El K2 se ha cobrado una nueva víctima. La lista de alpinistas fallecidos en la segunda montaña más alta del planeta ha engrosado hoy con el nombre de Fredrik Ericsson, y el nuevo intento de Gerlinde Kaltenbrunner de completar los Catorce se ha teñido de tragedia. El fuerte montañero sueco tenía el ambicioso objetivo no sólo de alcanzar la cumbre, sino de ser la primera persona en descender esquiando desde la cima hasta el campo base. El accidente ocurrió en el día destinado a ser el de su éxito. Las previsiones meteorológicas que pronosticaban un buen día para intentar la cumbre no se terminaron de cumplir y un pertinaz viento de entre 35 y 40 km/h unido a una ligera nevada resultaron en una visibilidad prácticamente nula en la montaña. El peligro recomendó a la mayoría de los nueve alpinistas que ayer habían llegado hasta el C4 (8.000 m) a abortar su intento de cima, o al menos aplazarlo unas horas. No fue el caso de Ericsson, que hacia la 1:30 de la madrugada salió a por los 8.611 m del K2 con su compañero Trey Cook y Gerlinde Kaltenbrunner. El sueco, el estadounidense y la austriaca se fiaban de los partes que auguraban una mejoría durante las horas siguientes y confiaban aprovecharla para hacer cumbre. Cook fue el primero en rectificar su decisión y dar marcha atrás, antes de alcanzar el difícil paso del Cuello de Botella (8.200 m) a las 7:00 horas. Una hora más tarde, cuando pasaban diez minutos de las ocho de la mañana, Gerlinde informaba por radio de la tragedia: Fredrik había sufrido una caída, desapareciendo de su lado y sin poder encontrarlo. Ella misma se puso a buscarle, mientras por debajo el resto de expediciones se mobilizaban para intentar ayudar en un eventual rescate del sueco. La austriaca de los 13 ochomiles encontró uno de sus esquís, aunque la ausencia de visibilidad dificultó su orientación. En poco tiempo –hacia las 9:00-, el polaco Darek Zaluski y Fabrizio Zangrilli, experto guía de una expedición comercial, remontaron la distancia que les separaba de la ubicación de Gerlinde, para ayudarla a descender hasta el C4, situado en el hombro a 8.000 m. A las seis de la tarde, la alpinista austriaca había llegado ya al C2, donde se había visto obligada a detenerse por culpa de los desprendimientos de rocas. Con el frío de la noche reemprenderá la ruta hasta el campo base, donde la espera su pareja Ralf Djumovits. Localizan el cuerpo Mientras tanto, Yura Ermachek, uno de los alpinistas que habían llegado ayer al C4 y que habían decidido bajar ante las adversas condiciones, se salió de la ruta para visualizar el probable lugar del accidente desde una ladera cercana. Y así, pudo localizar el cuerpo inmóvil de Ericsson unos 400 metros en diagonal hacia arriba desde el C3 (7.200 m). El experimentado alpinista ruso visualizó una posible línea de acceso hasta el cuerpo del sueco, aunque advirtió del extremo riesgo de aludes que suponía cruzar la ladera. Puestos en contacto con Rick Ericsson, el padre de Fredrik, alrededor de las 16 horas, se tomó la decisión de que nadie se pondría en peligro para ir hasta él y que se dejaría a Fredrik en relación con su montaña favorita.
