
Foto: Fred Moix
Cuando en 1995 Fred Rouhling propuso el primer 9b del mundo con Akira se alzaron muchas voces suspicaces y se armó bastante revuelo dentro del mundillo friqui (debido en gran medida a las posteriores modificaciones -sicas y cantos rotos- de la línea). Sin embargo, lo más fácil para opinar es haber estado allí, haber probado la vía o conocer al propio Fred, tan cierto es eso como que dicha línea sigue sin repeticiones a día de hoy. Y es que Fred es un de esos tipos cuyas vías suelen traer polémica pero también es algo visionario. Otras dos de sus primeras ascensiones, L»autre côté du ciel y Mandallaz drive, ambas novenos, aunque de grado sin confirmar, también siguen sin recibir nuevos encadenamientos y sus pasos espectaculares aguardan a los pocos elegidos que pueden ir a repetirlas. Su primer 9a, Hugh, sí ha sido encadenado posteriormente y, más importante, su grado confirmado.
Ahora el francés ha tumbado una vía que puede suponer la confirmación del salto de la deportiva hacia el nuevo grado, algo en lo que recientemente ha participado también Dani Andrada.
Fred no propone grado, deja ese trabajo a los posibles escaladores que logren apuntársela. Pero para ello mejor que él mismo nos cuente cómo es la vía.

Háblanos de Salamandre y del estilo de escalada que exige esta vía.
Después de haber hecho Mandallaz drive, mi último noveno, buscaba una nueva vía, dura, donde usar los dedos y muy técnica. Estuve escalando en muchos sitios y finalmente fue cerca de casa donde encontré este itinerario. La equipó François Ducastel, un aperturista muy activo de la zona. Se trata de una línea bastante atípica de este lugar. Después de un desplome a base de regletas y chorreras nos encontramos con una estupenda panza gris con monodedos y bidedos. Quien busque una vía de monodedos aquí se sentirá feliz.
¿Hay movimientos especiales y casi míticos como pueden ser el lanzamiento en Hugh o el cruce en techo en De l»autre côté du ciel?
Hay un tramo que es realmente duro con un mini-monodedo de 1 centímetro y un gran lanzamiento sin buenos pies. Pero lo peor es el paso que se encuentra a 15 metros del suelo. Al llegar a este punto los dedos están muy cargados y es difícil sentir el monodedo en el lanzamiento. Para conseguir el gesto tuve que entrenar en el «campus board» lanzamientos y movimientos sobre monodedos.
¿Hiciste un entrenamiento específico para Salamandre como suele hacerse en vías de este grado?
Fuerza y abnegación en el «campus board» y largos en pared para trabajar la continuidad así como algunos encadenamientos por aquí y por allá hasta encontrar el momento adecuado.
¿Desde cuándo intentabas Salamandre y con qué frecuencia?
Hace un año que ando tras ella porque el tiempo ha sido malo. La vía estuvo húmeda desde noviembre 2006 y tuve que esperar hasta mediados de agosto de 2007 a que se secara. Entre tanto estuve trabajando la vía e hice algún intento sin muchas esperanzas. Fue a partir del verano cuando pude intentarlo más seriamente. Este otoño fue muy favorable para probar vías duras se refiere y supe aprovechar la ocasión.
«A veces los ajustes de cuentas entre escaladores, los odios y los rencores se solucionan utilizando las cotaciones como munición»
¿Se trata de un proyecto iniciado por otro y que tú adoptaste como Mandalaz drive o una vía cien por cien Rouhling, como podemos ver en Eaux-Claires, por ejemplo?
Encontré el itinerario brujuleando; siempre tengo la mente puesta en proyectos eventuales.
Tienes bastante experiencia en vías extremas ¿qué grado propondrías para Salamandre?
Salamandre es una vía de noveno grado, extrema, con un primer tramo de diez metros, un duro tramo en el que te dejas los pies para después poder dar lo mejor de uno mismo. No existe una armonización en la cotación de las vías, ni entre países ni entre los diferentes sectores de un mismo país. Eso sin tener en cuenta que a veces los ajustes de cuentas entre escaladores, los odios y los rencores se solucionan utilizando las cotaciones como munición. Mi sistema de cotación es bastante antiguo y tiende a ser revisado al alza. Tengo la impresión de que no existe un método científico para establecer los grados de las vías. Un grado es una reflexión muy personal y subjetiva en un momento dado. Es muy fácil graduar cuando se han hecho pocas vías. Cuando se han subido cientos de vías es más delicado. Hay que acordarse con precisión de las condiciones del encadenamiento, del estado físico en ese momento y la vía tal y como está. Con frecuencia suele ocurrir que los recuerdos van asociados a fantasmas que los distorsionan. Cuando se repite una vía, ésta nos suele parecer más corta o menos desplomada que en nuestro recuerdo. Teniendo esto en cuenta, es arriesgado ser categórico a la hora de establecer un grado con exactitud y precisión.
Pareces prestar mucha atención a «First Ascents». ¿Qué sientes al ser el primero en encadenar un proyecto como éste?
Las vías que están en el límite entre lo posible y lo imposible son verdaderamente excitantes. Suelo pasar mucho tiempo intentando vías exigentes. Es un desafío afectivo y, a la vez, deportivo. Muchos escaladores prefieren entrenar y firmar las vías cuanto antes.

¿Qué recuerdos conservas de los viajes que hiciste este año con Romain Desgranges a Rocklands (Sudáfrica) y a Joshua Tree (California)?
Es lamentable pasar tan poco tiempo en estos sitios tan maravillosos donde hay tantos rincones llenos de posibilidades.
Has pasado bastante tiempo en el sureste con Olivier Fourbet y Jean-Luc Jeunet, después en la región Charente y ahora en la Alta Saboya desde algún tiempo. ¿Te mueves tanto porque eres muy rápido?
Me gustan las vías nuevas y eso me obliga a cambiar de sitio. Vivo en los lugares que me gustan y eso es un lujo. Cada región tiene puntos buenos y malos. En la Alta Saboya, por ejemplo, existe una gran diversidad de zonas y los sectores son bastante accesibles.
¿Qué piensas de los estándares de la alta dificultad actuales en vía y en bloque?
El nivel en bloque es extremo, pero para mi gusto está por debajo de las realizaciones en pared. Ejecutar los movimientos finales que implican nociones como continuidad, compromiso y altura… es otra dimensión. El reto de la vía imposible es lo que realmente me motiva. Las últimas vías abiertas son todas de continuidad y el grado no es tan interesante. Creo que las vías que me sirven de referencia son de fuerza e incluso en las de un nivel razonable como el 8c no se hacen repeticiones.
Has escalado en todos los continentes y has atravesado las modas, ¿cómo ha evolucionado la escalada en los últimos 15 años?
Los escaladores de pared con los que me cruzo son gente apasionada y eso no ha cambiado. La competición, al menos en Francia, parece un paso obligado para los jóvenes escaladores. ¿Qué harán después?
¿Qué escaladores han influido e influyen en tu escalada?
Admiro a todos los precursores como Berhault, Moffat, Gullich y su pasión por lo extremo y las aperturas; en Edlinger me fascina el estilo. Y podría citar muchos más.
En este momento ¿tienes otros proyectos como «Salamandre», algún bloque o es un secreto?
Tengo un montón de proyectos pero no sé todavía si los podré realizar; primero los estudio a fondo y después hablamos de ellos.
Traducción: Sergio Prieto
Entrevista cedida por Kairn
