Jorg Verhoeven y David Lama son de sobras conocidos por sus sólidos resultados en el circuito internacional de competiciones de escalada. Jorg fue campeón de la Copa del Mundo de Dificultad en 2008, y David ha sido campeón de Europa de dificultad en 2006 y campeón de Europa de búlder en 2007. Pero menos conocida es su inclinación por las grandes paredes, aunque Yosemite, Chile, Kirguizistán y el Cerro Torre ya han recibido la visita de Lama que intentó sin éxito liberar la Maestri junto a Daniel Steuerer. Es decir, que su nivel de escalada está fuera de toda duda. Pero eso no mitiga la importancia de su última actividad conjunta en Arco, bautizada como Brento Centro. Para resumir, se trata de una vía de 1.100 metros de longitud, con 28 largos y una dificultad máxima de 8b. A decir de Jorg: “Se puede pensar que no es extremadamente dura, al fin y al cabo 8b es casi un chiste hoy en día… Pero primero de todo, la escalada es en un terreno de placas y desplomes sobre roca frágil, y es extremadamente sostenida (22 largos más duros que 7a), con los largos más duros arriba del todo (números 28, 29 y 30, todos alrededor de 8a/8b), y los seguros tienden a estar un poco lejos…” No hace falta decir más. Una actividad de big wall de altísimo nivel para estos dos jóvenes escaladores de 24 y 19 años, respectivamente. Brento centro es la primera línea que se hace en libre en la desplomada cara oeste del Monte Brento, uno de los lugares favoritos para los practicantes de salto base europeos. Y es que el techo de la parte más alta proporciona una inmejorable seguridad para los saltadores. David Lama tuvo la idea de escalar la pared en libre en otoño de 2008, de camino en coche junto con Jorg hacia Arco. Pensaban que necesitarían un par de días en la pared y se lanzaron a por ello. “El primer día subimos unos 450 metros y, después de haber pasado la noche colgados del arnés, subimos otros 200 metros”, recuerda David. Se bajaron y no volvieron hasta el año siguiente.
“El segundo intento, en la primavera de 2009, fue una batalla de material –dos mochilas con un total de 70 kg y una hamaca de dos plazas”, indica Lama, quien rememora cómo “el primer día escalamos alrededor de 500 metros y el segundo llegamos hasta el tramo bajo el gran techo, y la tercera noche ya habíamos terminado”. De todos modos, todavía invirtieron otros cinco días completos en resolver todos los movimientos de la vía, antes de lanzarse a por el encadenamiento, el pasado 25 de mayo.
David Lama tuvo la idea de escalar la pared en libre en otoño de 2008, de camino en coche junto con Jorg hacia Arco. Pensaban que necesitarían un par de días en la pared y se lanzaron a por ello. “El primer día subimos unos 450 metros y, después de haber pasado la noche colgados del arnés, subimos otros 200 metros”, recuerda David. Se bajaron y no volvieron hasta el año siguiente.
“El segundo intento, en la primavera de 2009, fue una batalla de material –dos mochilas con un total de 70 kg y una hamaca de dos plazas”, indica Lama, quien rememora cómo “el primer día escalamos alrededor de 500 metros y el segundo llegamos hasta el tramo bajo el gran techo, y la tercera noche ya habíamos terminado”. De todos modos, todavía invirtieron otros cinco días completos en resolver todos los movimientos de la vía, antes de lanzarse a por el encadenamiento, el pasado 25 de mayo.
Crónica del encadenamiento
Entre las 3:30 y las 4:00 de la madugada, los frontales de Jorg y David alumbraban el camino de aproximación hasta el pie de vía. Con nocturnidad, los dos austriacos superaban los pasos de quinto grado que conducen hasta la base de la pared. “Sabíamos que todos los puntos de la ruta eran factibles, pero el hecho de que seis de los 28 largos fueran de 8a+ o 8b nos hacía sudar”, señala Lama, mientras Verhoeven añade que “además, la vía sube en parte por un terreno de roca muy frágil y quebradiza, con lo que hay que tener cuidado en varios pasos para no romper las únicas presas que existen, o dar un paso en falso y quedar colgando de la cuerda”.
Tras una hora de aproximación, los dos escaladores empiezan la escalada, bajo un sol que ya aprieta. El agua almacenada en la hamaca instalada bajo el techo es su primer objetivo. Los siete primeros largos son casi un trámite para estos dos toros, que sin embargo empiezan a tener que esforzarse cuando la graduación se adentra en el octavo grado. Se van turnando en los largos y David Lama pierde pie en uno de ellos, que repite desde el principio. Así las cosas, superan los 20 primeros largos y alcanzan la hamaca y la tan ansiada agua. La media hora de reposo que se toman sirve para reflexionar: “roca frágil, malos seguros, quemados por el sol, las manos y los pies ya llagados y dormidos, y todo ello con la pregunta en nuestra cabeza: ¿seremos capaces de encadenar los largos finales o todo será en vano?”, dice Jorg.
Se ponen a ello, a por los últimos ocho largos, con las peores dificultades: 8b, 8a+, 6a, 7b, 7b, 8a+, 8a+ y 8a+. David Lama lo narra: “Jorg sale de primero y ya sólo quedan siete; yo subo el siguiente y sólo son seis; ya estamos casi terminando, pero seguimos preocupados por los tres últimos largos y sobre todo por el último, al que no hemos podido echar un vistazo –la última vez estaba mojado… Sólo quedan dos largos; Jorg es el mejor, resuelve el penúltimo y ya solo quedan 40 metros para salir; me toca a mí, llego al paso de bloque clave, todo está seco, ¡y lo resuelvo! Ya estoy a salvo y Jorg también llega arriba”. Son las 18:45.
“En total, hemos invertido 11 días trabajando en la vía, y realizamos la ascensión en un día, tras más de 13 horas de escalada”, resume Jorg, quien añade que “el grado obligado de la ruta es de 7c; y creo que es muy improbable una ascensión en el día sin conocer la línea previamente, así que una hamaca no viene mal”.