Carlos Soria cumplía ayer 5 de febrero su 75 cumpleaños. Como cada día, dedicaba la mañana a entrenar de cara a apurar su preparación para la próxima expedición que emprenderá en primavera al Kangchenjunga (8.586 m), que sería su undécimo ochomil principal. Un pico que se le resistió el año pasado pero del que regresó sano y salvo al darse la vuelta a 8.300 m, mientras otros cinco alpinistas, del grupo que siguió adelante, fallecieron en el intento.
En su longeva carrera como himalayista, ha cosechado el respeto y la admiración general del mundo de la montaña. El desafío planteado por Carlos Soria en las grandes montañas del planeta no tiene parangón a nivel internacional. A pesar de que otras personas han destacado por alcanzar la cumbre del Everest a una edad incluso más avanzada que la suya, como el japonés Yuichiro Miura que la pasada primavera lo hacía con 80 años, no hay otro montañero que se haya atrevido a intentarlo en otros picos menos equipados que el Everest, ni mucho menos se haya lanzado a intentar completar la lista de los catorce ochomiles.
Lo que más destaca de Carlos Soria (que comenzó a escalar muy joven, con catorce años), comparado con otros records de edad en los ochomiles, es que Carlos Soria siempre ha subido por sus propios medios, de manera autonóma, organizando su logística y tomando sus decisiones. En este aspecto Carlos siempre ha tenido claro que el día que no pueda subir ochomiles por sus propios medios dejará de hacerlo.
No hace falta más que echar mano de las estadísticas para darse cuenta de la dimensión y excepcionalidad de la figura de Carlos Soria. Es la única persona capaz de haber escalado hasta nueve montañas de más de 8.000 metros después de haber cumplido los 60 años (ocho principales además del Shisha Pangma Central en 2005). Antes de esa edad sólo había escalado el Nanga Parbat (8.125 m) y el Gasherbrum II (8.035 m), en 1990 y 1994 respectivamente.
El alpinista más veterano que ha ascendido ¡siete ochomiles!
A lo largo de ese camino (cumplió los 60 el 5 de febrero de 1999), ha firmado las ascensiones más veteranas de la historia a las cumbres de siete ochomiles, según los datos recopilados por Eberhard Jurgalski en 8000ers.com: el K2 (con 65 años y 174 días en julio de 2004), el Broad Peak (con 68 años y 165 días en julio de 2007), el Makalu (con 69 años y 96 días en mayo de 2008), el Gasherbrum I (con 70 años y 179 días en agosto de 2009), el Manaslu (con 71 años en octubre de 2010) y el Lhotse (con 72 años y 105 días en mayo de 2011).
Sus últimas expediciones han contado con el apoyo del BBVA lo que le ha permitido centrarse en su proyecto de completar los catorce ochomlles estableciendo, si lo consigue, un récord de edad que se tardará mucho tiempo en superar.
Ayer intentamos hablar con Carlos Soria pero fué imposible. A pesar de ser su cumpleaños no varió su rutina. Por la mañana entrenamiento. Después, le llamó tanta gente por teléfono para felicitarle que tuvo que apagarlo para poder descansar. En la conversación que hemos mantenido esta mañana hemos hablado de todo un poco (y no solo de alpinismo). Como siempre, la conversación con Carlos es sincera, motivadora e interesante…
«Me encuentro con las mismas ganas de hacer cosas que cuando tenía 65 años…»
¿Qué ha cambiado con los 75 años?
El número. Antes eran siete y cuatro y ahora son siete y cinco, que es un número mucho más bonito. Lo demás no ha cambiado o ha cambiado muy poco. Me encuentro perfectamente y con las mismas ganas de hacer cosas que tenía con 74 y con 70 y con 65… de momento. No sé cuánto me durará, pero es como me siento ahora, deseando ir a escalar.
