Para los que todavía piensen que la edad es un problema a la hora de evolucionar en la escalada deportiva de máxima dificultad, Maurizio «Manolo» Zanolla demuestra que, quizá, llega un momento para todo escalador en que los músculos no cambian, ni la destreza, y cobra importancia la cabeza, y si es posible, el corazón. Así, cerca de los 50, el italiano firma la repetición de Bimbaluna 9a/a+, en Saint Loup, en la Svizzera.
La vía fue abierta por François Nicole en 2004, quien ya proponía el noveno grado y el plus, algo que confirmaba Josune Bereziartu cuando la repetía en 2005. La historia de «Manolo» con Bimbaluna viene de lejos; grabado en su retina el itinerario, era una de las rutas que debía tener en su currículum.
Bimbaluna, que surca el mismo muro que Baing de Sang (9a), dos dosis de noveno grado paralelas, cuenta con 20 metros, seis seguros, y 35 movimientos que son algo más que un mero problema de bloque: canto muy pequeño con pies muy técnicos, sobre placa ligeramente desplomada. Sobre el grado, Maurizio, no se moja: «No sabría decir. Indudablemente es un terreno con el que congenio, y la velocidad con la que he encadenado comparada con lo que me costaron otra vías semejantes podría hacer pensar que el grado de la vía es excesivo», aunque se lava las manos y deja la vía como está.
A Zanolla este tipo de campanadas no le son extrañas. Ya en 2006, con 48 años, se estrenaba en el noveno grado, precisamente en el mismo muro, gracias a la repetición de Baing de Sang. El héroe italiano, que revolucionó el «free climbing» de los 80, aún tiene muchas pilas que gastar.
«Manolo» y el encadenamiento de Baing de Sang (9a).
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