Es fácil ver a Marieta Cartró sonreir. Su sonrisa, vitalidad y buen humor son algunos de los ingredientes siempre presentes en las competiciones de escalada, tanto en Catalunya como en Copas y Campeonatos de España. En las compes, es una de las finalistas habituales. En la roca, acaba de conseguir su primer encadenamiento de 8b+, con China crisis en Oliana.
Marieta Cartró nació hace 30 años en Barcelona, aunque siempre ha vivido en la comarca del Alt Penedès, “el País del Cava”, reivindica ella misma. Además de la escalada, dedica su tiempo a la geología, ciencia en la que se tituló y de la que ha hecho su profesión, aunque apunta que “ahora he ‘vuelto al cole’ para encaminar mi vida hacia lo que realmente me gusta: dormir la siesta”.
Hablamos con ella para que nos cuente cómo ha llegado ese primer 8b+ y repasar su trayectoria en esto de la escalada.
China crisis es el primer 8b+ de tu carrera, ¿cómo te sientes?
Me siento contenta, pero más por todo lo que he hecho hasta ahora que por esta vía en concreto. Me siento feliz de ver hasta dónde he llegado en comparación con lo que esperaba de mí misma. Si me lo dicen hace unos años no solo no me lo creo sino que me apuesto algo.
¿Cómo fue el proceso de China crisis?
La vía me la recomendó mi compañero, Esteve, que la hizo dos años antes, y sabe mejor que yo lo que se me da bien. El primer día que probé la ruta ya vi que, si le ponía ganas, la haría, porque me salieron todos los pasos menos uno, que también veía posible a corto plazo. Luego empecé a probarla, dos veces al día como mucho pues me dejaba hecha polvo. Como siempre, primero fui de cinta en cinta, con muchas caídas y “pilla-pilla”. Entonces, tras varios días, pasé a hacerla repentinamente con una o dos caídas, no recuerdo, pero la sensación fue que ya la tenía a punto. Y a partir de ahí me caí en 4 o 5 pegues más, situación perfecta para mantener la tensión y la intriga, y luego la hice antes de que se volviese cansina.
¿Cómo describirías la vía?
China Crisis es una vía equipada por Carlos Logroño y acabada por Víctor Fernández. Es un tipo de vía que a mí me gusta mucho, muy difícil abajo y con más continuidad arriba. Aunque en general diría que es una vía de paso-reposo, paso-reposo. Los reposos se me dan bien, los pasos no tanto.
¿Habías trabajado antes otras vías de esta dificultad?
En cuanto al grado, sí, probé este verano una vía de 8b+ en Rodellar, pero sin demasiada ambición (ni éxito). Supongo que ahora no me impresionará tanto el grado, pero de todas formas, prefiero probar muchas vías de 8a+ y 8b antes que buscar mi máxima dificultad, por lo de la trayectoria que comentaba antes y porque me gusta encadenar con pocos intentos, con la sensación de no tenerlo todo controlado.
¿Cuándo y cómo empezaste a escalar?
Empecé a escalar a los 19, si bien es verdad que desde siempre he hecho montañismo con mis padres y no me venía de nuevo. Comencé con la misma gente con la que escalo ahora. Eso también me gusta, porque hemos ido evolucionando todos juntos, que no revueltos. Cada uno a su ritmo.
Repasemos tu evolución en el grado en roca. ¿Con qué vías has ido subiendo de grado y cuándo?
Mi evolución ha sido lenta pero constante. Cada año me he ido superando en cuanto a grado se refiere. Al principio, me costó arrancar y tardé 3 años en encadenar 7a. Luego, fui a grado por año, y ha sido este último que he saltado del 8a+ al 8b y al 8b+. Prefiero ir poco a poco pero firmemente.
Una vía que me marcó fue El crápula, en Montgrony. Creo que si ahora tuviese que hacer mi primer 8a, ¡no sería ese! escogí la vía más dura para mis posibilidades, batallé durante días para que me salieran los pasos… la asedié. Nunca más. Creo que ese tipo de cosas no me pasan ahora, me falta paciencia o ambición (o ambas) y si un paso no sale rápido lo dejo estar.
¿Qué estilo de vía crees que se adapta mejor a tus características?
Las vías de continuidad son lo mío. Vías con muchos reposos, que aunque sean malos los aguanto, soy sufridora cuando estoy en medio del fregao. Las vías de resistencia son las que se me hacen más duras, pero eso creo que a la mayoría nos pasa, ¿no? Y las vías de bloque me gustan mucho si se me dan bien los movimientos, porque son tan intensas que no puedes ni pensar, simplemente coger y tirar.
¿Cómo te definirías como escaladora?
Soy una escaladora muy constante. Creo que desde que empecé a emparrarme sólo he dejado de escalar veinte días seguidos y fue porque estaba en unos campamentos de la universidad (rodeada de montañas, así que tampoco lo eché de menos). Mi punto débil es la fuerza explosiva, la mala leche escalando. Como cosa positiva es que escalo tranquila y analíticamente, intentando optimizar pasos y reposos. Le doy mucha importancia a la colocación, creo que a veces pasa desapercibida, pero hay un mundo entero entre, por ejemplo, entrar la cadera y girar el cuerpo hacia donde toca y no hacerlo. A mí me cuesta ver el gesto de manera natural pero como sé cuán importante es, estoy todo el día pensando en ello.
¿Qué zonas de escalada acostumbras a frecuentar?
Me gusta todo tipo de escalada, pero donde más disfruto es en sitios con chorreras y con un entorno bonito por el que pasear y buscar setas u observar la naturaleza. Montgrony es el paradigma de sitio bucólico y encantador, con unas vistas sobre el macizo del Pedraforca para deleitarse. Otros sitios que me gustan son Rodellar o Terradets, pero si me dan a elegir me quedo con el primero, sin duda.
¿Sigues un entrenamiento planificado? ¿En qué consiste?
Sí, entreno con Pere Julià y, aunque él me cuenta siempre de qué va el entreno, yo asiento con la cabeza pero al rato ya lo he olvidado todo. Hago lo que me dice y punto. Sé que es una postura estúpida y comodona, pero ahora mismo necesito reclutar el máximo número de neuronas y si puedo prescindir de entender lo que hago en algún momento del día, pues mejor que mejor. Confío plenamente en él, hombre juicioso donde los haya.
También eres una habitual de las competiciones, ¿qué importancia les das?
Las competiciones me han ayudado a mejorar como escaladora. Son el aliciente para entrenar, creo que si escalase solo en roca no entrenaría tanto (es como estudiar para un examen). Luego, los resultados en roca se han visto favorecidos por ello, así que me parece un buen plan. También es cierto que soy malilla compitiendo, pero no me importa demasiado, me lo paso bien y mejoro, pues con eso me basta. Soy de fácil contentar.
¿Cuáles son tus próximos objetivos? ¿Cómo te ves en el futuro como escaladora?
No tengo un objetivo concreto, mientras esté a gusto seguiré haciendo lo que hago, ese es mi objetivo. Cuando ya no me sienta bien, entonces me replantearé qué debo hacer.
Para mí, el objetivo no es un logro que yo desee alcanzar, sino un camino; entonces, el resultado (el que sea) vendrá por sí solo. Me gusta ir viviendo a la expectativa de lo que sucede alrededor y de mis reacciones al respecto (Confucio, s.V a.C.).