«Necesito tiempo para entrenar y escalar»
¿Cómo fue tu día de cumpleaños? Entrenando y apagando el teléfono, ¿no?
Como los demás, entrenando y apagando el teléfono un rato para poderme acostar. Porque yo entreno mucho y necesito dormir horas, y llevo varios días que no duermo nada de siesta, que no duermo las horas suficientes y ayer me dije «voy a apagar el teléfono, porque si no…». Luego he contestado a mucha gente que me felicitaba por email y tal, pero el tiempo es que el hay y es el límite, y yo necesito tiempo para entrenar y para descansar… No sé cómo me lo hacía antes con las hijas y el trabajo; bueno, sí lo sé, pero ahora me parece un milagro. Porque lo de ser solo alpinista es una cosa muy sencilla, aunque uno tenga que ser un alpinista bueno si sólo se dedica a ello, pero ser alpinista y además tener un negocio y familia numerosa verdaderamente ha sido duro.
Porque ahora eres alpinista y jubilado, pero antes eras alpinista, con familia, tapicero, cuidabas a tu madre…
Eso es. Pero bueno, es la vida. El ser humano, nunca se sabe lo que es capaz de hacer con el tiempo hasta que no lo necesita.
«Entreno alrededor de cuatro horas diarias incluso más»
¿Cuántas horas estás entrenando ahora?
Hay días que cuatro horas o así, con estiramientos y todo. Hay días que menos, pero me encuentro fantásticamente. Y hay días que incluso más de cuatro horas, entre eso y los estiramientos.
¿Y qué entrenamiento estás haciendo?
Pues hoy por ejemplo tengo 20 minutos para calentar en la bicicleta, luego unos ejercicios de equilibrio con pesas, luego una condición física bastante larga y después unas series de bicicleta con cambios de ritmo, y luego estiramientos.
Es la primera vez en tu vida que tienes entrenador, ¿no?
Sí, es la primera vez en mi vida que tengo entrenador, es cierto. Juan del Campo, es un gran amigo ya, y ahora está tan entusiasmado como yo. Antes de ayer estuvo aquí, me vio, porque no es lo mismo desde casa y que me mande las cosas por correo… él sabe que yo las hago porque a mí me apetece entrenar, y ve que esto cunde un poco, dentro de lo que puede cundir a los 75 años, que somos conscientes de la edad. Pero cunde; he cogido masa muscular, que en cada expedición la pierdo prácticamente, y la verdad es que me encuentro muy bien.
«Tener entrenador hace que hagas las cosas más ordenadas»
¿Qué cambia entrenar con un entrenador?
Que haces las cosas mucho más ordenadas. Yo siempre he entrenado, pero a mi aire, hacía, dejaba, luego tenía que hacer otra cosa… ahora lo llevo muy a rajatabla. Sólo lo dejo por cosas que son imprescindibles, sino no lo dejo. Te lo tomas muchísimo más en serio. Y además también ves que te cunde mucho más, que mejoras más.
«Mi mejor momento es ahora, a los 75 años»
¿Cómo definirías los 75 años con respecto a otras edades de tu vida? Porque siempre dices que los 50 años fue el momento en que estabas más fuerte, tu mejor momento…
Mi mejor momento es ahora a los 75 años, yo me encuentro perfectamente bien. Es verdad que los 50 años me parecieron fantásticos y si hubiera tenido todo este tiempo libre a los 50 años… pero era otro momento de la vida. Mirándolo desde fuera, me parece una locura: «¿cómo es posible que este tío, con 75 años, esté allí haciendo el oso con la bicicleta, haciendo ejercicios, yéndose dos meses fuera de casa a subir una montaña, con el mal «resultado» que está teniendo últimamente no por su forma física sino por varias circunstancias?… ¿Cómo aguanta?». Eso es lo que vería yo desde fuera. Desde dentro lo veo como lo más normal, que estoy haciendo lo que me apetece hacer y tengo ese privilegio de poder seguir haciéndolo. Y lo puedo seguir haciendo, sino no estaría ahora mismo en mallas y preparado para seguir con mis entrenamientos y con el proyecto de intentar subir estas montañas altas que me quedan.
