Han pasado muchos días desde las últimas informaciones acerca de los avances en la ascensión del espolón Mummery del Nanga Parbat a cargo de la expedición liderada por Daniele Nardi. Han sido casi tres las semanas transcurridas desde que el italiano, el británico Tom Ballard y los pakistaníes Karim Hayat y Rahmat Ullah Baig consiguieran montar su C3 a 5.700 metros. Poco después, el mal tiempo se instaló en el Nanga Parbat y no ha dado más opciones de volver a la montaña.
Abandono de los pakistaníes
En este lapso, las laderas de la vertiente del Diamir se han ido cargando de nieve y Rahmat Ullah Baig ha desarrollado una infección en la garganta. La primera consecuencia negativa para la expedición ha sido el obligado abandono de este fuerte montañero pakistaní, que necesita tratamiento con antibióticos durante diez en un entorno menos extremo y que ya está camino de casa para recuperarse.
Seguidamente, Karim Hayat ha emprendido el mismo camino. No solo por solidaridad con su compañero enfermo, sino también porque ha perdido todo su equipo de altura en el campo 1 y tampoco siente que su forma sea la ideal para afrontar un desafío de estas características.
Según cuenta Daniele Nardi a Le Iene, “cuando Tom y yo estábamos en el campo 2, Karim nos contactó desde el campo base y parecía agitado. Había visto avalanchas y nos rogó que descendiéramos de inmediato. Me dijo claramente que no iba a subir más en la montaña”. Y así ha sido. Tras regresar de la última salida en altura, se han abrazado con el pakistaní para despedirlo.
Desaparece el C3, falta material y provisiones
Pero las dificultades no se acaban ahí para los expedicionarios. Una vez que las condiciones meteorológicas lo han permitido, Daniele Nardi y Tom Ballard partían del CB para intentar continuar progresando en la ruta. Estuvieron en la montaña entre el 24 y el 28 de enero y se vieron obligados a reabrir la huella a lo largo de todo su recorrido. Especialmente exigente fue el tramo hasta el C1 (4.700 m), en una zona eminentemente llana donde la acumulación de nieve había sido muy notable.
Al afrontar secciones más empinadas, el avance fue mucho más cómodo y rápido para los alpinistas. De este modo, alcanzaron el C2 (5.200 m) y continuaron ascendiendo hasta la ubicación del C3 (5.700 m)… aunque no fueron capaces de encontrarlo. La nieve caída lo había sepultado junto con material valorado en unos 10.000 euros (dos tiendas, dos sacos, mosquetones, tornillos de hielo, friends, cuerdas, mono de plumas, dos pares de guantes, linternas frontales…). En total, 50 kg de material que les costó enormes esfuerzos trasladar hasta allí entre cuatro y que ahora se verán obligados a restituir siendo solamente dos.
El problema principal ahora mismo es que tampoco cuentan con material de repuesto para todo lo que han perdido, y además se están quedando sin provisiones. Así las cosas, su equipo en Italia ya está trabajando para hacerles llegar lo imprescindible a Gilgit, desde donde Karim Hayat colaborará para que llegue al campo base junto con las provisiones.
Llenos de frustración pero resueltos a ser pacientes, aguardarán hasta finales de febrero para ver si, una vez llegue el nuevo material, todavía tienen opciones. “Con este tiempo, deberíamos estar ganando altura y no cavando para encontrar campamentos perdidos”, se lamentaba Tom Ballard en sus redes sociales como comentario a una foto en la que se ve un cielo azul brillante.
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