Es de esos hechos notables que en sí mismos definen un deporte. Una vía que permanece sin repeticiones durante largo tiempo, tanto por su dificultad como, en este caso más importante, su compromiso, ve como en apenas una semana se le añaden dos muescas que pocos esperaban. Si a principios de mes era Sonnie Trotter el que degustaba las incertidumbres de la escalada tradicional británica, el hard grit, y repetía por primera vez la obra maestra, y aterradora, de Dave McLeod, Rhapsody (E11, 8c/c+), ahora el testigo lo recoge Steve McClure, quien resuelve la línea de Dumbarton a la carrera, más concretamente al tercer intento.
«Mis cimientos se levantaron sobre la escalada tradicional», comenta Steve. «Por lo general su dificultad radica en el peligro que supone, en la psicología que acompaña estos itinerarios, pero es que además Rhapsody es durísima físicamente». McClure reconoce que Rhapsody era un objetivo claro, una vía que desde el principio había querido probar: «Había oído tanto sobre ella… al final sentí la necesidad de saber que significaba eso del E11».
Y de nuevo, tras la segunda repetición, Rhapsody, mantiene sus números: «No creo que Dave (McLeod) sobrecotara la vía, no después de su experiencia en ella. Es una escalada súper dura y las caídas son realmente peligrosas, el propio Dave se lesionó varías veces mientras la probaba». Steve apoya, de este modo, la opinión del aperturista. Veremos si su encadenamiento inspira a algún otro valiente.