Por fin parece que el PN de la Sierra de Guadarrama va a ser realidad ¿Dudaste alguna vez en que llegara este momento?
Sí dudé. El proceso ha sido lento y con altibajos, incluso con abandonos; ha salido, pero hubo momentos en que parecía muy difícil. Entraron demasiados factores y modificaciones que erosionaron el ímpetu inicial. Se recobraron ánimos que luego se apagaron y más adelante se volvieron a encender…; y finalmente, con muchas adaptaciones a un entorno tan complicado, hubo otro empuje que ha permitido pasar el proyecto en sus líneas generales por los múltiples controles y laberintos de nuestra administración. En cuanto a mí, nunca dudé que la Sierra debería ser Parque Nacional.
¿Cuáles son los obstáculos más importantes que ha tenido que salvar el proceso para llegar hasta aquí?
Han sido de diverso tipo. Unos, de carencias de apoyo al proyecto en determinados momentos; otros de controversias constantes de opuestos orígenes pero casi todos bastante radicales e intransigentes, lo que no ocurrió en otros proyectos de parques nacionales mucho peor apoyados en los aspectos científicos y en la calidad del lugar, pero más fáciles políticamente. Sin embargo, fundamentalmente fue el cambio producido por la ley de espacios protegidos, cuando estaba inconcluso el proceso de declaración, lo que obligó a modificar el plan para adaptarlo a nuevas exigencias, lo que produjo el mayor trastorno, porque, o bien se abandonaba el proyecto en esas nuevas circunstancias o bien había que rehacerlo. Tras un tiempo de desarme del proyecto, al final la administración de Madrid decidió intentar su adaptación, y desde ese renovado arranque se llega a hoy, aunque con un plan acomodado a las nuevas circunstancias, políticas, legales y al entorno social actual de la montaña.
¿Es muy diferente el parque nacional que se planeó al principio planes y lo que parece que va a ser?
Te respondo sólo respecto a Madrid, pues es lo que conozco mejor y donde se establecieron en el primer PORN normativas, zonificaciones y cartografías concretas, en seguimiento del Plan Director de Parques Nacionales entonces vigente y acopladas a la realidad material de esta vertiente de la Sierra en el año 2005. Al presentarse incompatibilidades en la nueva ley en la protección en el rango de un Parque nacional con los aprovechamientos extractivos, en concreto de la madera, sólo cabían las siguientes opciones: una, modificar ese artículo de la ley; dos, modificar esos aprovechamientos y acoplarse a la compatibilidad con la ley; tres, no hacer nada y abandonar el proyecto; cuatro, modificar todo, aprovechamientos y normas, optando por una vía distinta; y quinto, sacar fuera del plan todos los lugares afectados y restringir el Parque a las áreas sin esos aprovechamientos, es decir, a las cumbres. Y fue por esto último por lo que se optó. La consecuencia era una merma de superficie sólo paliada en parte por su zona periférica de protección, que depende del Parque, pero es externa y sin el rigor propio de un Parque Nacional; otra consecuencia es una exclusión de paisajes boscosos significativos, entre ellos particularmente los de El Paular y de Valsaín. Y también deriva de ello una estructura nueva del conjunto protegido; esto tiene su interés territorial, porque pasó el plan, de comprender varias zonas dispuestas en aureolas concéntricas, con un núcleo altamente protegido al que rodeaban anillos en progresiva compatibilización de usos, a una restricción a casi sólo ese núcleo, que constituye el Parque Nacional del nuevo proyecto. No obstante, ciertas claves del antiguo plan han sido cimientos de éste y perviven como tales en el planeamiento nuevo.
Los montañeros se preguntan ¿cuánto y cómo les va a afectar la declaración?
No deberían preguntarse sólo eso. Primero, porque es exclusivista plantearlo así. La sierra es de todos, quiero decir, de todos los que la traten con respeto. De los demás, de los irrespetuosos, pienso que deben corregirse para merecerla. Ante todo, lo que deben pensar es que el Gudadarrama ha venido siendo una montaña bastante amenazada y que en el Parque Nacional tiene su salvaguarda. Mantenida de este modo, podrán disfrutarla sin más deterioros, aunque sea con regulaciones que se ponen precisamente para que no pierda su valor por el uso indebido. Un Parque Nacional es un modelo de gestión para el cuidado de la montaña y, si no existe, habrá otros modelos impuestos, por ejemplo el de turismo agresivo, que serán peor para la sierra y para el montañero. En segundo lugar, el Parque regulará los usos sin duda. Hay muchos pretendientes de uso (y más tan cerca de Madrid) y esa regulación es indispensable, pero serán los usos irrespetuosos los que se atajarán, no los respetuosos. Hay usos deportivos de los dos tipos. Pero se trata de garantizar el disfrute adecuado en una montaña sin daños. Y sé que, cuanto más natural es una montaña, más grande es la satisfacción montañera de recorrerla. Por otro lado, el montañismo está considerado en este Parque como un uso particularmente adecuado en él y por eso su normativa tiene especial cuidado en que su práctica sea realizable sin menoscabos. Y es así porque parte de pensar que el mejor medio para entender la montaña es transitar por ella. En todo caso, para detallar esta pregunta habría que leer las normas concretas, pero eso, que es farragoso, lo dejo para otro momento…
¿Crees que se va a producir un efecto llamada cuando la sierra sea parque nacional?
