Llevaban desde marzo en la montaña. Exactamente el 22 de ese mes, Valery Babanov y Nickolay Totmyanin preparaban su asalto al Dhaulagiri en el Campo Base. Su intención, muy acorde con la actividad de Babanov, pasaba por abrir una nueva ruta en la vertiente Oeste y en estilo alpino, pero no ha podido ser y finalmente, habiéndose retirado de su primer objetivo, cumplían con la montaña y pisaban su cima por la ruta normal.

El plan era abrir un nuevo itinerario de dificultad, elegante, sobre la arista Oeste del Dhaulagiri, comenzando la ruta desde los 3.700 metros y llegando a los 8.167 (cumbre), superando los afilados bastiones superiores del Campo Base Italiano. Cerca de los 7.600 metros, la ruta se iba a unir a la Japonesa de 1982 y pretendían completar todo el proyecto en apenas una semana, para después descender por la ruta clásica. Pero la montaña, altiva esta temporada, solo les permitía ascender por la normal, lo que hicieron en estilo alpino, sin colocar campos intermedios ni cuerdas fijas.
«Las condiciones del clima son extremadamente inestables. Ha nevado y llovido abundantemente por encima de los 5.000 metros, el viento sopla por encima de los 7.000 metros a velocidades superiores a 100 km/h. Cuando dos personas se plantean un reto de estas dimensiones, en estilo alpino, necesitas que la climatología te acompañe, o tendrás todas las probabilidades de que te ocurra algo grave», comentaba Babanov, que veía como sus planes cambiaban a marchas forzadas.
Así pues, Babanov y Totmyanin, hasta ahora serios candidatos a completar una de las grandes actividades himalayísticas del año, alcanzaban la cumbre del Dhaulagiri por la normal, pero no tardarán mucho en poner sus ojos en otra montaña con «pensamientos impuros» incluidos.
Problemas para Iñaki Ochoa
Dificultades para las grandes aventuras de la primavera. Si los planes de Babanov se fueron al traste, los de Iñaki Ochoa, ahora descendiendo del Annapurna, pintan bastos y de que manera. Iñaki pretendía coronar su decimotercer ochomil abriendo, también, un nueva variante por su cara Sur hasta la arista Este. Ya habían concluido los trabajos sobre la montaña y era el turno del ataque definitivo a cumbre, pero entonces todo se torció.
El alpinista navarro, en compañía del rumano Horia Colibasanu y del ruso Alexei Bolotov, se quedaba a 100 metros de la cima, según informa el Diario de Navarra. Esos últimos 100 metros se presentaban complicados e Iñaki, con congelaciones en sus manos, decidía darse la vuelta, intención que su amigo Horia compartía. Alexei continuaba hacia la cima mientras ellos llegaban al campo 4, situado a 7.400 metros. Tras un descanso, los planes pasaban por regresar cuanto antes al CB, sin embargo un repentino ataque dejaba a Iñaki prácticamente inconsciente, provocándole vómitos y tos.
Horia previno el posible edema administrándole una pastilla, e inmediatamente se ponía en contacto con los familiares del navarro y con médicos especialistas que le ayudaran a tratar a Iñaki. El rescate en helicóptero es imposible, y por debajo de ellos solo se extiende la salvaje vertiente sur del Annapurna, a la que han llegado sin sherpas.
Un médico rumano con el que Horia contactaba recomendaba bajar rápidamente al Campo Base, para lo que podrían contar con la ayuda de un equipo suizo presente en la vertiente contraria de la montaña. Todo indica que el descenso comenzaría con las primeras luces de hoy.
Entrada la noche, el ruso Bolotov aún no había regresado.