The secret passage es como han llamado Sean Villanueva y Nicolas Favresse a su nueva ruta en El Capitán, culminada este 10 de octubre después de varias semanas de trabajo en la pared. «Seguro que esta es una de mis mejores actividades y una experiencia personal irreemplazable», reconoce Favresse. «Todos nuestros años de escalada han dado sus frutos permitiéndonos establecer esta gran ruta».
Su idea de abrir una ruta en libre en El Capitán emergía en diciembre de 2006, cuando Favresse ascendía Zodiac, una de las clásicas del imponente rey de granito de Yosemite. «No podía quitar mis ojos de la línea, fue algo instintivo», cuenta el belga. «Estaba clavada en mi cabeza». Nicolas llegaba al valle a mediados de septiembre junto con Sean Villanueva, lanzándose sin perder tiempo a la exploración de la pared. «Aunque mi instinto me obligaba a seguir, la razón me advertía de los rumores de secciones totalmente inescalables en libre en aquella parte del muro».
Cuando la cordada se decidió a acometer su nueva ruta, necesitó de 4 días para examinar todas las posibilidades siguiendo Eagles way, ruta de artifo por excelencia, que les obligó a abandonar su itinerario en aquellas secciones no probables para el libre, internándose en un laberinto que exigió toda su concentración y unos cuantos péndulos. «La ruta probó mis habilidades físicas y mentales, desafió nuestros límites a través de un montón de tiradas duras, acabando cada día con nuestras energías», sigue Favresse. «La experiencia de explorar El Capitán fue poderosa. Muchas secciones que parecían imposibles fueron resueltas a base optimismo, fé y creatividad. Cada solución venía dada por nuestra total comunión con la roca».
Al regresar de su primera odisea en busca del «pasadizo secreto», Favresse comenzó a acumular dudas, llegando a pensar en no volver a intentarlo por el momento. «¿Merecía la pena tanto esfuerzo, tanto sufrimiento, para abrir una ruta enteramente en libre?». Parece que sí, pues poco después volvían a enfrentarse a una placa de 4 metros «en blanco» que les había retenido en la exploración anterior. «No había manera, por allí no se podía pasar… hasta que descubrimos una pequeña grieta que no se veía desde donde estábamos. La limpiamos y apareció el pasadizo secreto que buscábamos, permitiéndonos superar el único largo que demoraba escalar la ruta en libre al 100%».
The secret passage aprovecha las líneas de dos rutas de artificial (Eagles way y Bad to the bones) y añade terreno de aventura de por medio, completando una escalada «extremadamente aérea» y muy mantenida, superando el octavo grado en alguna de sus tiradas claves. «La naturaleza de la vía es: corre todo lo que puedas para escapar del peligro», pues, como asegura Favresse, su nueva ruta cuenta con tramos de roca suelta y verticalidad aterradora.
Favresse y Villanueva, una oda a El Capitán