El proyecto internacional inició su recorrido en 1994 cuando el biólogo marino Richard Anderson propuso extender el sendero siguiendo el rastro de los Apalaches por el mundo.
Por ahora, el único tramo totalmente desarrollado discurre en tierras americanas, entre el Monte Katahdin y Crow Head en la península canadiense del Labrador, cuyos 3.000 kilómetros señalizados se suman a los otros tantos de la ruta original.
El sendero es mantenido por un grupo de geólogos, biólogos marinos e ingenieros de montes que tienen su sede en Maine. El “sendero” ya ha llegado a Groenlandia, Irlanda, Escocia -que ya lo está desarrollando- Gales, Noruega, Francia, España y Marruecos.
En nuestro país el tramo más importante de ese sendero estaría en las Villuercas, porque, según la geóloga Ruth Rodríguez,responsable del proyecto en nuestro país “no hay ningún lugar, además de EEUU, donde se aprecie tan claramente el relieve como en las Villuercas”. El modus operandis es el siguiente: donde hay afloramientos de montañas apalachenses, de característica formas serradas, la organización contacta con asociaciones locales de senderismo para saber el estado de los caminos de la zona e invitarles a participar en el proyecto.
En España la idea es empezar por Asturias y Galicia, bajar por Portugal y salir por las Villuercas. A partir de aquí, no hay relieve apalachense hasta el Atlas, en Marruecos.
Según Ruth, en España la idea puede «tardar un año, dos o diez. Depende de las asociaciones que nos quieran ayudar». Todo lo referente a este ambicioso proyecto se puede conocer visitando la página Sendero internacional de los apalaches.