Gorka Karapeto es un escalador discreto de la generación vasca encabezada por Patxi Usobiaga, muy unida por una filosofía que antepone la estética de una línea y de un lugar a un grado para la libreta. Quizá por ello, Karapeto, como Ekatiz Maiz, no se prodigan mucho en las noticias de actualidad, aunque acumulan tantos «ochocés» que a sus bolis se les ha acabado la tinta de tanto tachar. Sin ir más lejos, en este 2008, Karapeto ha pasado por Santa Linya para tumbar Rollito sharma extension (8c), Ingravid eskerps (8c) y Digital system (8c); por Rodellar encadenando Pata negra (8c) y Iron man (8c); por Lezaia resolviendo Legez kampo (8c) y Milxtor (8c) y por su querida cueva de Baltzola para hacerse con Nuska (8c/c+). Sin embargo, donde mejores sueños ha cosechado ha sido en Aizpún.
En la escuela navarra, plagada de líneas de su amigo Ekaitz Maiz, Gorka ha encontrado la inspiración. Primero se probaba con Pistolaren mintzoa, un 8c cuyo grado no se ha asentado todavía. Karapeto se la llevaba al cuarto intento, hace un mes: tiempo suficiente para que Ekatiz le diera unos retoques, añadiendo dos chapas desde el anterior descuelgue. Gorka la volvió a probar. «Me sentí muy cómodo en los pasos», cuenta el vasco. «Ha quedado más dura. Donde antes acababa la vía ahora te espera una sección en la que debes apretar». El resultado es un 8c+ sólido para amantes del techo.
El «segundo» encadenamiento de Pistolaren mintzoa vino inmediatamente después de la que hasta el momento es la realización más notable de Karapeto: Sistematik ihes, otra obra maestra de Ekaitz, de 25 metros de fuerza y resistencia en el techo de la cueva de Aizpún, al que su aperturista añadía la primera muesca a finales de septiembre. A Gorka le llevó 14 tientos repartidos en 6 días. «Es una vía que sin duda merece ser escalada», concluye el azpeitarra.
No es la primera vez que este escalador tranquilo se interna en la novena dimensión. En 2004 le daba el pegue bueno a la tecnovía de Baltzola, Tas-tas (8c+/9a), abierta por Iñaki Marco Congui. Y lo mejor es que a Karapeto le queda cuerda -ojo al astuto juego de palabras- para rato.