañeros polacos han desmontado el CB de la cara este y se han trasladado a los pies de la arista sur para esperar a Dmitry Golovchenko y Sergey Nilov. Ayer por fin se encontraron con Eliza Kubarska, que salió a su encuentro en el glaciar, a unos 5.000 metros de altura. Allí mismo, comieron después de días sin hacerlo.
Ahora, junto con el resto del equipo, tienen previsto descender los glaciares Jeunes y Yamatari hasta la aldea de Ghunsa.
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