Huesca y Lleida

Dos senderos que desafían al vacío: Montrebei y Entremón

Tanto si tienes puente como si no, nos parece una buena oportunidad para mostraros nuevos caminos no aptos para senderistas con vértigo. Caminos entre pasarelas de madera y puentes colgantes serán las emociones fuertes de este fin de semana. Si te quedas con ganas de más, el proximo número de Grandes Espacios tendrá nuevas aventuras «al borde del abismo».

Autor: Ánchel Belmonte y GE | 4 comentarios |
Un tramo del camino del Congosto de Entremón excavado en la roca.  (Ánchel Belmonte)
Un tramo del camino del Congosto de Entremón excavado en la roca.

Tanto si tienes puente como si no, nos parece una buena oportunidad para mostraros nuevos caminos no aptos para senderistas con vértigo. Caminos entre pasarelas de madera y puentes colgantes serán las emociones fuertes de este fin de semana. Si te quedas con ganas de más, el proximo número de Grandes Espacios tendrá nuevas aventuras «al borde del abismo».

Congosto de Entremón, Huesca

Discretamente apartado de las altas montañas, la carretera principal y las miradas de la mayor parte de los turistas, el río Cinca surca un pequeño y vertiginoso cañón calcáreo: el Entremón. No es uno más. Sus abismos resisten como un paréntesis el acoso de dos grandes embalses. Su geología singular, un excepcional bosque mediterráneo y un sendero tan aéreo como amable son suficiente reclamo para acercarnos al corazón de Sobrarbe.

La geografía de Huesca es pródiga en abismos. También en senderos más o menos imposibles que se obstinan en desafiarlos. Lejos de los flashes que alumbran a los más conocidos y frecuentados, encontramos pequeñas y accesibles joyas como el congosto del Entremón. El recorrido es ya un ejemplo de resistencia, situado entre la cola del embalse de El Grado y la presa del de Mediano. Entre ambos, como un milagro, se conserva esta espectacular garganta y el sendero que la recorre.

Dicen que donde hay voluntad, hay un camino. Eso parece haber pensado el río Cinca al cruzar el Entremón. En un paisaje dominado por rocas blandas, el río se empeñó en atravesar las duras calizas que componen el anticlinal de Mediano. Este plegamiento es una de las estructuras geológicas más afamadas del Pirineo central, y sus estratos doblados nos acompañan a lo largo de todo el recorrido. El desnivel entre el fondo del valle y las sierras que lo limitan ronda los 500 metros, indicando una larga labor de incisión fluvial sobre la roca. Las enormes paredes que enmarcan el cañón son eficaces protectoras de la radiación solar. Eso aumenta la humedad y favorece al bosque mediterráneo que viste al Entremón. Encinas y bojes son las especies dominantes en este peculiar jardín botánico.

Aunque no es difícil ver algún pequeño mamífero, especialmente ardillas, la fauna más característica son las aves. Algunos paneles a lo largo del recorrido nos permitirán identificar las principales especies que habitan este lugar.

Del trabajo hecho por el río se aprovecharon los hombres. El Cinca fue un camino de agua para bajar madera desde los bosques pirenaicos hasta el Ebro. Las almadías, conocidas como nabatas en aragonés, cruzaron durante siglos el Entremón poniendo a prueba la pericia de los nabateros. La construcción de los embalses y las carreteras pusieron fin a esa actividad tradicional, que se celebra hoy con una afamada fiesta el último domingo de mayo.

Itinerario

El itinerario comienza en el extremo sur del congosto. Desde el Mesón de Ligüerre deberemos tomar la carretera a Palo. La aproximación ya nos depara una sugerente vista del cañón. Justo después de pasar el puente sobre la cola del embalse de El Grado encontraremos un espacio para aparcar a mano derecha. Desde allí deberemos remontar unos metros por la carretera hasta encontrar la senda, señalada con un cartel de madera y las marcas del sendero de gran recorrido GR-1. Frente a nosotros, los paredones del Tozal Corona nos sumergen de pleno en el formidable ambiente de esta garganta. El color turquesa del agua y el gris y naranja de la roca imprimen al paisaje un sello de calidad inconfundible. Pronto la senda se estrecha y nos obliga a mirar dónde pisamos.

No hay ningún paso realmente peligroso, pero observaremos la precaución habitual en este tipo de terrenos. Los tramos de bosque, en los que domina la sombra y los paisajes íntimos, se alternan con zonas rocosas y abiertas desde las que disfrutaremos del ambiente aéreo en todo su esplendor. Ocasionalmente, pequeñas pedreras y desprendimientos atraviesan el sendero. Otras veces, podremos deleitarnos con el efecto de la disolución del agua sobre la caliza. Abundan los lapiaces e incluso se puede acceder a alguna pequeña cavidad próxima al sendero. En su interior hay murciélagos, de manera que extremaremos el cuidado.

