Mientras una parte de los mejores escaladores deportivos del planeta se mete de lleno en la temporada de competiciones internacionales y otros se dedican a la vía larga para pasar de la mejor manera los rigores de la canícula estival, Seb Bouin sigue a lo suyo. Y ¿qué es lo suyo? Pues encadenar la máxima dificultad posible en roca, y si son vías nuevas o poco repetidas, mejor que mejor.
El escalador francés ya dio que hablar hace poco más de un mes, cuando repitió Chilam Balam 9a+/b en Villanueva del Rosario. A sus 22 años, se colocó entre el puñado de roqueros capaces de inscribir la letra ‘b’ junto al número ‘9’ en su libreta. Y no fue casualidad. Antes de eso, ya registraba una sólida lista de ascensiones, con otras 15 vías de noveno grado entre las que destacaba La Madone 9a+ en el Lubéron. También remarcables sus cuatro 9a/+: Le complexe du playboy y Le playboy rode sans complexe, ambas también en el Lubéron; Staphylocoque en el Pic St-Loup y La tierra negra en Margalef.
Tercer 9a+
Pocas semanas más tarde, Seb Bouin vuelve a ser noticia por otro encadenamiento. Esta realización está muy relacionada con la citada Staphylocoque. De hecho, se trata de una versión de aquella con entrada directa. O más, bien, Staphylocoque fue en su origen una versión de la original, que ha dado en llamar Kmira.
La historia se remonta al año pasado, cuando el escalador y equipador local Fédric Ferraro creó la línea de un nuevo proyecto, el que sería Kmira. Uno de los escaladores de talla internacional más familiarizados con el Pic St-Loup, el suizo Cédric Lachat, fue el primero en darle un tiento serio a la nueva línea. Pudo sacar todos los movimientos, pero el enlazarlos se le encalló e incluso opinó que la línea podía estar en torno al 9b. En cualquier caso, decidió pasar a otra vía que hay justo a su derecha, Moshka 9a, que encadenó sin más problema.
A continuación, Cédric Lachat fue más allá y creó Staphylocoque 9a/+, entrando por el inicio de Moshka y saliendo por el final de Kmira. Seb Bouin supo pronto de la vía y su historia, pues ya tenía hecha Moshka y fue el protagonista de la primera repetición de Staphylocoque. Sintiéndose fuerte este verano, y tras regresar exitoso de Chilam Balam, pensó en dedicar unos días a la línea original de Kmira.
La dificultad de Kmira y su diferencia fundamental con respecto a Staphylocoque radica en un durísimo búlder inicial. Seb Bouin necesitó un par de semanas de trabajo e intentos hasta finalmente poder hacerse con la vía el pasado 9 de julio, a pesar del calor extremo que bate el sur de Europa desde hace semanas. Su opinión respecto al grado: 9a+.
Ahora, Seb Bouin tiene previsto pasar unos días en el Verdon y, desde allí, viajar hasta Noruega para enfrentarse a algunas de las vías duras de Flatanger. Una escuela que tampoco es nueva para él, puesto que ya estuvo allí en verano de 2013, cuando realizó la primera ascensión de A little badder 9a.