La edad no es un impedimento para realizar una actividad física. Y qué mejor muestra para apoyar esta teoría que viendo el ejemplo de Blondie, Rudi, Horst y Hering, cuatro jubilados alemanes apasionados por la escalada que acuden cada día a un rocódromo para hacer lo que más les gusta.
Su definición de lo que significa la escalada para ellos es toda una declaración de intenciones:
- «Escalar lo es todo»
- «Cuando paso el día en la montaña estoy totalmente relajado y en armonía con el mundo»
- «Empecé a escalar y nunca dejé de hacerlo. Creo que eso también es importante»
- «Escalar es mi auténtica vida»
Rudi, de 68 años, es el más joven del grupo. Erwin Weich, al que todos llaman Brodie, es el más veterano. Cuenta que «tiene 83 años y lleva 66 en total escalando».
«Todos éramos alpinistas. En nuestra juventud pasábamos mucho tiempo en la montaña», añade Brodie. Horst rememora con nostalgia lo fuertes y salvajes que eran. «¡Movíamos montañas!«, añade.
«Cuando te haces mayor se hace más y más difícil encontrar compañeros de escalada» cuenta Brosie, que además lamenta ver cómo algunos de sus antiguos compañeros murieron hace unos años.
Herwig explica que empezó a practicar escalada indoor para mantenerse en forma. Un día animó a sus compañeros a probarlo, y cuanto entraron en el gimnasio quedaron alucinados. Se deshace en elogios hacia Blondie, al que define como un fenómeno.
«Cuando le ves escalar te das cuenta de lo bueno que tuvo que ser en su juventud, seguramente uno de los mejores escaladores de Alemania en la década de los 50 y 60. Tiene una motivación extraordinaria. Por ejemplo, cuando estamos cansados tras hacer seis o siete rutas, él siempre nos acaba empujando para hacer dos más».
Blondie da la explicación de por qué le apasiona la escalada. «Cuando empecé a hacerlo supe que era la elección perfecta para mí. Pienso que cuando tú sientes que estás haciendo lo correcto es fácil seguir haciéndolo»
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