En la zona central del congosto se encuentran los pasos más espectaculares. Un tramo del sendero está directamente labrado sobre la roca, casi como un pasadizo vertiginoso. Merece la pena recorrerlo despacio y gozar del ambiente. La anchura de la senda permite disfrutarlo con seguridad. Algo más adelante, unas grapas y peldaños ayudan a salvar con facilidad un pequeño desnivel. Superado este paso, la senda sigue remontando el valle entre tramos boscosos y más abiertos. Tras pasar otra vira estrecha, la senda desciende casi a ras de río hasta una escombrera por la que habrá que ascender. Al abrigo de la gran presa de Mediano, alcanzamos la carretera auxiliar de la presa y subimos por ella cruzando sus túneles. Aunque hay iluminación que se enciende automáticamente, no está de más llevar una linterna frontal. Nunca se sabe. Poco después se llega a la parte alta de la presa, donde el paisaje se abre. A nuestros pies tenemos la lámina de agua del embalse, con la torre del pueblo de Mediano emergiendo sobre las aguas. Tras ella, la montaña más emblemática de esta zona del Pirineo: las Treserols o macizo de Monte Perdido. Se puede tener prevista una combinación de vehículos, pero vale la pena desandar el camino y disfrutar del cañón con una perspectiva muy diferente a la de la subida.

Itinerario extra

Para completar la jornada es ideal acercarse al próximo pueblo de Samitier y ascender a pie hasta la ermita románica de San Emeterio y los restos del castillo. No sólo tendremos una vista aérea del cañón por cuyo interior hemos caminado, también de lo más granado del Pirineo central, desde Cotiella hasta la Partacua. Por poco que la luz acompañe, el atardecer desde este enclave será memorable. Si nos queda tiempo y energía, en los alrededores hay muchas cosas que hacer. Los aficionados a la Geología pueden disfrutar del Museo Paleontológico de Sobrarbe, en el cercano pueblo de Lamata, o acercarse a L’Aínsa y al Espacio del Geoparque de Sobrarbe y su reconocido casco viejo. El pequeño pueblo de Abizanda o los tranquilos parajes del valle de la Fueba son otras opciones para disfrutar del Pirineo más accesible.

Ficha práctica

Situación: comarca del Sobrarbe. Nordeste de la provincia de Huesca.

Ruta 1

  • Comienzo: puente de Entremón.
  • Final: presa de El Mediano o puente de Entremón.
  • Dificultad: media-baja.
  • Distancia: 3,2 km en un solo sentido.
  • Desnivel: 45 m (en un solo sentido).
  • Tiempo: 1h 15 min (en un solo sentido).
  • Cartografía: hoja 250-I del IGN. 1:25.000.

Ruta 2

  • Comienzo y final: Samitier
  • Dificultad: baja.
  • Ditancia: 6,4 km.
  • Desnivel: 200 m.
  • Tiempo: 3h.
  • Información: oficina de turismo del Sobrarbe (Aínsa). Tel: 974 500 512 www.turismosobrarbe.com

Camino Natural de Montfalcó – Congost de Montrebei. Lleida

El Estrecho de Montrebei, en Lleida, está formado por dos gigantescas paredes de caliza de hasta quinientos metros de altura, lo que le convierte en uno de los desfiladeros más profundos de España. En la parte catalana se abrió hace muchos años un camino inverosímil, y desde hace sólo unos meses, un sistema de pasarelas y un puente colgante dan la poportunidad de llegar hasta allí desde la aragonesa localidad de Montfalcó.

En una competición de desfiladeros monumentales, el de Montrebei subiría al podio. El río Noguera Ribagorzana, que es un especialista en abrir tajos en la caliza prepirenaica, hizo en el Montsec su obra maestra. El corte es tan tajante que ha dado lugar a dos Montsec, el de Estell y el de Ares, el primero es aragonés, y el segundo catalán, así que al acantilado occidental se le conoce como Pared de Aragón, y a su hermana, Pared de Cataluña.

Los habitantes de estas tierras decidieron hace mucho tiempo que el desfiladero era el camino más corto entre ambas vertientes del Montsec, así que durante el primer cuarto del siglo XX abrieron un camino por el fondo del desfiladero. Pero llegaron las empresas hidroeléctricas, construyeron un pantano en la década de los sesenta del pasado siglo y el agua sumergió el camino, de modo que hubo que abrir otro por encima y que hoy es utilizado por centenares de senderistas. En 1999, la Obra Social de Caixa Cataluya, que es propietaria de este espacio, instaló una pasarela en el barranco de Les Jullanes y protegió las partes más expuestas del camino con un cable de acero.

