La avalancha alcanzó la base del telesilla a las 15:30, doblando y enterrando la primera de las pilonas. Su tamaño llegó a los 8 metros de espesor y 500 de longitud.
En cuanto vio el alud, la empleada que trabajaba en el remonte impidió que montara más gente y lo dejó en marcha. “Se deslizaba tan lentamente que no teníamos la impresión de que fuera peligroso. Pero cuando le vi acercarse hacia mí doblando las pilonas y golpeando a las sillas, me impresionó bastante”.
Los esquiadores que quedaron atrapados en las sillas, fueron evacuados en tres horas utilizando para ello arneses, cuerdas e incluso un helicóptero. Los equipos de rescate quisieron evitar que bajaran ellos mismos por el riesgo que había de que se produjera una nueva avalancha.
La causa de este tipo de aludes reside en las altas temperaturas, inusuales para la época del año, que está habiendo en los Alpes y en los Pirineos. Meteofrance ya alertó el pasado jueves del riesgo de aludes de nieve húmeda o de fusión, especialmente si se esquía fuera de pistas.