Todos los parques tienen ese efecto, porque saltan a la fama y depende de cómo se sepa manejar para que ello no conlleve más problemas. No toda la demanda de los parques nacionales es turística, sino cualificada, que sabe a lo que va y que participa en el cuidado del lugar. Por otra parte, la Sierra ya tiene gran demanda sin necesidad de ser Parque Nacional, sobre todo por la presión desde Madrid, que habrá que canalizar y administrar correctamente, es decir, que no salta del confín a la fama. Más bien, con el Parque, esa presión ya existente podrá ser controlada y encauzada de modo mejor. El Parque, como órgano de gestión, tiene posibilidad de hacer su propia oferta, de manera que la demanda pase a someterse a lo que mejor convenga a la protección del Guadarrama.
¿El hecho de estar a escasos sesenta kilómetros de la gran urbe ¿añadirá dificultad a su gestión?
Hace necesaria esa gestión, justamente. Pero la gran demanda turística ya se conoce en El Teide, en Ordesa, en los Picos de Europa o en Sierra Nevada, independientemente de que sean parques, y no suele andarse con delicadezas a no ser que el Parque ponga las cosas en su sitio. Ahí están las estaciones de esquí del Guadarrama como ejemplo de uso masificado y de paisaje industrial en la montaña.
El Parque tendrá que gestionar esta condición propia de la Sierra con un cuidado especial. Pero no todo es negativo. De Madrid ha partido el mayor impulso de conservación del Guadarrama durante un siglo; también en Madrid se ama, y mucho, a la sierra. Y la difusión beneficiosa de la naturaleza cuidada llegará así a más gente.
¿Qué beneficios obtienen los municipios que tienen terreno dentro del parque?
En las normas de los Parques hay previstas compensaciones que tutelan los patronatos. Realmente no es la palabra adecuada, pero así se llaman. Las autonomías también suelen conceder tratos de favor “compensatorios” a esos municipios. Además, el patronato y la dirección del parque ejercen una orientación hacia la calidad y la sostenibilidad, que son positivas territorialmente. El Parque es también un ente propio, que incluye las dos vertientes, transautonómico, más fiel por ello a la geografía de la montaña que las divisorias municipales, provinciales y autonómicas, que la trocean. Este “ente” serrano pasará a ser protagonista en el territorio con decisiones e iniciativas, en vez de constituir sólo un espacio satélite y marginal de las capitales provinciales. Pero sobre todo el Parque les otorga una gestión territorial de alta calidad y sus terrenos quedan cualificados en el máximo rango. Diría que es una suerte y un honor para un municipio que parte de su terreno sea distinguido como Parque Nacional. Eso también repercute en el “efecto llamada” turístico que, bien encauzado, lleva consigo prosperidad.
¿Es posible que el parque crezca en el futuro?
Deberá crecer. Es prácticamente inevitable, porque tiene que completarse cualitativamente (y cuantitativamente, claro) con algunas de sus laderas boscosas, sobre todo las más importantes, que ahora quedan fuera. Los viejos parques de montaña, como Ordesa y Covadonga, han crecido con el tiempo. El Parque de los Picos de Europa marca también el modelo de una extensión-tipo, en hectáreas, a la que hay que aspirar. La misma dinámica del Parque acabará por agregar esa áreas que todos sabemos que le faltan.
¿Cómo es posible que parte del pinar de Valsaín, que es gestionado por el Organismo Autónomo de Parques Nacionales, haya quedado fuera?
Cosas singulares de los seres humanos, verdaderamente. Han influido criterios económicos (discutibles) sobre el aprovechamiento maderero del monte y su serrería, el recelo local a cambios, la perspectiva de los puestos de trabajo y, en la autoridad autonómica, una actitud posesiva territorial en todo su ámbito, pese a que sea el estado, y aun más el OAPN, quien es dueño del pinar. El hecho es que local y regionalmente ha habido resistencia y, si a eso se añade la incompatibilidad de las extracciones lucrativas antes indicada, en esto reside la paradoja. De momento, se han encontrado fórmulas de integración en la gestión y en la política del Parque, que preservan el lugar, pero la integración completa como Parque Nacional estricto no sólo es un objetivo claro sino que se decantará sola, por coherencia, cuando el Parque entre en funcionamiento.
