El Chamlang (7.319 m) es una montaña en mayúsculas. Ubicado en el valle de Hongu, en la zona del Makalu, fue ascendido por primera vez en 1962, por una expedición japonesa a través de la arista sur. Esa es su ruta menos inaccesible y por la que habían subido tres de las siete expediciones que lo habían coronado en estos 59 años. La otra ruta más evidente es la de la arista oeste, también abierta por japoneses en 1986 y que repitieron Alberto Iñurrategi, Juan Vallejo y Mikel Zabalza en 2015.
El pico reserva, no obstante, sus mayores dificultades en el lado norte. Allí fue donde los checos Marek Holecek y Zdenek Hák abrieron en primavera de 2019 su UFO Line (2.500 m, WI5, M6) en la cara noroeste, ascensión que les valió para llevarse el Piolet d’Or. Y allí es también donde se halla uno de los retos pendientes del himalayismo moderno: la travesía de las tres cimas de la montaña y la ascensión del Pilar Norte.

Este otoño, dos expediciones han coincidido en el campo base de la vertiente norte del Chamlang, con dos objetivos diferentes. Por un lado, Symon Welfringer, Damien Tomasi, Fanny Tomasi-Schmutz y Aurelien Vissière buscaban la codiciada primera ascensión del Pilar Norte. Por el otro, Benjamin Védrines y Charles Dubouloz ambicionaban abrir una nueva ruta en la cara norte.
Primera a la cara norte
Los dos franceses consiguieron finalmente completar su objetivo, tras una expedición de cuatro semanas y un ataque definitivo de cuatro días en pared, entre el 9 y el 12 de octubre. Su nueva línea se llama À l’ombre du mensonge (1.610 m, WI5+, M5+, 90º, ED) y asciende el espacio situado entre el Pilar Norte y la UFO Line. De hecho, termina conectando con la ruta checa para ganar la cumbre por el mismo sitio. Llevaron a cabo el descenso por la arista oeste, pues consideran que su línea es poco propicia para un descenso y “no es recomendable dar media vuelta”.

Según resume Charlos Dubouloz en sus redes sociales: “esta inmensa cara norte nos ha exigido hasta nuestras últimas fuerzas; sabíamos que el proyecto era ambicioso” y desgrana los ingredientes que conforman À l’ombre du mensonge (“A la sombra de las mentiras”): “sombra, altitud, frío, largos técnicos, vivacs difíciles, el compromiso de ser solo dos… Pero nuestra determinación y nuestra voluntad no se quebraron. Cuatro días extremadamente intensos en los que intentamos ir rápido, pues ese es el activo de nuestra cordada”.
Por su parte, Benjamin Védrines recordaba su primera experiencia en el Chamlang, en otoño de 2019. Entonces fue con Nicolas Jean como compañero y consiguieron abrir unos 1.000 metros de ruta a través del espolón nordeste hasta la cresta somital, aunque el mal tiempo les hizo desistir de continuar hasta la cumbre. Para él, “esta es la expedición más exigente que he hecho, tanto por las noches pasadas bajo las purgas de nieve como por los diferentes pasos a los que hemos tenido que hacer frente”.
