Alberto Zerain hizo cumbre ayer en el Kangchenjunga, ascensión que supone el séptimo ochomil de su carrera. El vasco cubrió la distancia entre el campo 4 a 7.700 metros y los 8.586 de la cima en algo más de diez horas. Hizo cima a las seis de la mañana, nada más amanecer, y a continuación aprovechó para bajar hasta el campo base a 5.600 metros en tan sólo ocho horas más. En total, entre el ascenso y el descenso, el vasco empleó 18 horas.
La previsión de Alberto era salir del último campamento el martes, pero partió el lunes hacia las 8 de la tarde, junto al alicantino Miguel Fernández y un porteador, para ayudar a expedicionarios de su equipo y de Al filo de lo imposible, que descendían cansados y ya de noche. Zerain, Miguel y el porteador acudieron provistos de una botella de oxígeno, una mascarilla, agua y una tienda de campaña por si era necesario ayudarles.
Una vez que el vasco prestó su ayuda y verificó que los que bajaban de cima podrían llegar hasta el campo 4, decidió continuar el ascenso. Al haber comenzado su ataque a la cumbre a última hora de la tarde, le permitió regresar al día siguiente hasta el campamento base. A cambio, realizó prácticamente toda la ascensión de noche y con un frío tan intenso que incluso congeló el gel alimenticio.
El Kangchenjunga es el séptimo ochomil del alavés. Antes ya había coronado el Everest, Lhotse, Makalu, Hidden Peak, Gasherbrum II y K2.