La Vía Verde del Plazaola une las localidades de Lekunberi, en Navarra, con Andoain, en Guipúzcoa por los valles de Leitzaran y Larraun. El primero está considerado como uno de los valles mejor conservados del norte peninsular. Son algo más de cuarenta kilómetros en los que se cuentan 14 túneles. Uno de ellos, el de Uitzi, de casi tres kilometros de longitud, fue durante mucho tiempo el túnel ferroviario más largo de España.
Recientemente, se ha acondicionado un tramo de dos kilómetros desde Lekunberri hasta Mugiro y está en proyecto otros cuatro kilómetros que se unirán con un tramo ya disponible de 6,5 kilómetros que discurren por el valle de Imotz en dirección a Irurtzun.
En la estación de Lekunberri, rehabilitada en 1998 como sede del Consorcio Turístico del Plazaola, se encuentra la Oficina de Información Turística de la zona. Un vagón rojo permanece permanentemente aparcado frente a la estación. Es el llamado Vagón de los juegos, una original propuesta para que los niños se familiaricen con el ferrocarril y conozcan la historia del Tren del Plazaola.
Mañan, 4 de mayo tendrá lugar una fiesta con motivo del Día Nacional de las Vías Verdes, y el 21 de septiembre se celebrará una nueva edición de la marcha en BTT para festejar el Día Europeo de las Vías Verdes.
En marzo del 2013, Grandes Espacios publicó un reportaje sobre esta vía verde que reproducimos a continuación.
Del verde al negro
Vía Verde del Plazaola
Por Dioni Serrano
Primero fue un pequeño ferrocarril minero que comunicaba las minas de Plazaola con la estación del Ferrocarril del Norte en Andoain. Después, se amplió y anduvo comunicando durante cuatro décadas las ciudades de San Sebastián y Pamplona. Nunca destacó por su importancia económica ni por su velocidad, pero el Plazaola terminó convirtiéndose en parte del paisaje y del paisanaje.
La puesta en marcha del tren minero se remonta a los primeros años del siglo XX. En principio fueron 22 kilómetros entre las minas de Plazaola y la estación de Andoain, pero no tardaron mucho en ampliarse, primero hacia Pamplona y después hacia Lasarte. Una anécdota marca el inicio extra oficial del servicio de pasajeros: en julio de 1913 miembros del Consejo de Administración del ferrocarril, ingenieros y obreros de la obra se montan en el tren para ir a los sanfermines
Y otra anécdota más que hará las delicias de los excursionistas: en enero de 1914 tiene lugar el primer viaje “comercial” hasta la estación de Urtzi. El tren lo llena un grupo de excursionistas del Ski Club Tolosano que organizan en una ladera próxima un concurso de saltos de esquí. Pero habría que esperar unos días para que se hiciera la inauguración oficial del que entonces se conocía como el ferrocarril Leizarán.
Tras cuarenta años de servicio, el auge del tráfico por carretera, la falta de renovación tecnológica y, finalmente, unas riadas que se llevaron por delante puentes y tramos de la vía firman su acta de fallecimiento. Las vías se levantan y el terreno se subasta. Como dicen que dijo un popular torero, la Vía Verde del Plazaola es sencillamente im-presionante. Impresionante por la belleza natural del recorrido e impresionante por la belleza de la obra en sí misma, en la que destaca el túnel de Uitzi, de casi 3.000 metros y que fue durante mucho tiempo el túnel ferroviario más largo de España.
Itinerario
Aunque la Vía Verde arranca cerca de la presa de Mugiro, el punto de partida más popular es Lekunberri. Su estación de tren se rehabilitó en 1998 como sede del Consorcio Turístico del Plazaola. Un vagón rojo permanece permanentemente aparcado frente a la estación. Es el llamado Vagón de los juegos, una original propuesta para que los niños se familiaricen con el ferrocarril y conozcan la historia del Tren del Plazaola.
Los dos kilómetros que separan la estación de la presa de Mugiro son un pequeño paseo que transcurre junto al río Larraun. Hacia el norte, se asciende, poco a poco, entre árboles, bajo pequeños puentes y se atraviesan tres cortos túneles. Atención al salir del primer túnel, porque hay un desvío provocado por la autovía A-15. Hay que bajar y cruzar bajo la A-15 por un paso inferior y remontar una corta y dura rampa para volver al itinerario original. No queda mucho para llegar al túnel de Uitzi.
Este largo túnel permaneció cerrado hasta la primavera del 2011. Fueron necesarios muchos meses de trabajo y una inversión de 1,3 millones de euros para dejarlo preparado. El túnel está iluminado con luces que se van encendiendo al paso, creando una atmósfera irreal, como de película de ciencia ficción o de intriga. El cruce de estos casi tres kilómetros subterráneos es una experiencia muy especial que justifica por sí sola visitar esta vía verde. Desde la boca norte del túnel de Uitzi hasta Leitza, primero y único pueblo en la ruta, se cuentan siete túneles. El bello pueblo de casonas de piedras con balconadas cubiertas de flores queda a un nivel inferior.
Sobrevienen otros tres túneles. Los dos primeros son transitables; no así el tercero que está hundido. Tras varios años descendiendo a una carretera para retomar la traza original, en verano del 2010 se abrió un camino al lado del túnel sin desnivel. Al otro lado del túnel se encuentra la antigua estación de Leitza, con dos de sus edificios rehabilitados. Un poco más allá el tren pasaba al valle de Leitzarán por un viaducto. Hoy la vía verde pasa dos veces bajo otros viaductos más impresionantes: los de la A-15. Al poco de pasar bajo ellos llegaremos al punto donde se encontraba la antigua estación minera de Plazaola, situada en la muga entre Navarra y Guipúzcoa.
A sólo cincuenta metros de la vía están las minas de Bizkotx, razón primitiva de nuestro tren. Algunos hornos de calcinación, los cargaderos y la cantina han sido recuperados. A partir de aquí, la vía verde deja de estar acondicionada aunque el camino sigue siendo perfectamente transitable(salvo en época de lluvia, cuando puede quedar inundado) y los túneles están iluminados. En algunos tramos veremos a nuestra derecha algunos túneles invadidos por la maleza. Corresponden al viejo tren minero cuyo trazado no respetó íntegramente el tren de viajeros.
El paso a al país Vasco supone un cambio notable en el paisaje. El valle se retuerce y encajona, y la vía tiene que abrirse paso por medio de una interminable sucesión de puentes y túneles. A ambos lado del camino se amontonan pilas de troncos. La tradicional explotación forestal del valle es uno de los motivos por los que este camino se mantuvo abierto. ¡Cuidado con los camiones en época de tala! Otro túnel cegado obliga a descender hasta el río. La desviación merece la pena pues nos permite ver uno de los varios puentes medievales que cruzan el río. La traza original se introduce en el encantador paraje de Matxinbarrena, donde el río se encaja formando una sucesión de bellas cascadas.
Un túnel con una barrera que impide el paso a los vehículos señala el principio del tramo hormigonado que conduce a Andoain, un tramo utilizado por muchos paseantes, corredores y ciclistas, por lo que hay que ir con cierto cuidado. La pista de asfalto rojo (señalizada como camino natural) llega hasta la entrada del pueblo. En su populosa plaza hay varios restaurantes donde reponer las fuerzas con refrescantes zuritos y pintxos exquisitos.