¿Cómo ves a tus amigos de 75 años?
Les veo bien. Como muy buenos amigos.
«Lo mío es una cosa un poco rara, eso hay que reconocerlo»
Pero, ¿no les ves muy mayores a ellos? (le hacemos esta pregunta para provocarle un poco:)
No, muy mayores tampoco. Son buenos chavales y están bien. Hombre, lo mío es una cosa un poco rara, eso hay que reconocerlo, pero ellos, dentro de la edad de 75 años, están muy bien.
«No me gusta jugar a la ruleta rusa»
¿Cómo han sido estos años desde los 70 a los 75?
De los 70 a un poco más de los 72 han sido absolutamente fantásticos, por las actividades que hacía. Y después también han sido fantásticos pero sin cumbre, pero por lo demás no tengo nada de lo que quejarme. He afrontado bien la montaña cuando he tenido cumbre y cuando no he tenido cumbre. Cuando no he hecho cumbre quizás ha sido un exceso de celo… o no exceso… porque no tuve un exceso de celo en el Annapurna y me pareció una locura lo que nos pasaba. Y yo me dejé arrastrar un poco por la corriente aquel día y sufrí tres avalanchas en día y medio, y sabía que la montaña no estaba en esas condiciones. No siempre se mata la gente y puedes subir, pero a mí no me gusta jugar a la ruleta rusa. A partir de los 70 años, pues ahí están las cosas que he hecho, y he subido a muchas montañas y sobre todo bien subidas.
De los 60 a los 70, ¿cómo los recuerdas?
De los 60 a los 70, hay una época de transición, porque todavía trabajaba y tal, pero muy bien también. Yo recuerdo toda mi vida magnífica, absolutamente toda. Estoy muy contento de lo que he hecho en la vida y sigo contento. No me arrepiento de nada y si volviera a vivir casi seguro haría las mismas cosas.
75 cumpleaños y 10 de jubilado (y alpinista a tiempo completo)
Con tu 75 cumpleaños también cumples 10 de jubilado…
Sí, diez años de jubilado y diez años de vivir fuera de Madrid, en Moralzarzal, que eso también me ha cambiado mucho la vida. Vivo con más comodidad, más tranquilo, en un sitio más agradable para respirar y para moverte, y eso verdaderamente yo lo noto. Y algo muy importante: en las últimas expediciones cuento con el apoyo del BBVA.
Y son tus diez años de alpinista dedicado totalmente a ello.
Pues sí, desde los 65 años, la tapicería ha quedado totalmente fuera de mis actividades. La familia y esas cosas las atiendo como las he atendido siempre, más o menos.
Alguna vez, después de jubilarte, aún soñabas a veces con la tapicería, ¿sigues soñando con ella?
Sí, últimamente ya no, pero… ahora llevo una época que sueño con cosas de montaña. Cosas de montaña siempre raras, con alguna persona conocida y otras sin conocer, que luego no me acuerdo, pero sueño casi todos los días. Con la tapicería ahora ya hace tiempo que no sueño. Sueño de vez en cuando con mi madre… sueños raros pero bien.
«En el Kangchenjunga este año quiero ser independiente y tomar mis propias decisiones»
¿Cuándo vas al Kangchenjunga y cómo te planteas la expedición?
