Apenas han pasado 15 días desde que volviera del Annapurna (8.091 metros), su décimo ochomil, y Alberto Zerain ya tiene la vista puesta en su próximo objetivo: el Nanga Parbat (8.125 metros). El alpinista alavés partirá el próximo día 11 de junio hacia Pakistán con la intención de escalar esta montaña, la novena más alta del mundo, por una línea que ya intentó en 2011 y que es una de las rutas más duras de las que ascienden hasta su cumbre: la arista Mazeno. Alberto, desde el mismo día que regresó, manifestó su deseo de volver, como nos contaba en esta entrevista.
El Nanga Parbat es el cuarto ochomil que Alberto encara en el marco del proyecto 2x14x8000, patrocinado por Saunier Duval. De conseguirlo, sería el undécimo ochomil de su carrera himalayista, que comenzó en el Everest (8.848 metros) en 1993. Esta es la historia de los diez ochomiles que ha ascendido Alberto.
En esta nueva aventura, Alberto Zerain volverá a formar equipo con el argentino Mariano Galván, con quien ya ascendió al Dhaulagiri (8.167 metros) en la primavera de 2016 y con quien formó equipo posteriormente en el Manaslu (8.163 metros), en el otoño de ese mismo año. Ambos son himalayistas muy fuertes y rápidos y, juntos, forman un gran equipo.
El poco descanso que se ha concedido esta vez Alberto entre expediciones estaba en sus planes desde el principio. «Quiero aprovechar la aclimatación que he conseguido en el Annapurna, que algo quedará», comentaba al poco de llegar de Nepal el pasado mayo. Y es que este año planea subir en total tres ochomiles y la velocidad es clave. Su objetivo era intentar el Shisha Pangma en otoño, aunque con la negativa de las autoridades chinas a conceder permisos este otoño tendrá que replantear su objetivo.
La arista Mazeno: una de las más largas y técnicas a la cima de un ochomil
Con la elección de la arista Mazeno, Alberto ha vuelto a demostrar que lo suyo no es una mera colección de ochomiles. Se trata de una de las vías más largas y más técnicas entre todas las que alcanzan la cumbre de un ochomil. Discurre por la complicada cresta que separa las vertientes de Diamir y Rupal, tiene una longitud superior a los once kilómetros y está jalonada de picos de siete mil metros (ocho cumbres en total). La complicada orografía de la arista hace que sea necesario llevar mucho material y su longitud obliga a pasar muchísimo tiempo en altura. Se trata de una ruta muy comprometida, pues a medida que el alpinista se interna en ella, la retirada se hace más y más complicada. En la Mazeno, un descenso de emergencia está descartado; para bajarse hay que escalar, literalmente, en sentido contrario.
Teóricamente, se puede completar la arista sin hacer cima en el Nanga, pues la vía termina a 6.940 metros, en un collado anterior a la cumbre principal. Los últimos 1.200 metros hasta la cumbre son comunes con la vía Schell.
Ascendida por primera vez en 2012 y no cuenta con ninguna repetición
Fue intentada por primera vez en 1979 por una expedición francesa. Doug Scott la intentó dos veces, Lorethan, Kurtyka y Troillet una vez cada uno, todos ellos sin éxito (aunque los sietemiles que la jalonan fueron cayendo). Los primeros en completar la arista propiamente dicha fueron los americanos Doug Chabot y Steve Swenson en 2004, pero tuvieron que retirarse por la ruta Schell desde el collado Mazeno, por lo que no alcanzaron la cima del Nanga Parbat. A partir de entonces, completar la arista y hacer cima en el Nanga se consideró el «premio gordo» del Himalaya/Karakorum.
Alberto Zerain y Txingu Arrieta lo intentaron en 2011 abriendo una nueva entrada a la arista, pero se volvieron de manos vacías. Finalmente, al año siguiente, los veteranos escoceses Sandy Allan (que ya estuvo en el intento de Scott en el 92) y Rick Allen completaron la cresta y ascendieron desde el collado a la cima por la vía Schell. Fueron, en total, más de dos semanas de actividad. Cinco años después, la ruta todavía espera la primera repetición.