¿He oído que los propietarios del Pinar de los Belgas, también fuera del parque, quieren venderlo. ¿Hay posibilidad de que lo compre la CAM y lo incorpore al PN?
Pocas, de hecho la Comunidad de Madrid ha rechazado oficialmente su adquisición. El Parque Nacional tendrá más adelante su iniciativa y su presupuesto, apoyado por el Estado, cuando esté en funcionamiento, y entonces podría efectuar esa compra, que considero muy conveniente para la salvaguarda de este pinar y para la calidad del Parque. Eso espero. Debe ser un objetivo explícito del Parque Nacional desde su nacimiento. El Monte de El Paular es muy significativo en la naturaleza del Guadarrama, como lugar de excelencia y como complemento biogeográfico.
Con esto de la crisis, ¿nace «tocado» el parque?
Todo está afectado, también estos asuntos; un ejemplo puede ser no haberse hecho cargo de los montes antes mencionados. Miedo al paro, miedo al gasto… Pero no hay que amilanarse: el Parque Nacional es una empresa desinteresada y en ella hay mucho que es factible con voluntad, dedicación e inteligencia. Me preocupa especialmente el contacto territorial del Parque con sus regiones circundantes, muy afectadas por transformaciones que ahora la crisis ha sosegado pero que pueden recomenzar cualquier día: autovías, urbanizaciones, etc. La idea de establecer una aureola de colchón entre la zona periférica de protección del Parque y su entorno muy antropizado tiene sentido. Es lo que nosotros llamábamos “área de control urbanístico y de preservación del paisaje”: hay que estar prevenidos.
¿Cómo se va a organizar la gestión del parque entre las dos comunidades?
Hay un precedente tricomunitario en los Picos de Europa. Por un lado, la montaña suele ser divisoria, no sólo de aguas sino de municipios, provincias, comunidades y naciones, lo que la parte administrativamente, pero ella es solamente una desde el punto de vista orográfico. Como la gestión de los Parques Nacionales depende de las autonomías, volvemos al reparto. Este tiene ya sus normas que se aplicarán, con sus representantes del Estado, de las comunidades y los municipios en el patronato y con su dirección y oficina correspondiente. El director, que es un técnico, se consensuará entre quienes ejercen la autoridad administrativa y ambiental.
¿Tienes candidatos para la dirección?
No. No es mi cometido ni mi incumbencia. Se nombrará por acuerdo entre el Estado y comunidades, pero se trata, como digo, de la parte técnica de la gestión, siendo necesarios unos requisitos profesionales. Sí tendría una idea respecto al perfil general del director que me parecería más apropiado. Pero son puros deseos de un ciudadano, porque el director lo elegirán en el ministerio y las autonomías.
Una curiosidad: entre las pocas alegaciones que se tuvieron en cuenta durante la votación en el Congreso estaban varias que proponían cambiar el nombre de «Cumbres de la Sierra de Guadarrama» por «Sierra de Guadarrama». ¿Es sólo una cuestión de maquillaje o tiene una importancia real?
Tiene bastante importancia. Al restringirse el espacio protegible en este rango a la zona culminante o casi supraforestal, por eludir los montes maderables, cambiaron la denominación original, que comprendía la sierra en conjunto, por la de las “cumbres”. Quedó así la propuesta por ser más exacta y para tranquilizar a los partidarios de sustraer los montes del área de protección. De modo que se planteó como una denominación restrictiva. Pero ese título no sólo acotaba el Parque al área cimera sino que lo acantonaba en ella. Es decir, que entraría en contradicción con su posible (y necesaria) expansión futura por las laderas o los valles serranos, a no ser que se le cambiase de nuevo el nombre en ese momento. Así que es preferible claramente que se llame de la Sierra de Guadarrama, lo que no da lugar a obstáculos, sino que crea una expectativa de ampliación al conjunto. No acota y permite expansión. Además, es más coherente con la aspiración ya secular; y hasta es más estético y sencillo, como tal nombre.
¿Qué tienes que decir a las personas que se han opuesto a «este» parque nacional alegando que había quedado muy reducido?
Que los niños nacen pequeños y luego crecen, pero para eso hay que dejarlos nacer. Y luego… cuidarlos y alimentarlos un tiempo hasta que se desenvuelven solos. Abortar la declaración del Parque por exagerados escrúpulos o prejuicios o por intolerancia acabaría por ir en contra de la preservación, totalmente necesaria y urgente de la Sierra de Guadarrama, tal vez en su última oportunidad. Hay muchos esfuerzos y expectativas detrás, pero sobre todo hay porvenir, hay futuro por delante. Lo que realmente importa es proteger la Sierra definitivamente, y este Parque Nacional es el medio a nuestro alcance para encauzar esa protección. Un Parque Nacional no es la consagración definitiva y cerrada de un lugar, sino un proceso abierto que hay que construir. Pero desde mejores bases, sin duda. Estaremos atentos.