Una fuerte expedición rusa, formada por Aleksander Gukov, Ivan Dojdev, Valeriy Shamalo y Ruslan Kirichenko, lograba el pasado 25 de septiembre hollar por primera vez la cumbre virgen del Thulagi Chuli (7.059 m), un pico situado en la zona de Gandaki (Himalaya de Nepal). Según sus propias investigaciones, al menos media docena de expediciones había intentado sin éxito esta esquiva ascensión. Su nueva ruta ha sido bautizada como Happy birthday (1.850 m de recorrido y 1.200 m de desnivel) y cotada con una graduación de 6A en la escala rusa.
Valeriy Shamalo y Aleksander Gukov son los dos hombres más conocidos de este grupo. Juntos abrieron una difícil ruta a la cara norte del Cholatse, también en Nepal, en 2010, acompañados por Victor Koval. Además, Gukov recibía esta misma primavera el Piolet d’Or por su ascensión con Alexey Lonchinsky a la cara suroeste del Thamserku. Por su parte, Shamalo participó en la nueva ruta a la cara norte del Siguniang en 2009, además de en sendos intentos invernales al K2 en 2012 y al Nanga Parbat en 2015.
La narración de Aleksander Gukov
Llegamos a Katmandú el 6 de septiembre. El día siguiente recibimos el permiso y el día 8 de septiembre estábamos en la aldea de Dharapany, desde donde nos llevó dos días llegar a Dharmasa, a una altura de 3.665 m. Allí montamos nuestro campo base. Desde el día 11 hasta el 20 de septiembre estuvimos buscando una aproximación a la montaña, escogiendo la ruta y aclimatando al mismo tiempo.
Si uno mirase al Thulagi Chuli, vería un enorme cinturón de seracs estirándose a través de la cara oeste hasta la arista noroeste. Después de realizar la travesía del glaciar a unos 5.000 metros, encontramos una posible ruta hacia la cima en dicha cara oeste.
El 18 de septiembre, montamos nuestro campo base avanzado a una altura de 5.750 m y descendimos para recuperarnos durante un par de días. La meteorología estaba muy lejos de ser la deseada. Cada día había lluvia o niebla. Pero esperábamos que mejoraría para el día de la ascensión.
Tras el descanso en Dharmasa, el 21 de septiembre dejamos nuestro campo base con grandes esperanzas de poder subir. El segundo día, tras haber ascendido hasta nuestro CBA en el glaciar, nos sorprendimos bastante al encontrar nuestro campamento destruido por una avalancha. Tuvimos mucha suerte de no haber estado dentro durante el accidente. Encontramos la tienda, totalmente destrozada, a 25 metros de distancia ladera abajo, junto con casi todo el equipo. Pero nuestros piolets estaban enterrados bajo una gruesa capa de nieve y pasamos todo el día siguiente intentando encontrarlos.
Finalmente, encontramos dos de los seis piolets, además de tener otro en nuestras manos. Bueno, tres piolets para cuatro hombres no está mal… También estuvo bien llevar con nosotros una pequeña tienda adicional para dos personas, que ya habíamos utilizado en el Thamserku el año pasado.
El tiempo estaba mejorando. Observando la ruta hacia la cima que habíamos elegido, nos pareció demasiado peligrosa debido a la existencia de seracs en ambos lados, con restos de desprendimientos en varios puntos. Así que decidimos escalar un poco más a la izquierda, por un muro de hielo que llevaba a la arista noroeste.
Empezamos a las 6 de la mañana del 24 de septiembre a una altura de 5.850 m y alcanzamos la arista a las siete de la tarde. Nos pareció que ese era un buen lugar para vivaquear. El muro de hielo empezaba con una pendiente de unos 55º, que iba incrementándose gradualmente hasta los cerca de 70º de la parte más alta, combinados con tres largos de roca. Construimos una cueva en la nieve y pasamos la noche como reyes.
La mañana siguiente, retomamos nuestra ruta ascendente a las ocho. La arista no era muy difícil, con la excepción del serac que tuvimos que superar con un largo de hielo vertical. Había demasiada nieve en la parte alta final, a pesar de que la pendiente no pasaba de los 50-60º. El 25 de septiembre era el 29 cumpleaños de Ivan Dozhdev, así que le regalamos a él los primeros pasos en la cumbre. A las 15:30 horas estábamos bailando en la cima con tiempo perfecto y vistas maravillosas.
Tras dos horas de descenso, estábamos de nuevo en nuestra cueva. El día siguiente, 26 de septiembre, a las cuatro de la tarde, bajamos hasta el CBA por la misma ruta de la ascensión. Durmimos en la parte baja del glaciar, a 5.100 m, y el 27 de septiembre estábamos de vuelta en el campo base.