Una expedición, liderada por el ochomilista brassaileño Waldemar Niclevicz (primer brasileño a escalar Everest, K2 y las Siete Cumbres, además de Cho Oyu, Shisha Pangma, Gasherbrum 2 y Lhotse), ha conseguido la cuarta repetición a este exigente big wall del Auyantepuy. La expedición, formada por los brasileños Sergio Tartari, José Luiz Hartmann, Edmilson Padilha y Valdesir Machado y por el venezolano Alfredo Rangel, se ha convertido en la primera procedente íntegramente de Sudamérica en lograrlo.
Para ello, han comenzado la ascensión siguiendo la ruta Rainbow Jambaia, que abrió John Arran, segundo escalador en ascender la pared, en 2005. Ha sido a partir del Campo 5 cuando la expedición ha tenido que continuar su ascensión a través de una nueva variante, que han bautizado como Variante brasilera.
Debido a las abundantes precipitaciones, el equipo no pudo seguir sus planes iniciales, que se basaban en seguir la ruta Directa de los españoles Jesús Gálvez y Adolfo Madinabeitia, pionero en el Salto Ángel. En su lugar, siguieron por un diedro a la derecha del Campo 5 con una travesía horizontal de 35 metros y dificultad 6c para continuar por un largo de 55 metros y 7a.
A partir de ahí, la expedición ha realizado su variante cerca de las rutas de John Arran y Arnaud Petit, siempre buscando la salida más factible o segura, con dos largos de A4, uno de 7a/A2, y una última tirada de 65 m y 6c con mucha vegetación, en una chimenea un poco más cerca de la cascada, algo como unos 20 metros más a la derecha de las dos salidas anteriores.
El equipo tardó un total de 17 días para completar la ruta, pasando 12 noches consecutivas colgados en la pared. Los miembros de la expedición (algunos ya contaban en su haber con otras paredes importantes, como Fitz Roy, Cerro Torre, Torre del Trango o El Capitán) no dudaron en calificar su ascensión al Salto Ángel como “la escalada más difícil de nuestras vidas”.