As Fragas do Eume se extienden a lo largo de los últimos treinta kilómetros del río Eume, desde la linde de la Sierra da Loba hasta la desembocadura en la ría de Ares. A día de hoy este parque natural es uno de los espacios mejor conservados de la provincia de A Coruña. Dentro de sus más de nueve mil hectáreas podemos encontrar árboles centenarios, con grandes ejemplares de robles, castaños, además de tejos, alcornoques, chopos negros, acebos, madroños, laureles y fresnos.
La humedad del río y el escarpado terreno por donde fluye éste hace que prolifere una vegetación exhuberante, especialmente de musgos y helechos, de los cuales hay más de veintiocho especies diferentes. La proximidad del mar y el terreno granítico donde se asienta proporcionan unas características climáticas que posibilitan la pervivencia de una flora subtropical, la misma que ocupaba buena parte de Europa hace millones de años y que hoy está especialmente representada en Azores, Canarias o Madeira.
Como es de suponer, toda esta diversidad de matices también favorece una fauna muy particular, especialmente en especies que disfrutan con la alta humedad, como caracoles, babosas y una importante población de salamandra rabilarga. En el río es fácil ver garzas y cormoranes que lavan en el agua dulce su plumaje impregnado de sal. En la espesura, los búhos reales, gavilanes y halcones campan a sus anchas.
El parque cuenta con ocho rutas diferentes para que el visitante pueda conocer de manera activa la naturaleza de este espacio y disfrutar de sus rincones. Entre ellas hemos elegido una que reúne historia y naturaleza a partes iguales.
Itinerario
Comenzamos el recorrido cruzando el río Eume por el puente de Santa Cristina, poniendo rumbo a la atalaya en la que se asienta el monasterio de Caaveiro. El monasterio, declarado en 1975 Monumento Histórico Artístico por su importancia arquitectónica, posiblemente se construyó sobre una capilla que utilizarían los primeros eremitas que se asentaron aquí. En el siglo X, San Rosendo funda el monasterio. La tradición cuenta que el lugar fue elegido por estar lejos de la espesura del bosque, habitado entonces por los osos.
El monasterio vivió tiempos de bonanza alcanzando su máximo esplendor en el siglo XVII, cuando logró el rango de colegiata. En el XIX la desamortización lo condujo a la ruina, hasta que muchos años después la Diputación de A Coruña lo compró y restauró.
Desde el monasterio, las panorámicas del bosque y el río Eume son espectaculares, si bien para continuar con la ruta debemos retroceder hasta las casetas de información y allí tomar un camino empedrado que sale a la izquierda y que se adentra en un mundo verde, sombrío y húmedo. Es el camino que lleva al antiguo molino y al puente románico de Caaveiro.
« La proximidad del mar y el terreno granítico donde se asienta proporcionan unas características que posibilitan la pervivencia de una flora subtropical »
Después del puente, una corta subida nos deposita en un nuevo desvío. Giramos de nuevo a la izquierda, iniciando un descenso que nos va aproximando poco a poco a un puente de madera que nos permite caminar por un costado del río Sesil. Transitamos por un paraje frondoso, teñido por el ocre de castaños y robles y donde sólo el murmullo del agua rompe el silencio del bosque.
El Sesil es un afluente del Eume y hacia él nos vamos, al igual que el río, en un caminar sinuoso por un sendero a veces empedrado y otras tapizado de hojas y raíces que emergen de la tierra, retorcidas y nerviosas. Caminamos por una senda de pescadores que nos permite la visita a lugares estratégicos para contemplar el río. Sobreviene un tramo algo complicado: una corta subida y un destrepe, equipado con una cuerda que, a modo de pasamanos, nos ayudará a evitar resbalones en los días más húmedos. Tras cuarenta minutos de paseo, llegamos a uno de los puentes que cruza el Eume, el Fornelos, pero nosotros pasamos de largo para continuar la senda atentos a los movimientos del río por si descubrimos alguna juguetona nutria, porque haberlas, haylas. El próximo puente en aparecer es el colgante de Cal Grande. Éste sí lo cruzaremos para desembocar en la estrecha carretera que sube a Caaveiro.
Después de refrescarnos en la fuente, tomamos rumbo a la izquierda, remontando la carretera. Caminamos por un terreno llano pero no hay que acelerar la marcha pues todavía restan casi cinco kilómetros hasta alcanzar el puente de Santa Cristina que habremos de cruzar para llegar al punto de partida.
Para combinar
1. Ruta de las Algas GE93. Distancia: 57 km.
2. Cascada de Vilagocende GE159. Distancia: 11 km.
Ficha práctica
- Situación: A Coruña.
- Partida y llegada: aparcamiento del final de la carretera a Caaveiro.
- Cómo llegar: la manera más fácil es por la AP-9 hasta Pontedeume y una vez allí, tomar la carretera DP-6902 que penetra en las Fragas do Eume.
- Dificultad: fácil.
- Distancia: 11 km.
- Tiempo: 3 h.
- Cartografía: hojas 22-I y 22-III del IGN. 1:25.000.
- Información: • Oficina de turismo de Pontedeume (Torreón de los Andrade). Tel. 981 430 270; www.pontedeume.gal • Centro de Recepción de Visitantes do Portal de Caaveiro (km 5 carretera Ombre- Caaveiro). Tel: 981432528. • Centro de Recepción de Visitantes do Portal de Monfero (carretera DP-5003 s/n, frente al monasterio de Monfero). Tel: 981 063 992.
- Más: el parque natural cuenta con ocho senderos autoguiados. Se pueden conocer en la web http://parquesnaturais.xunta. gal/es/fragas-do-eume