«Era feo, muy feo. El Feo de Pau le llamaban. Pero ese cuerpo desgarbado y esos rasgos faciales exagerados, rotos siempre por una semisonrisa cargada de dulzura, encerraban una de las más bellas personalidades que he tenido oportunidad de conocer», escribía Paco Aguado tras conocer que un mal 30 de julio de 2006, Rainier Munsch Bunny había fallecido mientras rapelaba en el macizo de Gourette. Bunny era, y seguirá siendo, uno de los más destacados pirineístas, apasionado de las jornadas laboriosas en pared y del compromiso con la roca: «No se pueden conseguir grandes cosas sin asumir riesgos», dijo Bunny en una entrevista concedida a Desnivel.
Este junio, aliados de su estilo, Toño Carasol y Armand Ballart formaron cordada para poner todo su ingenio, ilusión y empeño en dedicarle una buena vía en Riglos al añorado escalador francés. Para ello se han valido del paño virgen, del evidente espacio, disponible entre las vías Serón-Millán y El Pájaro, cruzando la vía Micomicón por su parte media y saliendo hacia la «arrogante» columna que aún restaba virgen en el Mallo Pisón. Una escalada lógica, aunque no por ello menos atrevida, que discurre durante 300 metros cotados como ED- y A3.
Ruta dura y espinosa

Este nuevo itinerario lo concluían el 6 de junio, tras pasar siete intensas jornadas, sin establecer vivacs en la pared, trabajando en la roca, dando como resultado, en palabaras de Armand Ballart, «una escalada combinada, muy exigente en conjunto», algo que se debe en gran parte al reto de no perforar en las tiradas y a una roca, en ocasiones, altamente delicada. «Aprovechando minuciosamente cada una de las posibilidades de un terreno muy vertical y desplomado, solo han sido colocados tres espits en el L4, lo que da una ligera idea del alto grado de artesanía empleado». A lo largo de la ruta, no obstante, quedaban enlazados todos los puentes de roca utilizados (cerca de 30), una docena de plomos y catorce clavos y las reuniones perfectamente equipadas con parabolts, para facilitar una ascensión que «se pronostica dura y espinosa».
En una intentona frustrada de repetición, poco después de la apertura, una cordada francesa lograba llegar hasta la quinta reunión después de una larga jornada de esfuerzos. «Destaca que los dos primeros largos son los más rápidos y asequibles. No confiarse porque a partir de la R2, la historia cambia y la exposición aumenta», confirma Ballart. «Hay que emplearse a fondo en la cuarta tirada, y tras un breve respiro en la parte central, los tres ultimos largos vuelven a pasar factura por su compromiso y difícil retirada».
«En definitiva, una vía que le hubiera gustado a Bunny», concluyen los aperturistas de un itinerario que a la vista de la reseña y el material aconsejado hace estremecer el espinazo al más templado.
Recomendación de material: Llevar unos 10 pitones variados, algunos cortos, un bong, un cango, algún plomo, falquitas de madera, cordinos variados, un juego de fisureros, aliens (rojo y naranja) y los camalots 1,2 y 3.
Fuente: Armand Ballart e Ignacio Cinto