Señales tiroteadas o desaparecidas, postes de dirección arrancados, paneles informativos inutilizados… El vandalismo se ceba en algunos centros BTT de España, como el del valle de Lozoya, en Madrid o el de la comarca de Beturia en Huelva, y ponen en peligro la supervivencia de estos centros, advierte Víctor Tarodo, vicepresidente de IMBA España (Asociación Internacional de Bicicleta de Montaña), la organización que ha asesorado técnicamente a los promotores de muchos de los centros BTT de España.
“Los actos están protagonizados mayoritariamente por cazadores, ganaderos y agricultores, pero también por senderistas ocasionales”, asegura Víctor, que no niega, sin embargo, que algunas veces los daños son involuntarios. “Cuando colocamos las señales en un cruce de pistas agrícolas tenemos mucho cuidado de dónde las ponemos porque sabemos que una cosechadora puede arrancarlos al girar sin que haya mala intención en ello”.
Lo peor de todo es que muchos promotores de los centros BTT, principalmente municipios o mancomunidades, no tienen dinero para hacer frente al gasto que supone la sustitución de las señales malogradas o desaparecidas, lo que conduce a un deterioro de la calidad del centro. “El vandalismo –asegura el vicepresidente de IMBA Espñaa– podría llevar a que los municipios que han hecho el esfuerzo de diseñar un centro BTT lo abandonen a su suerte, y esto tendría una nefasta consecuencia en el turismo de la zona porque quién va a querer ir a un lugar donde se puede perder”. No hay que olvidar que el desarrollo económico de la zona donde se instalan es el principal objetivo de estos centros.
No sin cierto sarcasmo, Víctor Tarodo invita a los «coleccionistas de señales», es decir, aquellos que arrancan las placas de metacrilato que se suelen usar en estos centros para indicar la dirección del itinerario, que se la pidan a él para evitar gastos ainnecesarios a los municipios. «Una de esas placas puede valer unos sesenta céntimos, pero si tenemos que ir a instalarla en e poste donde ha desaparecido la factura asciende a 60 euros».
Un centro BTT es en resumidas cuentas, una conjunto de rutas señalizadas para bicicleta todo terreno, con diferentes niveles de dificultad, con uno o varios centros de acogida donde el aficionado puede encontrar información de los itinerarios y de los recursos turísticos de la zona, así como otros servicios específicos para el ciclismo, como alquiler de bicicletas, talleres, lavaderos, etcétera.
La idea nació en Francia en la década de los noventa del siglo pasado. Cataluña fue la primera región española que puso en marcha este modelo. En 1999 inauguró el primero de sus centros en la comarca gerundense de Pla de l’Estany. A día de hoy, la red de Centros BTT de Cataluña consta de 17 centros que suman alrededor de 6.000 kilómetros. Le siguieron el País Vasco, la Comunidad Valenciana, Madrid y Galicia, que acaba de inaugurar su segundo y tercer centro BTT en A Estrada y en Boiro.
Castilla y León y Andalucía han sido han sido las últimas comunidades que se han apuntado a este modelo de turismo deportivo. En la primera se han abierto sendos centros en los municipios de Bañolares y Pereña de la Rivera y se prevé que se inauguren otros cinco en los próximos dos años, uno de ellos en Béjar.
Por su parte, Andalucía se ha estrenado con el mencionado centro de la comarca de Beutira, en Huelva, y otro en la malagueña localidad de Villanueva del Trabuco.