¡Cima!, exclamaban Denis Urubko y Serguey Samoilov en un sms enviado desde el Campo 4 el día dos de octubre, en lo que suponía la cumbre más tardía de la historia del K2. ¡Y por la vertiente Norte!, uno de los retos más complicados del Karakorum, que sólo habían logrado 32 hombres antes que ellos. En el lado opuesto al Espolón de los Abruzzos, en la vertiente china de la montaña, la visión de esta cara es una de las más sobrecogedoras de la cordillera, comprometida no sólo por su empinada pendiente de roca hasta el Campo 4, el Nido del Aguila (7.900 metros), por el cruce del glaciar deslizante que se afronta a continuación o por el corredor de nieve que alcanza la cima, si no también por la extrema dificultad de acceso, en el que se debe superar la corriente del Río Shaksgam.
Su primera ascensión fue firmada por una expedición japonesa en 1982. El equipo dirigido por Iso Shinkai y Masatsugo Konishi, ponía tres alpinistas en la cumbre el 14 de agosto (Naoe Sakashita, Hiroshi Yoshino y Yukihiro Yanagisawa, quien fallecía en el descenso) y otros cuatro al día siguiente. La última cima confirmada, en 1996, fue la del equipo estelar ruso de Piotr Pustelnik y Ryszard Pawlowski (equipo encabezado por Krzysztof Wielicki, que ascendía la misma arista junto a Christian Kuntner y Marco Bianci cuatro días antes), Carlos Bhuler, Igor Benkin (fallecido en el descenso) y Serguey Penzov. Todos ellos, incluidos Urubko y Samoilov, lo lograban sin la utilización de oxígeno suplementario.
Kazajos rompiendo moldes
La ascensión, además, fue casi invernal. Recibidos por la montaña con una salva de tormentas, que les azotaron durante días, y por vientos de 80 km/h, los kazajos volvieron a demostrar su carácter férreo y su temperamento, logrando la cumbre más tardía del K2, en dos días, cuya anterior referencia databa de 1978, cuando una expedición americana hollaba la cumbre por la ruta Abruzzi, la normal, el siete de septiembre.
Su ascenso debió de tener de todo, menos facilidades, aunque gracias a su aclimatación, en la que alcanzaron los 8.300 metros por la ruta japonesa, pudieron abandonar sus intenciones aperturistas (trabajar enfrentándose a los aludes y a la tormenta no era una gran idea), y retomar la vía del 82, una suerte de línea que jalona una impresionante placa de hielo que pende del vacío, en la que ya habían instalado hasta el cuarto campo de altura. «Estamos en el Campo 4, el tiempo es horrible y la visibilidad nula. Si la meteo nos lo permite, saldremos para arriba mañana». La meteo no les dio mucha tregua, aunque dos días más tarde alcanzaban el punto más alto de la segunda montaña más alta por una vertiente que no se había escalado en once años.
Con este pico, Samoilov logra su quinto ochomil y Denis su decimosegundo, a falta del Makalu y el Cho Oyu, dos cumbres que pueden resultar, a priori, sencillas, aunque nada de lo que estos dos alpinistas proyectan pueda definirse como tal. La pareja ya había establecido grandes hitos en altitud: en mayo del pasado año abrían una nueva ruta, en estilo alpino, en la Noroeste del Manaslu, y un año antes firmaban la primera ascensión de la Suroeste del Broad Peak, también en alpino y también acosados por el clima, lo que les valió la nominación al Piolet d´Or. Para Samoilov (52) aquella fue su primera experiencia en un ochomil. Denis y Serguey continúan con su Buen Estilo en un Chogori que está viviendo una temporada histórica.