Xavi Sabaté es un escalador de 26 años nacido en Sant Feliu de Guíxols, en plena Costa Brava, pero que reside en el Pirineo y trabaja en el refugio Estany Llong del Parque Nacional de Aigüestortes. Concibe la escalada en su globalidad y se dedica tanto a la deportiva como especialmente a la tapia o incluso al artificial. Recientemente, ha completado un proyecto tras el que llevaba mucho tiempo, con la repetición de Mentre hi hagi llum, una línea de cuatro largos con una dificultad máxima de 8b+.
“Ese es mi máximo grado también en deportiva”, explica y lo esgrime para defenderse de la cuestión sobre el grado de la vía, que el austriaco Mitch Kemeter situó en el 8b+/c cuando llevó a cabo la liberación en febrero de 2018: “La vía es muy bonita, independiente del grado; no sabría qué decir porque está muy en mi límite”, reconoce.
Atraído a causa de la lluvia
Xavi Sabaté ha estado trabajando Mentre hi hagi llum durante un largo tiempo. “Comencé a probarla esporádicamente en 2021”, narra, y recuerda que la primera vez que se metió en ella fue a causa de la lluvia: “Fuimos a escalar a Montrebei con un amigo y se puso a llover, y el segundo largo de esta vía era lo único que se podía salvar”.

El desplome la protegía del agua y le brindó la posibilidad de probarla y verle color. “Me dije, mira, más o menos salen los pasos”. Desde aquel día, comenzó a frecuentar la vía, primero esporádicamente y, desde el pasado otoño, de manera más seguida. “En total diría que unos 25 días, aunque no lo he contado exactamente”, calcula.
Estrategia ambiciosa
La estrategia que ha seguido para tumbar Mentre hi hagi llum ha consistido siempre en montar el largo difícil (L2) al llegar a Montrebei, para a continuación trabajar en él y rapelar desde allí. En cuanto ya se vio con posibilidades, decidió dejar dos friends en la R2 para, si se daba el caso que encadenase el largo, poder enlazarlo con el L3, del mismo modo que hizo Mitch Kemeter anteriormente.
Durante los meses de trabajo en la vía fue encadenando todos los largos, excepto el segundo, que se mantuvo inexpugnable hasta la semana pasada. El día del encadenamiento, compartido con dos compañeros de cordada, escaló de primero el L1 y posteriormente enlazó el L2 y el L3 como había previsto. En aquella ocasión, no continuaron con el L4, porque uno de sus colegas tenía prisa y decidieron bajarse desde la R3.
Descripción e historia de la vía
Esta sería la descripción de la vía para Xavi Sabaté:
El L1 es el más largo, de 50 metros, y también quizás en el que pones más friends, junto con el L4 (6c+), y es muy chulo. El L2 es el difícil, de 8b+, y contando también el siguiente largo de 7b+, es sobre roca muy buena; la sección difícil es un bloque con presas muy pequeñas y luego es de resistencia sobre presa pequeña. De hecho, el bloque llegué a tenerlo muy controlado, y siempre me caía más arriba, por resistencia. El L3 es muy bonito sobre roca espectacular. Y el L4, de 6c+, es bonito, aunque más bien de trámite para salir arriba por la feixa; también se protege mucho y, de hecho, solo tiene una expansión y hay que meter varios friends.
Situada a la derecha de la Pared de Cataluña, Mentre hi hagi llum fue equipada por Ignasi Miralpeix Llobet y Gil Furriols en 2015 con parabolts, donde convenía, y con espacio para los seguros flotantes en otros puntos de la línea. La pareja consiguió llegar hasta arriba, pero ambos fallaron en el crux y el proyecto quedó pendiente.
Lo retomó Mitch Kemeter cuando viajó a Cataluña en el invierno de 2017 para unirse a Ignasi, con quién dedicó cuatro días a resolver en libre todos los movimientos, pero les faltó tiempo para encadenarla desde abajo. El austriaco volvió en invierno de 2018 para trabajar la vía con el francés Rudy Cassan y, esta vez sí, el 3 de febrero consiguió liberarla.

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