El sector de las expediciones a las montañas más altas del planeta anda inmerso en una completa reestructuración o evolución que se ha intensificado en los últimos años. Primero fue en Nepal, donde ha habido un importante trasvase de clientes hacia operadores locales, unido a un incremento de la masificación de las rutas más comercializadas, en especial la normal al Everest por la cara sur.
Algunas de las rutas más populares del Himalaya, sin embargo, corresponden a la vertiente tibetana. Es el caso, básicamente, de las rutas normales por la norte del Everest, el Cho Oyu y el Shisha Pangma. A rebufo de la tendencia en Nepal, también China está comenzando a regular las ascensiones por el Tibet, y a desarrollar un negocio que no deja de crecer a pesar de todo.
Aumento de precios
Una de las próximas medidas, que de hecho ya ha empezado a aplicarse desde inicios de este 2017, es el aumento de los precios de los permisos de ascensión a los ochomiles de Tibet. Según apunta el experto en cuestiones de alpinismo e himalayismo Stefan Nestler en su blog, la Chinese Mountaineering Association (CMA) habría incrementado significativamente los precios de los permisos de ascensión al Everest, al Cho Oyu y al Shisha Pangma. Los aumentos se situarían, de media, por encima del 30% respecto a los precios vigentes hasta ahora.
El precio del permiso de ascensión al Everest por su vertiente norte ascendería ahora a 9.950 dólares por alpinista, integrado en una expedición de cuatro miembros. Para expediciones más pequeñas, los costes aumentarían exponencialmente, hasta los 19.500 dólares por persona. Hasta ahora, el coste del permiso de ascensión al Everest era de 7.000 dólares.
De igual manera, para intentar el Cho Oyu habrá que pagar 7.400 dólares por persona, mientras que el permiso para el Shisha Pangma pasa a costar 7.150 dólares.
Estos precios se acercan mucho al coste que tienen del lado nepalí, donde para subir al Everest hay que pagar 11.000 dólares, y hacerlo a los otros ochomiles del Himalaya de Nepal vale 1.800 dólares de base. Hay que tener en cuenta, sin embargo, que a esos precios hay que añadir todavía bastantes complementos (transporte hasta el CB, oficial de enlace…), mientras que los precios chinos suelen incluir todos esos servicios.
Proyectos de desarrollo
Este aumento de los precios llega acompañado por varios planes o proyectos para desarrollar las infraestructuras turísticas en el Tibet y en los campamentos base de sus grandes montañas. Mucho tiempo se lleva hablando del proyecto de construcción de un moderno complejo turístico en Old Tingri (4.350 m), unas decenas de kilómetros al norte del campo base. Según las pormenorizadas informaciones que se podían leer hace un par de meses en los periódicos chinos, se edificarían unos 80.000 metros cuadrados de terreno, que incluirían un hotel a la última, restaurantes, museo, un helipuerto para operaciones de rescate e incluso un centro de formación para porteadores de altura y guías de montaña tibetanos. También allí se está construyendo una planta incineradora de residuos.
A este mega proyecto hay que sumar otros planes en cuanto a infraestructuras de transportes. El más importante es la reciente finalización de las obras de pavimentación de la pista que conduce hasta el campo base del Everest (5.200 m). Ahora mismo, ya no hay tramos de la misma sin asfalto. Otro de los más vistosos será la conexión por vía férrea hasta prácticamente el mismo campo base del Shisha Pangma.
Sin duda, un cambio importante en la zona, que ha adoptado el modelo turístico implantado durante décadas en los Alpes para desarrollar su industria turística de montaña.
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3 comentarios
Vaya si no hay montañas de sobras en el planeta.
El Himalaya siempre ha sido para ricos. Desde luego, no es accesible para la mayoría. Y los pastores se pueden ir un poco más allá.
Oh cielos, qué horror! Y que no me vengan los de siempre hablando del desarrollo del lugar. Los pobres pastores nómadas y los arrieros de los yaks se van a quedar sin trabajo, eso es lo que van a ganar viendo pasar los camiones chinos. Y la montaña para los ricos, que ya no tienen bastante con el Caribe.