Berta Martín lleva 20 años subida a las paredes, de los cuales ha dedicado 17 a la competición. Tras muchos años de victorias y títulos, dejar atrás esa etapa fue duro para ella, pero asegura que ya lo ha superado. Actualmente sigue escalando cuando saca tiempo de todos sus proyectos, entre los que destaca su función como entrenadora de la joven María Benach o Cedric Lluc.
Hablamos con ella en la reciente inauguración de Indoorwall Santiago de Compostela. Con Berta siempre hay muchas ideas interesantes a comentar. Como, por ejemplo, su visión sobre si es bueno o no que las nuevas generaciones de niños estén alcanzando niveles tan altos (y entrenando tan intensamente) con tan poca edad, como María Benach que a sus 12 años ya ha encadenado 7c+ y el pasado 30 de agosto se llevó su primer 8a con «La Xilum» en Montserrat.
¿Te motiva entrenar a niños?
No es que me motiven los niños, me motiva compartir mis experiencias; si puedo hacerlo con gente mayor también lo intento, pero los niños son más moldeables y tienen más necesidad de ti. Si desapareces ellos van perdidos.
¿Qué necesitan de un entrenador?
Les tienes que guiar, decirles qué ejercicios hacer y cuáles no. Tienes que insistir en el número de series, o para que hagan una vía más. Tienen unas gráficas muy claras de motivación durante los entrenamientos y cuando se han cansado lo suficiente empieza a bajar. Si tienes planeado un entrenamiento concreto, cuando baja la motivación es difícil mantenerles, casi es una súplica pero a la vez es divertido, es como un juego.
Con tanta energía, ¿no entrenan de más?
Los críos no sobreentrenan, pero es fácil que se pierdan y se pongan a jugar o a hacer bloque con alguien.
¿Es importante que sean disciplinados a la hora de entrenar?
Si tienen un objetivo concreto a nivel físico es importante que el cuerpo tenga unos minutos de reposo y unos ejercicios concretos cada día; que no se junten todos y sea desordenado. Así su cuerpo crece organizado.
“Los niños son los que buscan escalar para sacar la energía”
¿Piensas que es beneficioso o perjudicial que niños tan pequeños estén en un nivel tan alto?
Es un debate que no se acabaría nunca. Yo prefiero que un niño se haga daño en un tendón escalando a que se haga daño mirando la TV o jugando con un videojuego. Cuando publicáis noticias veo en los comentarios gente que dice que les tenemos esclavizados escalando. Como si nosotros los fustigáramos. Están equivocados, los niños son los que buscan escalar para sacar su energía. Me parece peor y me entristece mucho ver a un niño enganchado a una vídeoconsola. En mi casa eso no entrará.
¿Por qué crees que es bueno que escalen?
Les hace sacar todos los sentimientos que tiene el ser humano: alegría, tristeza, rabia, emoción… todo eso está dentro y hay que aprender a gestionarlo. Es muy enriquecedor para ellos. Puedes pensar que tienen mucha responsabilidad siendo pequeños, pero es el entrono el que les introduce las responsabilidades. Que ellos compitan y puedan demostrar en un momento concreto sus cualidades físicas y, sobre todo, mentales es, para mí, un lujo.
“Un niño con ganas y con intención no pierde nunca”
¿Te da pena cuando pierde uno de tus niños?
El niño gana siempre; si lo hace mal y se entristece me da pena pero a la vez no, hay que estar ahí y saber conducirlo. Un niño con ganas y con intención no pierde nunca. El estado físico no es un valor en sí mismo, el valor es el esfuerzo que hay detrás.
Los niños deben ser alocados, sin miedo…
Alocados no hay muchos, valientes hay algunos y es divertido verles porque disfrutas. Ves que siguen y siguen hasta que se caen.
“Lo que da miedo no es la caída sino escalar pasada la cinta”
¿Cómo se quita el miedo?
Lo que da miedo no es la caída sino seguir escalando pasada la cinta una vez que están cansados. Es igual con los mayores, forzar movimientos duros después de pasar la cinta es lo más difícil de transmitir. Quiero borrarles esa sensación.
¿Qué tal ha sido para ti dejar de competir?
Al principio fue duro, es como sacar un pez y dejarlo fuera del agua. En 1996 fue mi primera competición y he estado ahí hasta hace dos años. Siempre me he regido por fechas, competiciones, ciclos de entrenamiento y, de repente, me vi en un océano en el que no sabía por dónde empezar a nadar.
“Cuando has tocado techo o te mantienes o pierdes posiciones.”
¿Por qué lo dejaste?
Era una cuestión evidente. En mi caso no estaba para internacionales y en nacionales ya había ganado todo en diferentes años. Cuando has tocado techo o te mantienes o pierdes posiciones. Son muchos años.
¿Cómo lo superaste?
En algún punto pensé: “Ayer fue el Campeonato de España” y me di cuenta de que no me había preocupado en esa semana. Estaba escalando y de repente me acordé y quise saber qué había pasado. Empiezas a estar curada de la cabeza.
¿Cómo era tu vida cuando competías?
Pasaba muchas horas en el rocódromo, recuerdo estar encerrada sin ver el sol y pensar en la gente que estaba escalando en roca. Veía resultados de chicas que escalaban también en roca mientras yo estaba encerrada pensando en la competición de dentro de un mes. Ahora lo veo como una locura.
“Si hubiese un túnel del tiempo volvería para poder competir con sentido”
¿Cómo ves esa etapa ahora?
Lo veo lejos, aunque lo añoro un poco, me lo pasaba muy bien y si hubiese un túnel del tiempo iría atrás para poder competir con sentido.
¿Qué proyectos tienes para el futuro?
Ahora mismo tengo muchos proyectos. El proyecto de Indoorwall nos ha llevado mucho trabajo a mi marido y a mí. Ahora hay muchas cosas que me quitan tiempo y en cuanto tengo un fin de semana entero nos vamos a escalar por ahí dos días.
¿Hace mucho que no escalas?
Hace mucho que no estoy más de dos días en un sitio seguido, eso de probar una vía durante cuatro días hasta que te la sabes hace por lo menos dos meses que no lo hago. Como no tengo tiempo intento buscarme los días para poder hacer un par de entrenos en rocódromo, en casa, o ir a hacer pesas en el gimnasio. Me gusta salir a roca estando fresca para poder aprovechar el día, siempre se me acaban complicando las semanas, y al final el día que decido ir a escalar es el día que llueve, eso me pasa mucho.