Iker Pou compartía ayer en sus redes sociales la última actividad dura que hizo antes del confinamiento por la epidemia de coronavirus Covid-19. Se trata de la primera ascensión de Guggenheim en Mallorca, para la que propone 9a:

Diez días antes de la entrada en vigor del estado de alarma por el Covid-19, conseguía hacerme con uno de los últimos proyectos de escalada deportiva que he abierto en Mallorca. Sin lugar a dudas uno de los encadenamientos más al límite que recuerdo haber realizado en los últimos tiempos. Podría definir Guggenheim como una vía de mucha resistencia dónde es difícil darse un aire.
El escalador vitoriano mantiene así el nivel que lleva mostrando, de forma ininterrumpida desde hace 20 años. Concretamente, Iker Pou encadenó su primer noveno en junio de 2000, cuando realizó la segunda repetición de la mítica Action Directe de Wolfgang Güllich en Frankenjura.
La reputación del pequeño de los Pou no ha caído un ápice desde entonces y su libreta de encadenamientos en la novena dimensión ha ido creciendo sin prisa pero sin pausa. Lleva acumuladas una quincena de vías de 9a o más, ocho de ellas primeras ascensiones. Su realización culminante data de diciembre de 2018, cuando completó la primera ascensión de Artaburu en Margalef, para la que no sugirió grado alguno aunque sus comentarios y la opinión de algunos testigos la situarían al menos en el 9b.
Otras leyendas
El caso de longevidad en la máxima dificultad de Iker Pou es prácticamente único en el panorama internacional de la escalada deportiva. Él perteneció a la primera generación de mutantes, que sucedieron a los pioneros de lo extremo. Vale la pena considerar que el primer noveno de la historia, Action Directe, data de 1991 (con el permiso de Hubble) y que solo un puñado de elegidos dieron el salto hasta el ‘nueve’ antes de la llegada de este milenio.
Otro elemento que ayudará a algunos a poner en contexto la longevidad de Iker Pou en el noveno grado puede ser el de Adam Ondra. El checo es el máximo exponente de la novena dimensión, con una colección incomparable de encadenamientos y una precocidad impresionante… Parece que lleva muchísimo tiempo resolviendo novenos, pero en realidad ‘solamente’ han pasado 14 años desde su primer 9a.

Ben Moon, 25 años de 9a
En los anales de la deportiva, solamente Ben Moon puede presumir de haber superado la longevidad de Iker Pou en el noveno grado, si se considera a Hubble como el primer 9a, tal como hoy en día opinan algunos. El escalador británico realizó la primera ascensión de la famosa línea de Raven Tor en 1990 y la cotó como 8c+. De hecho, no había ningún 8c+ en la época. Posteriores repeticiones han revisado aquel grado al alza.
En los años siguientes, Ben Moon se dedicó más al bloque, así como a sus proyectos empresariales, y dejó la cuerda un poco de lado. En 2015, 25 años después de Hubble conseguía la repetición de Rainshadow 9a de Malham Cove.

Dani Andrada
El indiscutible cazador de octavos es también uno de los más prolíficos y longevos recolectores de novenos de la historia. Aunque muchas de las vías duras que ha encadenado se sitúan en el resbaladizo terreno del 8c+/9a (acumula más de 30, desde su Broadway de 1998 en Siurana), cuenta con otras aproximadamente 40 con el grado asentado en el 9a o más. Más de la mitad, llevan el sello de garantía de primera ascensión de Dani Andrada.
El primer 9a de Dani habría que buscarlo en una línea que ha llevado de cabeza a Dani durante dos décadas. Efectivamente, se trata de La Rambla, de la que él encadenó la versión reducida de Alex Huber en 1999. Con los años, ese tramo de vía –para algunos– o vía completa –para otros– se ha consolidado como 9a aunque durante mucho tiempo fue considerado de 8c+.
La última prueba palpable de la longevidad en la dificultad extrema de Dani Andrada data de mayo de 2019, cuando realizó la primera ascensión de Tekimuking a Despertar en Montroig. La línea en cuestión consta de 60 movimientos en un techo y acredita un grado de 9a/+ o bien de 8C de travesía.

Chris Sharma
El californiano ha escrito algunas de las páginas más brillantes de la historia de la escalada deportiva. Suyos son algunos de los primeros 9a+, 9b y 9b+ de la historia. En 1996, con 15 años, realizó la primera ascensión de Necessary evil 8c+, lo más duro de Estados Unidos en la época. Muchos de sus encadenamientos juveniles no recibieron –por filosofía– propuesta de grado alguna. Eso sí, en 2001, completó el entonces considerado primer 9a+ de la historia, con el encadenamiento de Biographie en Céüse.
Hoy en día, con menos tiempo que nunca por su doble paternidad y su trabajo como propietario de una cadena de rocódromos, sigue al pie del cañón, trabajando una vía que podría ser su primer 9c. Sus últimos encadenamientos conocidos de noveno grado son El bon combat 9b en la Cova de l’Ocell (2015) y Alasha 9b de psicobloc en Mallorca (2016).

Steve McClure
Pocos escaladores han sido tan constantes como Steve McClure, que fue considerado en su momento como el primer británico en escalar 9a, cuando Hubble todavía era 8c+. Suya fue la primera ascensión de Mutation 9a en Raven Tor (1998). Ha desarrollado casi toda su carrera en la compleja roca británica, firmando una buena cantidad de primeras ascensiones en vías poco repetidas. Nunca ha frenado su progresión y, a base de tesón, consiguió cerrar el círculo en 2017, con el encadenamiento de Rainman 9b en Malham.

Dave Graham
El escalador estadounidense lleva dos décadas marcando tendencia y, junto con Chris Sharma, fue una influencia decisiva para sus compatriotas de la siguiente generación, como Daniel Woods, Paul Robinson o James Webb, más específicamente orientados al búlder. De hecho, la primera ascension de noveno grado de Dave Graham es un híbrido que algunos consideran vía y otros búlder. Se trata de The fly en Rumney. Son solo ocho metros de altura que él mismo se anotó como de 8B+ aunque lo hizo con cuerda. Otros repetidores la han situado en el 9a de vía.
En todo este tiempo Dave Graham no ha dejado de viajar por todo el mundo y escalar, siempre con su estilo propio y abriendo nuevos caminos. En la misma línea, a principios de 2018 realizó la primera ascensión de Kook slam en Clear Creek Canyon. De nuevo una línea híbrida que comienza en un techo de 8B+ que se escala sin cuerda y termina saliendo por Pizza dick 8b. La combinación cuenta con un grado de vía de 9a.
¿Sabéis qué os digo? Que la valentía también está en cotar una vía. No proponer un grado por el qué dirán, debe tener sus consecuencias. Si te apuntaste un grado ese es el que has hecho, y punto y si acabó. No vale que otros más adelante hagan el “trabajo sucio” de mojarse por ti. Güllich fue valiente para proponer las primeras vías de varios grados, entre otros el primer 9a de la conocida Action Direct. Pues suyo fue el primer 9a, y no hay más discusión.
Al único escalador que he oído hablar de Hubble como 9a ha sido a Ben Moon 25 años después de su encadenamiento. Ninguno de estos repetidores lo ha hecho Malcolm Smith, John Gaskins, Steve Dunning, Steve McClure, Alex Megos. En cambio William Bosi y Peter Dawson han aprovechado las declaraciones al alza de Ben Moon.