Teófila Gao Pérez falleció el pasado domingo, 24 de julio, en Benalmádena (Málaga), a los 96 de edad. Referencia histórica del montañismo astur-leonés y del Naranjo de Bulnes o Picu Urriellu, Teófila alcanzó la cima de la montaña más famosa de nuestro país el 6 de agosto de 1935 (algunas fuentes citan el 16 de agosto como fecha de esta ascensión), con tan solo 15 años. Escaló la cara sur, por la Vía del paso horizontal, junto a su padre, Domingo Gao Sadia (que veinte años más tarde perdería la vida al despeñarse en el Sedo La Vara), y otros dos vecinos de Bulnes: Rafael Mier Pio y Juan Campillo Noriega. Subieron y bajaron sin cuerdas.
Juan Campillo recordaba en 2004 aquella escalada en unas declaraciones al diario La Nueva España con motivo del centenario de la primera ascensión al Picu: “Recuerdo aquella subida en 1935, pero no los nombres de quienes ascendieron con Teófila y conmigo. Teófila Gao subió con alpargatas y con falda. En la cima firmamos en un libro que guardaba los registros y que permanecía bajo una roca. Lo que más me impactó fue comprobar que allí arriba no crecía ni siquiera una hierba”.
Segunda mujer en la cima; el abuelo fue el primero
Sólo unos días antes, el 31 de julio de 1935, la prima de Teófila, María Isabel, con 18 años, escaló hasta la cima del Naranjo. En aquella histórica primera femenina, subió acompañada por Antonio Pérez, tío de María (sin parentesco con El Cainejo). Maria Isabel fue también la primera mujer que ascendió a Torre Santa, el 3 de agosto de 1940, junto con Bonifacio Sadia.
En algunos escritos se habla de rivalidad entre las nietas (hijas de Dolores y Toribia) por llegar primeras a la cima del Urriello.
En 1904, el abuelo de Teófila y María Isabel, Gregorio Pérez Demaría El Cainejo (Caín, 1853–1913) y Pedro José Pidal y Bernaldo de Quirós, marqués de Villaviciosa de Asturias, alcanzan la cumbre mítica. El Cainejo, cazador y pastor de los Picos de Europa, como casi todos los vecinos de Caín a comienzos del siglo XX, trabajó para el marqués aquel memorable 5 de agosto guiándolo –escalaba descalzo– por la cara norte del Picu, siguiendo más o menos la que hoy se conoce como Vía Pidal/Cainejo.
La hija de Teófila, María del Carmen de Pedro Gao, quien nos escribió para informarnos del fallecimiento de su madre, añade en su carta que, cuando se le recordaba su escalada, Teófila solía comentar que “de joven no había piedra ni árbol que se le resistiera”.
Descanse en paz.