Al principio fueron los faros. La línea de luces que se difuminaba en el oscuro horizonte era la guía del navegante. Luego las estrellas hicieron del sextante una herramienta indispensable para afrontar la soledad del camino en la mar. Hoy tenemos el sistema GPS que, dejando de lado las cangrejas y los timones, hacen que nuestra navegación por tierra sea más sencilla, más rápida y sobre todo, más cómoda.
Carlos Puch ha publicado cuatro libros sobre este genial sistema, con la editorial Desnivel. Ha pasado más de media vida entre las cavidades húmedas de su afición espeleológica y entre sistemas de coordenadas, cartografía y demás parafernalia aeroespacial. Viene a la Librería Desnivel para ofrecernos unos, a buen seguro, valioísimos consejos sobre la utilización de los Navegadores para coche. Escuchamos atentamente sus palabras de cómo hacer para no perdernos a las primeras de cambio y cagarla con nuestro destino. Y, obviamente, le entrevistamos.
¿Cuándo fue la última vez que se perdió?
Pérdidas serias serias, sólo recuerdo una, yendo de cuevas. Dentro de una cueva es fácil perderse y se convirtió en una situación bastante rocambolesca, pero pérdidas más allá de eso no he sufrido nunca.
Has publicado cuatro libros con Desnivel, ¿como surgió esa pasión por los GPS?
Pues por mi trabajo en el Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA). Allí se maneja mucha información relacionada con alta tecnología, con programas espaciales etc., y llegó a mis manos en el año 92, si no recuerdo mal, un folleto americano donde aparecía un soldado americano en mitad de las dunas del desierto, perdido, en mitad de la nada, sin referencias, con un cacharro bien grande, como una caja de puros, que te decía exactamente las coordenadas de posición.
Aquel objeto me pareció mágico y absolutamente deseable, porque en espeleología, mi pasión número uno, ser capaz de localizar un agujero en mitad de un desierto de piedra como los que hay en Pirineos o Picos de Europa, y poder volver una y otra vez, sin referencias, con niebla, de noche….no tiene precio. Descubres que hay magia.
¿Cómo y por qué lo de la espeleología?
Eso sería remontarse a la niñez prácticamente (ríe abiertamente). Tenía amigos que la practicaban, allá por el 72, y era una afición que no me atraía demasiado, lo que me gustaba era tocar la guitarra. Pero un buen día me llevaron a una cueva y aquello me gustó, repetí y con el paso de los años te llega a apasionar tanto que te dedicas a ello en cuerpo y alma. Empleas mucho tiempo; explorar, topografiar, publicar. La espeleología exige mucho.

¿Ha publicado guías de espeleología?
Mis primeras guías están relacionados con las cuevas, sí. Hice un atlas de grandes cavidades españolas, cuya primera edición salió en el año 81. Eran 200 páginas. Después salió un segundo libro, ya con 400 páginas y por último en el año 98 se editó uno con 816 páginas, lo que por una parte habla de como han evolucionado las exploraciones en España y de cuantas nuevas cavidades importantes se han descubierto.
Mucha gente utiliza aparatos e instrumentos sin saber realmente cual es su funcionamiento. En líneas generales, ¿cómo funciona un GPS?
Un GPS, dicho de modo muy rápido, es una radio. Es un receptor, no transmite nada, a menos que utilices un sistema para ello. Es una radio, pero no una radio cualquiera, si no que recibe señales que transmiten unos satélites que están a 20.000 kilómetros en el espacio, en unas órbitas muy precisas y que en esa señal de radio que se transmiten va la información que el receptor utiliza para determinar una posición. En los últimos años los aparatos de GPS, debido a la demanda creciente, han ido evolucionando, se les ha incorporado cartografía, pantallas a color…
Ahora hay muchos aparatos que incorporan GPS; desde móviles a relojes. ¿Son todos realmente fiables?
El receptor GPS es muy parecido con independencia del aparato en que se utilice. La precisión que pueden obtener es muy similar, lo que sucede es que la precisión de un GPS se ve condicionada por varios factores. La primera es que el receptor no recibe señales bajo techo, uno debe encontrarse al aire libre y tener una visión lo más amplia y despejada del cielo.
Sí tú estando en el exterior te encuentras en un lugar encañonado, o con una vegetación muy tupida y no puedes recibir las señales de la manera correcta, lo que haces es degradar el funcionamiento del GPS. La diferencia entre unos aparatos y otros no estriba en el microchip, sino en si llevan cartografía, si la interfaz de usuario esta más o menos conseguida…
¿Cómo va a afectar el nuevo sistema de desarrollo de satélites europeo a los actuales GPS?
El Galileo. Estamos reinventado la rueda. Ya existe el GPS, y se está desarrollando un sistema análogo al GPS. El problema actual es uno nada más, y es que los gestores de la tecnología GPS son militares estadounidenses, quienes en cualquier momento, de manera unilateral, pueden decidir que esa tecnología deje de estar abierta al público general. Entonces Europa siente que existe una dependencia tecnológica muy grande y poco deseable, con respecto a los americanos. Por esta razón se ha decidido realizar un proyecto propio que va a permitir a Europa tener cierta autonomía.
El problema es que Galileo está tardando mucho, a punto ha estado de quedarse sin las bandas de frecuencia que necesita para transmitir, y la verdad, detrás de Galileo también hay una ocasión para la industria aeroespacial europea de crear empleo, hacer dinero…
¿Cómo ha cambiado el GPS la aventura, nos hace menos autosuficientes?
Bueno, pasa un poco lo mismo con todo. Disponemos de tejidos magníficos, de telefonía móvil que te permite comunicarte con el otro lado del mundo, ahora que tenemos GPS las cosas son más fáciles que antes. El espíritu aventurero puro de los exploradores de antaño ya no existe, pero eso no significa que uno no tenga que buscarse la vida muchas veces.
¿Se puede convertir el GPS en un entretenimiento?
¡Ya lo creo que sí! De hecho una buena porción de usuarios, sobre todo al otro lado del Atlántico, se dedican a aplicaciones que son puramente lúdicas. Ya ha nacido el GeoCatching, que consiste en enterrar un tesoro en un lugar determinado, tomar cuidadosamente su posición y publicar en Internet unas coordenadas, una vaga descripción. Luego la gente puede ir con su GPS, buscar el lugar y si encuentra el tesoro puede dejar algo a cambio, a veces hay un libro de firmas o una cámara desechable. Ese es uno pero hay bastantes más de ese tipo. Juegos del empleo del GPS al aire libre.
¿Podría la DGT prohibir los navegadores?
Pues no me extrañaría que lo pudiesen llegar a hacer. Cualquier elemento que te obliga a distraer tu atención de la conducción puede ser peligroso. Más aún hoy en día que las casas, por aquello de ser competitivo, incluyen opciones accesorias como guías de conversación, mp3… cosas que tienen más que ver con los pasatiempos. Además los colocamos mal, ya que suelen ir en el centro del parabrisas, cuando debería ir en un lugar cómodo para el conductor, cercano a sus manos y a su visión.
Tus libros están dedicados, ¿quién es Ana?
Ana es mi mujer (inesperadamente su gesto se vuelve risueño). Mi inspiración, la razón de ser de todo lo que hago. Ana y yo nos conocimos, nos casamos a los cuatro meses y ya llevamos 23 años juntos. Nos conocimos en las cuevas, ella vino a hacer un curso y yo era el profe…