Hace pocos meses, el Ministerio de Agricultura y Medio Ambiente, a cargo del programa Caminos Naturales, construyó un puente colgante en el congosto de Seguer que ha logrado unir de nuevo los dos Montsec que quedaron aislados cuando en 1960 el agua del pantano de Canelles inundó el congosto y dio el golpe de gracia a muchos pueblos que se quedaron sin tierras para cultivar. Gracias a estas obras ahora es posible hacer una emocionante excursión en la que hay puentes colgantes, pasarelas aéreas y caminos excavados en la roca.

Itinerario

Podemos comenzar esta excursión en cualquiera de sus extremos, bien en el aparcamiento de La Masieta (Cataluña) o bien en el pueblo de Montfalcó (Aragón) kilómetro 0 del Camino Natural. En honor de este nuevo camino comenzaremos la descripción aquí e iremos hacia el norte.

El pueblo de Montfalcó está deshabitado salvo la Casa Batlle,una preciosa casa que se construyó apra que se alojaran los obreros de la repoblación efectuada en los años sesenta y que ha sido rehabilitada y convertida en albergue. Los primeros 600 metros hasta la fuente de Montfalcó coincide con un paseo botánico interpretado con paneles que explican las características naturales de la zona. El camino se desenvuelve entre robles, encinas, pinos y boj. El camino continúa hacia el barranco de la Tartera utilizando el viejo camino que utilizaban los paisanos para bajar hasta las huertas a la orilla del río. Ha sido preciso recuperar este camino que se había perdido casi por la falta de uso y por la repoblación llevada a cabo en los años sesenta.

El camino continúa bajando sinuosamente hasta darse de bruces con una pared vertical que se salva por medio de una aérea pasarela. Superada ésta el camino vuelve a bajar casi hasta el fondo del barranco para buscar el segundo tramo equipado con pasarelas ya encima del elegante puente colgante de 35 metros que salta el congosto del Seguer. Al otro lado, y ya en tierras catalanas, el camino sube decididamente hasta conectar con el sendero de gran recorrido GR 1. Hacia la derecha el sendero conduce hasta el refugio de Mas de Carlet (cerrado), y pasado éste, hacia la ermita de la Mare de Déu de la Pertusa y los pueblos de Corça y Áger.

Pero el objetivo de esta excursión no es ninguno de ellos, sino el congosto de Montrebei, por lo que al llegar al GR hay que dirigirse hacia la izquierda. No se tarda mucho en llegar al principio del congosto de Montrebei y del camino construido por la empresa Enher en los años sesenta que se introduce en el desfiladero. El camino ha sido equipado con una cuerda a modo de pasamanos pero eso no significa que haya riesgo cero. Hay que evitar acercarse al borde del camino. Al poco de entrar en el congosto se llega al barranco de Matamala. Unas clavijas y unas cadenas facilitan el acceso a la cueva Colomera, cerrada con una reja. Tras atravesar un túnel se llega a la parte más estrecha del desfiladero. En algún punto, las paredes sólo estan separadas por veinte metros. Después, el cañón se va abriendo poco a poco pero no se puede dar por terminada la diversión; aún falta el puente colgante de la Mesana. Ya no hay más sorpresas aéreas hasta llegar al aparcamiento de la Masieta, donde podemos dar por finalizada la primera parte de la excursión, pero no la emoción: aún falta regresar por el mismo camino y ver el vacío desde otra perspectiva.

Ficha práctica

Situación: sierra de Montsec. En la divisoria de Lleida y Huesca.
Comienzo y final
: Montfalcó.
Cómo llegar:
desde la población de Viacamp, en la N -230, sale una pista forestal (accesible para todos los vehículos) que conduce hasta Montfalcó.
Dificultad
: media-alta. Pasajes muy aéreos aunque bien protegidos.
Distancia
: 14 km ida y vuelta.
Información
: albergue Casa Batlle. Tel: 974 562 043 y 635 443 088.
Turismo
: www.ribagorza.com y www.ccnoguera.cat/nogueraturisme

Comentarios
4 comentarios
  1. También sobran los enteraos tipo Guardian, que no saben que aunque lleves 1 litro de agua por persona en la mochila, a veces se acaba, y si hace mucho calor pues tienes sed, o es que tu llevas la cantimplora de paseo para que vea el paisaje!

  2. exactamente eso es lo que sobra en el Congosto de Montrebei::domingueros que no saben que hay que llevar agua en la mochila siempre….

  3. Corroboro lo que dice Andreu, pero a nosotros nos paso en una Semana Santa tardía, y no veáis lo que joroba no tener agua para beber y estar todo el camino siguiendo un río! Tened en cuenta también que actualmente es un lugar muy frecuentado.

  4. Lugar fantástico el Congost de Montrebei, ahora no se os ocurra ir en julio-agosto porque aquello se convierte en un horno infernal y no hay fuentes. Yo un año lo pasé fatal pues fui desde Corçà a La Massana y vuelta por el mismo camino. Ni que decir que la vuelta se me hizo interminable y casi me liquida el calor asfixiante.

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