La Pedriza de Manzanares conforma el paisaje más singular de la Sierra de Guadarrama, y uno de los más fantásticos de Europa. Es muy difícil describir este amontonamiento desordenado de canchos, tolmos, agujas, piedras caballeras y de granito pulido y formas caprichosas que parecen, en muchos casos, esculturas a medio esculpir.
Bernaldo de Quirós, ilustre impulsor del montañismo en Guadarrama calificó a La Pedriza del «Cervino de los Alpes castellanos». Fue algo exagerado pero no en exceso, porque estas piedras han sido escuela de muchas generaciones de escaladores madrileños.
La Pedriza de Manzanares se merece toda la fama que se le pueda dar, pues es el conjunto granítico más importante de Europa y también la parte más joven de la cordillera Central. Apenas tiene 300 000 años y su origen tienen poco que ver con el resto de la cadena.
Imaginemos una inmensa burbuja de magma incandescente que sube lentamente desde el interior de la Tierra y que se va enfriando en el ascenso hasta quedar solidificada poco antes de llegar a la superficie formando algo parecido a una inmensa nuez. Es lo que en Geología se conoce como batolito.
Cuando la erosión eliminó la capa de tierra que la cubría, la gran bola de granito, ahora al descubierto, quedó a merced del viento, el agua y el hielo. La conjunción de estos agentes erosivos ha dado lugar a formaciones tan extraordinarias como el colosal arco del Hueso, la trompa del Elefante, el ingrávido arco del Puente de los Poyos, las equilibristas peñas del Mogote de los Suicidas, el Cáliz y el Dedo de Dios, etcétera.
La Pedriza es visible desde el mismo Madrid siempre que las condiciones meteorológicas y la contaminación lo permiten, y, en especial el Yelmo, un gigantesco domo que culmina la primera línea de rocas. La gigantesca roca es tan voluminosa que se calcula que podría albergar al mismísimo monasterio del Escorial, histórico edificio que, por muy poco, no se levantó en el entonces Real de Manzanares, villa que estuvo seleccionada en la mente de Felipe II para acoger el monasterio.
Solo medio centenar de kilómetros separan La Pedriza de Madrid. Una distancia que se recorre en poco más de media hora por la primera autovía que se construyó en España. Por eso, todos los fines de semana la Pedriza recibe la visita de miles de madrileños que llegan hasta allí bien para pasar unas horas al aire libre sin más pretensiones, para trepar por sus placas o para caminar.
Como ocurre en tantos otros lugares, la muchedumbre se concentra en unos pocos lugares y solo es necesario internarse por uno de sus muchos senderos para quedar rodeados por el silencio. La Pedriza posee multitud de senderos, pero solo unos pocos están señalizados. El resto únicamente tienen hitos colocados por los propios excursionistas para no perder el norte, algo que no siempre es fácil teniendo en cuenta lo enrevesado y laberíntico de su relieve.
Atreverse con la sendas menos frecuentadas exige una sólida experiencia excursionista y saber orientarse, si bien la llegada de los aparatos GPS ha facilitado las cosas.
En el último número de Grandes Espacios presentamos una muestra selecta de las muchas excursiones que se pueden hacer en este laberíntico paisaje.
1 SENDA DE QUE BRANTAHERRADURAS
Con las sucesivas limitaciones en los aparcamientos de Canto Cochino, la antigua senda de Quebrantaherraduras es utilizada hoy por muchos excursionistas para llegar al corazón de La Pedriza y vive una segunda juventud.

2 VUELTA AL CANCHO DE LOS MUERTOS
Una de las excursiones más asequibles que se pueden hacer en La Pedriza. El camino es evidente y cómodo, la distancia y el desnivel no son disuasorios, y las vistas son fantásticas; es decir, tenía todos los boletos para convertirse en una gran clásica.
3 AL YELMO POR EL COLLADO DE LA DEHESILLA
El Yelmo es uno de los riscos más codiciados por los escaladores y los excursionistas, pero no hay camino corto ni sencillo para llegar a sus pies.

4 AL YELMO POR LA SENDA MAESO
Esta ruta, una de las varias que conducen hasta el inmenso domo que culmina La Pedriza, nunca cansa aunque la repitamos muchas veces por los lugares que atraviesa y las vistas que ofrece.

5 AL YELMO POR LA UMBRÍA DE CALDERÓN
La vertiente norte del Yelmo está surcada por varias hoces estrechas y escondidas. Son lugares laberínticos y muy poco visitados, ideales para los excursionistas que prefieren los parajes solitarios y los senderos poco pisados.
6 AL PUENTE DE LOS POLLOS POR EL PAJARITO
Es probable que no haya otro lugar en el mundo con tantas “esculturas naturales” como en La Pedriza. Esta excursión es una buena prueba de ello.
7 AL DEDO DE DIOS
El Dedo de Dios es uno de los riscos más llamativos de La Pedriza. No es necesario explicar la razón del nombre. Con mirar una foto basta. En el camino del índice divino tendremos ocasión de ver otras pequeñas joyas naturales de roca y madera.
8 RUTA DE LAS CUEVAS Y LOS VIVACS
En La Pedriza hay pocas cuevas pero abundan los abrigos y cobijos naturales. Prácticamente, en cualquier excursión encontraremos alguno de estos vivacs que han sido refugio de varias generaciones de excursionistas y montañeros.
9 LAS PIRÁMIDES DE PEÑAS SORDAS
Nadie sabe quién o quiénes las construyeron. Por más que se pregunta o se investiga en internet, no se consigue averiguar el origen y el significado de las tres pirámides que se levantan en Peñas Sordas.
10 A LA PARED DE SANTILLANA POR EL HUECO DE COBERTEROS
La silueta triangular de la Pared de Santillana se eleva en lo más alto de la Pedriza Posterior, culminando un grandioso caos de peñas y riscos.
11 LA INTEGRAL PR-M1
El sendero PR-M1, que circunvala La Pedriza por la línea de cumbres, es una de las excursiones reinas de toda la Sierra de Guadarrama. Por su longitud y desnivel hacerla del tirón es una empresa reservada a los caminantes más curtidos.