En un radio de 1.500 kilómetros alrededor de la península Ibérica hay más de veinte islas habitadas repartidas en cuatro archipiélagos: Canarias, Azores, Madeira y Baleares. Los tres primeros forman, junto con Cabo Verde, la región de la Macaronesia, y tienen en común su origen volcánico, lo que les atribuye un aspecto similar.
Las islas de la Macaronesia son, mayoritariamente, pitones volcánicos que emergen del océano Atlántico y que alcanzan en algunos casos alturas extraordinarias, como el Teide en Tenerife, que con sus 3.718 metros convierten a este volcán en el techo de España. Las islas de estos archipiélagos no son muy extensas. A la cabeza en superficie está, de nuevo, Tenerife, con 2.034 kilómetros cuadrados. En el extremo opuesto se encuentra la isla de Corvo, en Azores, que con sólo diecisiete kilómetros cuadrados puede hacer sentirse un robinson a cualquier visitante.
Su génesis volcánica y la erosión de millones de años han dado a estas islas relieves extraordinariamente abruptos y paisajes excepcionales en Europa: cráteres gigantescos donde sobreviven los bosques de laurisilva que cubrieron en un pasado remoto toda la cuenca mediterránea, profundos barrancos, acantilados de basalto, campos de lava, etcétera. Orografías tan complicadas –salvo excepciones– que los isleños han vencido abriendo intrincados caminos que, ahora, son un excelente reclamo para atraer a turistas senderistas de todo el mundo. Probablemente por esto, el Programa Caminos Naturales está muy presente en el archipiélago.
El origen de las Islas Baleares es menos “explosivo” que el de Las Canarias. Las cinco islas que lo forman son una prolongación del Sistema Penibético y, por lo tanto, son la caliza y la vegetación mediterránea los elementos naturales que dominan el paisaje. También su proximidad al continente las convierte en islas más fáciles de visitar e incluso de recorrer a pie, pues salvo Mallorca, la mayor de todas, son islas poco montañosas. Sin embargo, el Programa Caminos Naturales sólo está presente en Menorca, eso sí, con el espectacular Camí de Cavalls, ya tratado en un reportaje anterior, y en Mallorca, con el pequeño recorrido –casi un paseo anecdótico de medio kilómetro– que constituye el Camino Natural de Son Juny; y eso que la isla tiene uno de los senderos de gran recorrido más fascinantes de España, el Camino de Pedra en Sec.
De entre todos los posibles, que no son pocos, hemos hecho una pequeña selección que bien puede servir de muestra:
- Camino Natural del Fuerteventura (Islas Canarias). Sendero majorero
Fuerteventura es la isla más larga del archipiélago y también la más antigua: alrededor de veinte millones de años; tiempo suficiente para que la lluvia y el viento hayan modelado su forma original, convirtiéndola en una isla de suave relieve. Su altura máxima la alcanza el Pico de la Zarza, con 807 metros de altitud. - Camino Natural de Costas de La Gomera (Islas Canarias). Senderos de rebeldía
Se dice que La Gomera nunca fue conquistada. Posiblemente, sus barrancos y acantilados tuvieron que ver con ello, como tuvo que ver sin duda con la creación del silbo, el singular idioma con el que los antiguos y rebeldes gomeros se comunicaban superando quebradas y que hoy es Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. - Camino Natural de La Palma (Islas Canarias). Caminando entre volcanes
Toda la Isla Bonita –uno de los sobrenombres que recibe La Palma– fue declarada Reserva Mundial de la Biosfera en 2001. En sus 708 kilómetros cuadrados alberga más de veinte espacios protegidos, incluyendo un parque nacional, dos parques naturales y una reserva marina. - Camino Natural por los Senderos Tradicionales de El Hierro (Islas Canarias). Senderos del Meridiano Cero
La menor y más alejada de las islas del archipiélago canario saltó a los periódicos y televisiones de medio mundo en octubre de 2011 cuando frente a la población de La Restinga se abrió un volcán submarino que mantuvo en vilo a los herreños durante meses.