El vuelo comienza con un salto desde un helicóptero y alcanza velocidades de 250 km/h al atravesar el puente de roca de la Foradada de Montserrat.
Aunque es una actividad de altísimo nivel de compromiso, el noruego espera que su éxito inspire a otros no sólo a «pasar por encima de las montañas, sino a volar también a través de ellas».