NORTE DE NORUEGA

Gerber Cucurell y Jordi Esteve abren dos vías nuevas en Lofoten

La cordada de escaladores catalanes, grandes especialistas en escalada tradicional, firmó las aperturas de ‘Rett Opp’ (7- R) en Helvetestinden y ‘Nordside’ (6+ RX) en la pared norte del Ytre Brasratindan.

Gerber Cucurell y Jordi Esteve en 'Rett Opp' al Helvetestinden, en Lofoten (Foto: G.Cucurell/J.Esteve).
Gerber Cucurell y Jordi Esteve en ‘Rett Opp’ al Helvetestinden, en Lofoten (Foto: G.Cucurell/J.Esteve).
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Gerber Cucurell y Jordi Esteve son dos especialistas en escalada tradicional. Suelen llevar a cabo su actividad en Montserrat, donde han liberado duros largos de artificial y protagonizado notables aperturas en estilo limpio. De vez en cuando, llevan su pasión más allá de las fronteras y buscan en lugares como Lofoten (norte de Noruega) un nuevo terreno en el que plasmar su inspiración.

Eso es precisamente lo que hicieron el pasado mes de mayo. Gerber Cucurell y Jordi Esteve abrieron dos vías nuevas en las impresionantes paredes de esta zona. Dos vías con un interesante nivel de exposición y un compromiso total con el estilo, que van mucho más allá del grado. Como ellos mismos cuentan, “en ambas rutas el reto fue llevar el mínimo posible de material: una cuerda simple de 60 metros (con tratamiento anti-aristas), un juego de Totem Cams, dos Camalots (#3 y #4), un juego de fisureros, cintas, material de asegurar y un Beal Escaper por si acaso”.

Este es el relato que Gerber Cucurell nos ha mandado acerca de sus dos aperturas árticas de la pasada primavera:

Helvetestinden, Rett Opp (7- R)

El 25 de mayo, partiendo de Vinstad, pusimos el despertador a las dos y media de la madrugada y a las cinco llegamos a pie de pared. Decidimos aprovechar los cinco primeros largos de la vía Noensfoten para llegar rápido al muro superior, donde teníamos avistada una línea para abrir.

Luego escalamos ocho largos nuevos, muy mantenidos, siguiendo un sistema de fisuras, hasta llegar a los diedros de salida. Algunas secciones resultaron muy bonitas, otras más complicadas y en terreno difícil de leer. Encontramos dificultades de 7-, que es, más o menos, como un 6c francés. A las cuatro de la tarde alcanzamos la cima.

Pared Norte del Ytre Brasrastindan, Nordside (6+ RX)

La historia de esta ascensión empezó en 2016. Después de dos viajes previos, estudié algunos mapas topográficos de la zona para descubrir paredes desconocidas. La cara norte del Ytre Brasrastindan me llamó mucho la atención por tener las curvas de nivel extremadamente juntas. Parecía una gran muralla, con un desnivel de más de 800 metros. Busqué fotos por Internet, pero al tratarse de un lugar remoto, orientado al mar y de difícil acceso, no encontré nada. En junio exploramos la zona, e intentamos alcanzar la cima principal por la cresta sur, pero una brecha muy vertical nos impidió continuar. Tampoco conseguimos ver la pared, aunque en la biblioteca de Bodø encontré un libro con una foto del Brasrastindan, donde se intuía, de perfil, la verticalidad de la cara norte.

En 2019 Bernat Vilarrasa, Jordi Esteve y yo acampamos en el valle del Horseid para atacar la pared por el oeste. Reseguimos la costa por un terreno muy accidentado hasta llegar a la base. Des de allí vimos la pared por primera vez. En la zona baja de la muralla se apreciaban muestras de desprendimientos, así que evitamos esta sección por un corredor de 300 metros (de 3º y 4º) situado a la izquierda del muro principal. Luego continuamos por una arista hasta el inicio de la escalada difícil. Atacamos la pared por un nervio descompuesto. No era la opción más atractiva, pero nos permitió avanzar con rapidez. Por desgracia, en el quinto largo, la tensión de la cuerda hizo caer una piedra que impactó directamente en la cabeza de Bernat, rompiéndole el casco. No ocurrió nada grave, pero nos dimos cuenta de que las cosas se estaban complicando demasiado, así que decidimos retirarnos.

En 2022 Jordi Esteve y yo planeamos otro intento para finales de mayo. El día 29 acampamos en el valle del Selfjord con la intención de atacar la pared por el este. Al día siguiente nos levantamos a las tres de la madrugada y a las siete llegamos al pie del nervio descompuesto que habíamos intentado en 2019. Encontramos un camino de 20 largos, con dificultades hasta 6+ RX (algo así como 6b/c muy expuesto), algunas secciones completamente mojadas y una placa técnica de 35 metros muy difícil de asegurar. A las cinco de la tarde alcanzamos la cima. Aún nos esperaban ocho horas de descenso hasta el campamento, pero sentimos un gran alivio al disponer de cobertura móvil.


 

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