Al Kangchenjunga me voy el día 22 de marzo. Vamos a estar unos días en el Khumbu y luego vamos al Kangchenjunga, y me planteo la expedición como si no hubiese nadie más que nosotros. No quiero que me pase lo del año pasado y que dependa también de otras expediciones para instalar la cuerda y todas esas historias. Tengo la suerte de que se viene mi amigo Salvador García Atance conmigo y otras tres personas, con lo que van a llevar más sherpas. Creo que van a llegar un poco más tarde y espero que aguanten hasta el final, pero los sherpas van a trabajar en conjunto y voy a llevar la suficiente cantidad de cuerda para que no haya ese problema. Voy a hacer lo que he hecho toda la vida: intentar hacer las cosas bien y si es mejor, mejor. Pero sobre todo eso, el año pasado pasó que el último día que íbamos hacia la cumbre no nos pusimos muy de acuerdo… No me va a importar que la gente se ponga de acuerdo o no, voy a tomar mis propias decisiones.
O sea que lo que quieres es ir absolutamente independiente, tomar tus decisiones y no dejarte influir por los demás, ¿no?
Eso es. No es que me hayan influido mal, y hay gente estupenda, y luego según vaya allí colaboraremos si hay otra gente, pero yo siguiendo mi camino específicamente.
Y también con todo el material necesario para ser independiente.
Eso es. Cuando esté allí me enteraré si hay otras expediciones y habrá el máximo de amistad y comprensión entre la gente que estemos, pero si no la hay o si no se actúa de la forma que a mí me apetece actuar, pues actuaré solo en algunos momentos.
¿Por ahora no sabes si hay más expediciones en el Kangchenjunga?
Ahora mismo no tengo ni idea. Puede que venga Miguel Ángel Pérez y no sé qué gente más puede haber.
Vosotros, ¿quiénes vais a formar la expedición?
Viene Sito Carcavilla, Dani Salas, Luis Miguel López Soriano, el médico Carlos Martínez y yo. Y luego viene Salvador García Atance, Benito y otro amigo, Antón Arriola.
«El Kangchenjunga lo veo una montaña factible, dura… con un último día hasta la cima muy largo»
¿Cómo ves la montaña?
Yo veo que es una montaña factible, dura… Voy a cambiar algunas cosas: voy a cambiar el campamento 1 y el campamento 2, porque el año pasado cayó una avalancha terrible en el C2, que si hubiésemos estado allí hubiese sido terrible. No había nadie, menos mal. Y luego una montaña bastante factible. Como todas las montañas grandes, tiene el problema que el último día puede ser demasiado largo, porque no hay muy buen sitio para poner un campamento muy alto. Lo más que lo pusimos el año pasado fue a 7.400 m o así, y son muchos metros en una montaña tan alta. Pienso utilizar oxígeno desde el último campamento. Y creo que tengo muchas posibilidades de subir. El año pasado, con arreglo a la gente que subía, yo hasta donde llegué iba más bien delante.
Sí, porque te quedaste muy arriba…
Me quedé a unos 8.300 metros o así, pero quedaba todavía… Quedaba la subida del pequeño rápel, que parece que estaba cerca, pero no lo sé. Luego, el resto de la gente que continuó tardó bastante… Muktu me decía «tú y yo subimos esto en tres horas y media como mucho», y luego sin embargo tardaron seis y siete horas desde allí.
Y luego ocurrió el drama…
Sí, verdaderamente fue un drama. Yo nunca pensé que pudiera ser tan fuerte; pensé que podríamos tener problemas en la bajada por lo que estaba ocurriendo, por llevar bastante tiempo sin poner cuerdas y por llevar seis horas sobre el retraso del que habíamos hablado.
«Muktu me dijo: `Carlos, me parece que no va a bajar todo el mundo´»
Porque Muktu te decía…
Bueno, antes de saber que había pasado nada, cuando llegamos al C4, Muktu me dijo «Carlos, me parece que no va a bajar todo el mundo». Y a la mañana siguiente, que él se levanto incluso antes que yo y echó una mirada y ya vio que había dos cadáveres por allí que parecía que eran coreanos… luego me hacía reverencias. Pero eso fue una puñetera casualidad, podría haber pasado algo pero no esa tragedia tan terrible.
Desde donde llegasta hasta la cima, ¿cómo es?
