‘Se nos ha ido de las manos’, nos decía ayer por la tarde una de las responsables del nuevo Sputnik Climbing Center. Era el día de la inauguración de este rocódromo madrileño ubicado en Alcobendas y la cola de escaladores ya doblaba la manzana. Por cuestiones lógicas de aforo los asistentes iban pasando por turnos de varios centenares para probar los problemas diseñados en la sala de búlder, las vías, los retos y también disfrutar del concierto y de la oferta gastronómica de su cafetería. Los gerentes del centro calculan que visitaron las instalaciones más de 1.500 personas.

Fernando Hernández y Daniel Castillo son dos de las cabezas visibles del proyecto. Hemos charlado con ellos para conocer de primera mano qué les ha llevado a meterse en este lío, la filosofía del centro, cuáles son sus expectativas y qué nos ofrecen a los escaladores.
¿Cómo ha sido posible construir un centro como Sputnik?
Ha sido una locura que ha durado más de un año desde las primeras reuniones. Buscábamos un local más pequeño por la zona norte, pero apareció esta nave y a la vez un pequeño grupo de inversores con ganas de apostar por la escalada y nos embarcamos en este proyecto.
¿De quién fue la idea y cómo fue capaz de engañar al resto?
La idea nace de Fernando que, después de desarrollar durante años su actividad en el ámbito de la montaña, como técnico, guía, formador y director de estudios de la escuela CFEM, nos propone construir un centro de referencia en Madrid. Y lo más sorprendente no es la propuesta, sino la respuesta: cada persona a la que preguntó, dijo “sí, quiero”.
No son buenos tiempos, ¿no daba… vértigo meterse en este lío?
Arrancar un proyecto así es como escalar una pared larga: miras para arriba y te cagas de miedo, pero sabes que hay que intentarlo. Tenemos un cuaderno entero lleno de excusas para bajarnos y es cuestión de no hacerles demasiado caso.
¿No pensáis que hay una burbuja de rocódromos en Madrid?
No estamos en absoluto de acuerdo. Hay una afición creciente en todas las actividades que conectan a la gente con la naturaleza. En Londres, Paris o Berlín hay decenas de grandes centros de escalada. En Madrid todas las salas de entrenamiento están llenas y estamos seguros de que seguirán naciendo proyectos cada vez más ambiciosos. Los rocódromos son un servicio de cercanía y habrá salas en todos los distritos de Madrid, igual que hay gimnasios o piscinas.
Nueve meses de obra… Os habrá pasado de todo.
Ha sido muy emocionante, para lo bueno y para lo malo. Este año llovió en Madrid en julio, ¿te acuerdas? Pues fue la semana que quitamos el techo de la nave para levantarla hasta los doce metros que tiene ahora; la ley de Murphy. Una obra de esta envergadura con un presupuesto reducido como el nuestro es un ejercicio constante de imaginación y funambulismo.
He oído que Sputnik Climbing Center es “mucho más que un roco”, ¿no es un argumento muy manido?
En nuestro caso se cumple. Sputnik Climbing es un centro de educación y ocio a través de la escalada. Además es una comunidad interesada en la escalada como deporte, pero también en su capacidad educativa, de transmisión de valores de superación, sociales, culturales y medioambientales. La escalada es una excusa extraordinaria para hablar colaboración, de no-competición, de igualdad o de respeto por el entorno. Asumimos la responsabilidad de hacer ver a los escaladores el privilegio que supone escalar y la responsabilidad que ello conlleva, sobre todo de cara al futuro.
En cuanto a las estructuras, contadnos un poco.
Es muy fácil lanzarse a los números: un espacio de 1.500 m2 de estructuras escalables, unas 50 vías de hasta 17 metros de recorrido, panel de velocidad, un área infantil con retos para los más pequeños, 13 autoaseguradores para que todo el mundo pueda escalar con seguridad, cientos de bloques altos diseñados para escalar con volúmenes, filos, presas de competición… Cafetería con terraza, aulas, servicio de fisio y rehabilitación de lesiones…
Esto no lo llevan adelante dos personas…
Está claro y, además, los números y los servicios por sí solos no construyen un buen proyecto. Para eso tenemos el mejor equipo. Profesionales en el ámbito de la escalada, de la educación, de la salud en el deporte, de la restauración, de la gestión y la comunicación están detrás de Sputnik para ofrecer a la comunidad escaladora un espacio de encuentro y educación único. Estamos orgullosos de arrancar con un equipazo.
La escalada está en auge; el número de practicantes crece proporcionalmente a los problemas en las zonas de roca. ¿Os habéis planteado esta cuestión?
Cada vez somos más, y los problemas crecen. Los rocódromos y centros de escalada somos la primera conexión de muchos escaladores con este deporte. Somos conscientes y damos un paso al frente porque tenemos la responsabilidad y la misión de educar a nuestra comunidad en el comportamiento responsable y respetuoso de nuestros espacios naturales. Y no vale con decirlo, hay que tomar cartas en el asunto y convertirse en agente de cambio. De la mano de Escalada Sostenible, que está en ADN de este embarque, vamos a desarrollar proyectos educativos para colegios y para la comunidad escaladora. Vamos a apoyar con dinero, visibilidad, recursos y con actividades el trabajo de esta asociación que hoy es más necesaria que nunca y que está haciendo un trabajo imprescindible para nuestra comunidad.
Sorprende un poco que Patagonia, la marca estandarte de sostenibilidad y respeto por la naturaleza, haya apostado precisamente por vosotros.
Patagonia es una marca contracorriente: no hace publicidad, no gasta ni un euro en marketing, pero utiliza una cantidad estratosférica de recursos en apoyar proyectos que sean agentes de cambio y que asuman su responsabilidad ambiental. Hablamos con ellos de educación en valores, de activismo, de comunicación, de las cosas que hemos hecho hasta ahora y de nuestra conexión con Escalada Sostenible. Tenemos un proyecto muy bonito entre manos y ojalá seamos capaces de llevarlo a cabo juntos.
¡Y ahora manos a la obra que queda mucho por hacer!