Formó cordada con Joan Nubiola y abrió grandes vías clásicas en Montserrat y otros macizos, además de ser un pionero también del esquí y del trailrunning. Fue condecorado el noviembre pasado con la insignia de oro de la FEEC (Federació d’Entitats Excursionistes de Catalunya).
Josep Maria Torras Homet nació en 1926 en Barcelona y acabó residiendo en Castellar del Vallès, localidad muy cercana al macizo de Sant Llorenç del Munt. Fue en este lugar donde inició su polifacética actividad montañera.
Desde muy joven se interesó por la escalada, empezando de forma autodidacta y muy precaria. En 1944 participó en un curso del CADE (Centro Académico de Escalada del Centro Excursionista de Cataluña), del cual fue socio, con la particularidad de que fue impartido por un mito de la época, el pionero Jordi Panyella «Pany«.

Poco a poco inició una forma de entender la escalada que aplicó a lo largo de sus 72 años de actividad, caracterizado por una frecuente exposición, mínimo uso de material y una búsqueda de las líneas más logicas y naturales de vencer las agujas y paredes, gozando de una vista e intuición innatas a la hora de trazar las vías.
Siendo siempre fiel a este estilo y a un modo de ver las cosas cargado de ironía y humor, conoció en 1945 al amigo ideal con el que compartió más de medio siglo de escaladas y filosofía de vida: Joan Nubiola i Callís.
No en vano adoptaron un lema que rezaba: «arrampicare divertendosi«, que en italiano significa escalar divirtiéndose. Los dos formaron un tándem único que acabó autodenominándose «la cordada centenaria«, abriendo unas 50 vías en Montserrat, destacando sobre todo las clásicas chimeneas de inteligente y elegante trazado como las Torras-Nubiola y Nubiola-Torras (T-N y N-T) de la pared de Sant Jeroni, o las de la Figuereta y del Sabre, entre muchas más.

A su lista añadieron docenas de agujas vírgenes y nuevas vías por aristas expuestas y fisuras evidentes, sumándose otros lugares como Sant Llorenç del Munt y en la sierra de Busa, abriendo allí una tremenda chimenea de 150 metros no repetida hasta 50 años más tarde.
Hicieron repeticiones de prestigio fuera de Cataluña, como la chimenea Pany-Haus del Pisón y en 1955 la 3ª al Puro de Riglos. En los Picos de Europa Josep M. Torras se encordó en 1953 con la incansable cazaprimeras Antònia Caparrós, consiguiendo la primera femenina de la Teógenes-Carletto de la Peña Santa de Castilla. Junto con Nubiola y otros, Torras también escaló en las Calanques (Francia), Dolomitas y Austria.
Aparte de la escalada, que Torras también practicó con otros compañeros e incluso abriendo vías solo y sin cuerda, hizo acopio de miles de ascensiones en montañas de toda la geografía peninsular.
En su haber llegó a contabilizar 400 ascensiones a tresmiles de los Pirineos (42 veces el Aneto), centenares de dosmiles, todos los tresmiles de la Península y Canarias, los 50 techos provinciales de España y los 41 techos comarcales catalanes.
En 1945 se calzó los primeros y rudimentarios esquís, y a lo largo de su carrera llegó a subir al Aneto 19 veces con esta modalidad. En los Alpes coronó cimas como el Mont Blanc, el Monte Rosa, el Breithorn y el Gran Paradiso. También hizo actividad en la cordillera del Gran Atlas (África) y en Australia.
En 1978 fue cofundador del histórico Grup Cavall Bernat junto con Joan Nubiola y su amigo y gran montañero catalán Josep Barberà i Suqué.

También pionero de la espeleología y el trail running
No teniendo suficiente con la montaña, Josep M. Torras también fue pionero en la espeleología, haciendo importantes campañas de exploración en los años 40 en el Garraf y otras regiones, llegando a participar en una expedición en Sumatra (Indonesia) con el GES del CMB (Grup d’Exploracions Subterrànies del Club Muntanyenc Barcelonès), del que fue socio.
En este ámbito conoció otro ilustre de la escalada en Cataluña, Josep Manuel Anglada, que también hizo sus pinitos en esta modalidad, así como a su futura esposa y madre de sus tres hijos, Anna Maria Pallejà, auténtica pionera que lo ha acompañado en sus numerosas actividades.
En la década de los 80 añadió a su ciclo vital la pasión por recorrer enormes distancias por montaña y ciudad, apuntándose a todas las carreras y marchas del país que pudo, en un momento en que el trail running no tenía aún ni nombre.
Llegó a acumular más de 27 maratones y 41 carreras de 100 km o más, entre ellas la de los monasterios de Ripoll-Poblet de 179 km, o la Granada-Veleta de 50 km y 2800 m de desnivel positivo. Su última maratón fue la de Boston, en 2004.
Gran divulgador
Otra faceta que le caracterizó fue la de divulgar. Escribió muchos artículos, revisó mapas, guías y libros, y se convirtió en un punto de referencia y consulta de multitud de amigos e interesados de las diversas disciplinas que practicó.
Participó en dos películas de Estimball Films: Pioners (2014) y NTB (2016), siendo en esta última uno de los protagonistas junto con Barberà y Nubiola. También colaboró activamente en el film La Roca del Pastor (2018), de Dani Sagrera y Raül Esteve.
En el año 2006 la FEEC (Federació d’Entitats Excursionistes de Catalunya) hizo distinción a Torras y Nubiola por su trayectoria deportiva, y en noviembre de 2019, haciendo justo honor a la petición realizada por el Centre Excursionista de Castellar del Vallès (antigua SEAC), del cual ha sido socio ilustre hasta sus últimos días, la FEEC decidió otorgar a Josep M.Torras la insignia de oro por su excepcional y dilatado currículum montañero.
Sirvan las presentes líneas como homenaje a su persona. EPD.

Los autores de este texto han tenido el privilegio de encordarse con Josep M. Torras en tres momentos muy importantes para él:
Martí Llobet participó en la última escalada de la cordada Torras-Nubiola, que fue en 2002 en la Castellassa de can Torras (S.L.Munt) junto con Miquel Trujillo, y también estuvo en la última escalada de Josep M. Torras, que coincidió en 2014 en el lugar de su primera escalada con cuerda 72 años antes, en la roca del Esquirol (S.L.Munt), a los 87 años y junto con Jordi Cerdà.
Los hermanos Òscar y Albert Masó García participaron en la última vía abierta por Torras, la MTM Masó-Torras-Masó (Sierra de l’Obac), en 2011 y a los 85 años, que discurre precisamente por una chimenea
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