Pues eso es lo que no conozco, queda una subida, luego hay que hacer un rapel, y luego creo que ya no se emplea cuerda, que hay un sitio de cumbre, roca y tal pero no sé muy bien. Te puedo explicar muy bien cómo es hasta allí, pero de allí para arriba no lo sé seguro.
«El Kangchenjunga es similar al K2»
En comparación con otros ochomiles que has hecho, ¿cómo es el Kangchenjunga?
Pues un poco más enrevesado quizás. La montaña en que ocurrieron tragedias que no fueron tan graves como esta fue el Lhotse y era una montaña en la que no debía de pasar ninguna tragedia porque la subida era muy recta y sin problemas, tenía unas cuerdas de la mejor calidad del mundo hasta la mismísima cumbre y en cambio hubo muchos problemas… Esta montaña es mucho más enrevesada, pero tampoco es mala, yo la veo bien: fuerte y dura.
¿Más duro que el K2? Porque el K2 es uno de los ochomiles más difíciles…
Yo creo que por el estilo. No conozco la parte de arriba y en el K2 la parte de arriba es bastante puñetera desde el campo de arriba hasta la cumbre… no lo sé.
«Voy a utilizar oxígeno el último día»
El tema del oxígeno lo tienes claro y además es algo que no te importa decirlo, que vas a utilizar oxígeno…
No, no me importa, lo voy a utilizar. Si estuviese en otra etapa de mi vida, como cuando subí al Makalu, que total tiene ciento y pico metros menos que esta montaña y subí muy bien [sin oxígeno]… pero ahora prefiero utilizar oxígeno. También tengo más años que cuando subí al Makalu y aquí lo voy a utilizar. También en el Lhotse no pensaba utilizar oxígeno, pero me lo regalaron y casi me obligaron mis amigos sherpas a que lo llevase y lo usé muy poco tiempo… lo debí de usar a partir de 7.700 m y hasta la cumbre, y la bajada la hice sin oxígeno, pero ahora voy a utilizar oxígeno.
«Tengo 75 años y esto está durando más de lo que pensaba»
Supongo que también porque ves que tampoco puedes estar probando las montañas indefinidamente con 75 años…
Claro, tengo 75 años y esto está durando más de lo que yo pensaba. Estoy muy contento de ello y espero seguir teniendo fuerza para el año próximo volver a ir a intentar las montañas que me queden si subo estas ahora.
Parece que no son momentos a esta edad para andar con debates sobre si oxígeno o no oxígeno…
No. También me habían propuesto ir por la cara norte, Álex Txikon y tal, y me encantaría, pero no es el momento. Hay que ser consciente de quién es uno y dónde está.
¿Cuántos sherpas tienes previsto que irán contigo?
Conmigo van a ir seis sherpas, seguramente. Y con Salvador, a lo mejor, tres.
Después del Kangchenjunga, si lo asciendes ¿qué calendario tendrías?
Si subo al Kangchenjunga, iría al Shisha Pangma en otoño. Luego, la próxima primavera me gustaría intentar dos ochomiles seguidos, los que me quedasen si he conseguido hacer los que me faltan. Iré en primavera, muy pronto, al Annapurna para luego ir directamente al Dhaulagiri desde allí.
«No tengo tiempo para esperar más primaveras»
O sea que si se da bien el Kangchenjunga, ¿intentarías el Shisha Pangma en otoño?
Sí, porque ya sabemos que otoño no es la mejor época pero en el Shisha puede ser, y no tengo tiempo para esperar más primaveras. Me parece que sería interesante. Además, yo subí, no a la cumbre principal pero a la cumbre Central en otoño e hizo absolutamente buenísimo, en el año 2005. ¿Y por qué no se puede repetir esta meteo en esa montaña que está en China? Al fin y al cabo, no es como el Dhaulagiri y el Annapurna, que están en un sitio que nieva siempre muchísimo.